Gurea va al grano: arroces y más

Richard Etherington y Lucas en cocina, complementados con Juan Carlos Morín y Elena en sala ofrecen una experiencia única

Un arroz seco, sabroso y en su punto, con el exquisito socarrat. | | E.D.

Un arroz seco, sabroso y en su punto, con el exquisito socarrat. | | E.D. / Sergio Lojendio

Sergio Lojendio

Sergio Lojendio

Sentarse a comer con vistas a un viñedo y con las aguas del Atlántico perdiéndose en la línea del horizonte no tiene precio, más aún cuando cae la tarde. No se trata de una acuarela costumbrista, tampoco de una postal ni siquiera de una foto fija; este lugar tiene nombre y además es real: Arrocería Gurea, en el municipio tinerfeño de El Sauzal.

Este restaurante habita en una soberbia casona canaria que luce orgullosa el blanco impoluto de sus fachadas, los tonos marrón de las maderas, la neutralidad de la piedra y el rojo oscuro de la cubierta de los tejados, asomando su imponente silueta, apreciable ya desde la distancia, cuando se enfila por el Camino del Salto del Gato, entre un paisaje dominado por tierras de cultivos que reivindican el valor –acaso la nostalgia– de un fértil pasado rural.

Tras la vendimia, la viña ahora se encuentra en fase de reposo, mientras se nutre a la espera de que llegue el tiempo de la poda, el inicio de un nuevo ciclo vital.

El equipo de Gurea no descansa. Con Richard Etherington en cocina, chef de origen escocés pero canario de adopción –no en vano lleva una treintena de años afincado en la Isla, donde ya ha dejado sobrados detalles de su enorme profesionalidad, deleitando los paladares tanto de tinerfeños como de foráneos– , acompañado de Lucas, un italiano de raíz y espíritu, forman un tándem perfecto que aviva los fogones, ya sea preparando los sabrosos fondos, cortando verduras, agitando salsas...

La combinación perfecta se traduce en sala, con la presencia de un sumiller de la categoría de Juan Carlos Morín –acompañado de Elena–, un profesional de amplia y reconocida experiencia, capaz de destilar ese dominio natural que transmite a los clientes el preciso grado de confianza y hospitalidad, la misse en place, que convierte cualquier comida en una plácida y agradable experiencia. El resultado de esta ecuación se traduce, de manera inevitable, en una carta donde si bien los arroces se elevan como los grandes protagonistas, también conviven con otros platos, ya sean entrantes, carnes o pescados.

Con todo, tras el prólogo de un agasajo en forma de una pasta de garbanzos con pimentón y un almogrote de la casa, bien logrado, la sorpresa tiene nombre de zamburiñas a la plancha, chisporroteantes y sencillas, con una mantequilla de limón, sabrosas, y es que no precisan nada más.

A continuación, un arroz seco con alcachofas, producto de temporada, y la presa, el grano en su punto, sabroso y compuesto con ingredientes de calidad, suelto y acompañado por esa sensación tan especial de raspar el fondo y atrapar el mágico socarrat.

La gama de arroces se amplía a los melosos y también a las fideuás, además de bacalao, rejo de pulpo, carrileras de cerdo, vaca gallega madurada... ¡Ahh!, y una tarta de queso que recoge mul y un elogios.

(Arrocería Gurea, Camino Salto del Gato, 61, El Sauzal, Tenerife; horario, lunes de 12:30 a 16:30; martes y miércoles, cerrado: jueves de 12:30 a 16:30; viernes y sábado, de 12:30 a 16:30 y de 20:00 a 23:00; domingos, de 11:00 a 16:30; tfno.: 628 80 62 74).