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El divulgador científico Daniel Marín, minutos antes de su charla en el Museo de la Ciencia y el Cosmos. | | CARSTEN W. LAURITSEN

Daniel Marín: «En el espacio estamos a expensas de los caprichos de Jeff Bezos y Elon Musk»

"En la cumbre de las Islas vamos a poder ver muchos satélites a simple vista", asegura el astrofísico

Daniel Marín se define como un astrofísico «de formación» pero divulgador científico «de pasión». El profesional participó esta semana en una charla organizada por el Museo de la Ciencia y el Cosmos, en Tenerife, en la que trató de trasladar al público la importancia de la regulación de las megaconstelaciones de satélites, que, asegura, están ensuciando el cielo y pueden poner en riesgo nuestro patrimonio cultural.

¿Cuántos objetos orbitan nuestro planeta?

La cifra exacta depende de cómo se clasifiquen los objetos y si están activos o no. En lo que se refiere a la basura espacial el número exacto no se sabe porque son miles de objetos y cuantos más pequeños, más hay. Lo importante es que con respecto a los satélites activos, más de la mitad son Starlink y que, en el futuro, la mayoría van a ser satélites de megaconstelaciones de comunicaciones.

¿Por qué se está hablando ahora tanto de satélites cuando llevamos años lanzándolos?

La diferencia es que en los últimos años han surgido muchos proyectos de megaconstelaciones, que, como su nombre indica, son muy grandes. Si bien es cierto que las megaconstelaciones existían desde hace tiempo, sirviendo para un mismo propósito como los GPS o los satélites de observación terrestre, lo que ha cambiado es que ahora hay interés en poner muchos de estos objetos en órbita baja. Piensa que las constelaciones de GPS están a bastante altitud y algunas en órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros, pero ahora se trata de ponerlos en órbita de entre 500 y 1.500 sobre la Tierra. Esto ocurre porque son satélites de comunicaciones e interesa que la latencia –lo que se tarda entre que uno envía una petición de bajarse algo de internet y lo que tarda de vuelta– sea lo menor posible. Para eso, los satélites tienen que estar muy cerca de la superficie terrestre. El problema es que si están muy cerca, necesitan muchos satélites para cubrir toda la superficie. Si, además, quieres obtener un ancho de banda enorme, todavía requieres más satélites.

¿Qué empresas están detrás de esta carrera por conquistar la órbita baja?

Hay muchas. La principal y más conocida es SpaceX, la empresa de Elon Musk, con Starlink. Pero también tenemos OneWeb, una empresa con participación europea, que ya tiene más de 600 satélites en órbita baja a 1.200 kilómetros de altura. Luego tenemos otras constelaciones que todavía no se han lanzado, pero que lo harán casi con total seguridad. Entre ellas están Kuiper, de Amazon, que en una primera fase va a lanzar más de 3.000 satélites con posibilidad de ampliación. También tenemos constancia de los planes de China para crear una megaconstelación de 13.000 satélites, o Corea con Samsung y la empresa estadounidense Astra. Son muchos proyectos, pero habrá que ver si salen adelante porque evidentemente no hay mercado para todos. En este sentido, no podemos olvidar las megaconstelaciones militares, porque el Pentágono también está desplegando una megaconstelación que en este caso no es solo de comunicaciones, sino otros para detectar y seguir lanzamientos de misiles y una serie de capacidades militares.

El motivo que esgrimen las empresas para lanzar megaconstelaciones es llevar internet a todos los rincones del mundo, ¿crees que el motivo justifica el daño ambiental que provoca?

Yo creo que no, pero es una opinión personal porque, al no existir una regulación, no se puede evitar. Ahora mismo, el problema que tenemos es que no hay ninguna regulación internacional. El espacio es el salvaje oeste, cualquiera puede lanzar y poner en órbita lo que le dé la gana. Cada país y empresa va por su cuenta y estamos a expensas de los caprichos de billonarios y millonarios como Elon Musk y Jeff Bezos.

"Si todos estos proyectos salen adelante, vamos a tener tantos satélites como estrellas"

¿Cuáles son los principales impactos de las megaconstelaciones?

El principal aspecto es la contaminación lumínica del cielo. Si todos estos proyectos, o la mayoría, salen adelante vamos a tener prácticamente el mismo número de satélites – o un orden de magnitud comparable– que estrellas visibles. Tendremos una contaminación visual que se va a hacer evidente en los sitios más oscuros. En la cumbre de las Islas vamos a poder ver muchos satélites a simple vista, según la época del año y cerca del amanecer o al anochecer. Luego hay un impacto en la astronomía profesional y amateur, porque si pasa un satélite puede arruinar los datos profesionales o una fotografía del cielo. Además, muchos radiotelescopios no van a poder funcionar en determinadas frecuencias. Asimismo, al ponerlos en órbitas bajas, aumenta el riesgo de que caiga un trozo de satélite a la Tierra, un problema hasta ahora inexistente.

Este daño se empezó a notar hace relativamente poco, pero se ha advertido en innumerables ocasiones, ¿por qué no se ha conseguido un consenso internacional para su regulación?

Principalmente porque no hay voluntad. Estamos en una época de guerra fría en China por lo que, además, influye el interés militar de las megaconstelaciones. Hay que tener en cuenta que el hecho de poder tener comunicaciones en todo el mundo ya es una ventaja militar y así lo está demostrando Starlink en la guerra de Ucrania. Pero además, las megaconstelaciones son indestructibles.

¿Por qué son indestructibles?

Los satélites, en general, son muy delicados. Existen armas antisatélite que pueden destruir uno de estos objetos. Con las megaconstalaciones esta destrucción se complica. Al fin y al cabo, si tienes miles de satélites, a lo mejor puedes destruir dos, tres, cincuenta o incluso cien, pero sigues teniendo miles. Por eso son indestructibles. Y esa capacidad para los militares es muy interesante.

Mientras se ponen de acuerdo los satélites se siguen acumulando, ¿crees que la regulación llegará a tiempo antes de que el cielo quede totalmente contaminado?

Todavía estamos a tiempo porque hay miles de satélites Starlink pero todavía margen para toda la decena de miles que se quiere lanzar. Todavía hay tiempo de presionar para regular las órbitas y su brillo.

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