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Los maestros celebran su día y reivindican la pasión de enseñar

Una profesora jubilada y una nueva docente hablan sobre

este oficio vocacional en el que nunca se deja de aprender

Pimba García (I) e Isabel Moro.

Los maestros celebran hoy su día reivindicando esta profesión eminentemente vocacional y tan importante para dar forma a una sociedad sana y plural. Mucho cambian las cosas en los colegios con el paso de los años pero aspectos como la importancia de formar en valores se mantienen intactos. Y precisamente estos son temas que destacan dos docentes que se encuentran en puntos opuestos de su carrera: Pimba García es maestra jubilada mientras que Isabel Moro empieza a trabajar siendo la maestra más joven de la provincia tinerfeña.

Pimba García Hernández tiene 65 años y lleva cinco años jubilada, aunque como ella misma reconoce, «un docente no puede dejar de leer, y yo no lo he hecho a pesar de estar jubilada, porque los profesores debemos ser curiosos durante toda la vida». Isabel Moro Domech tiene tan solo 22 años, es natural de Almería y ahora mismo da clases en el CEIP Las Delicias. El magisterio es, para ella, una profesión vocacional: «Siempre tuve claro que quería trabajar con los niños más pequeños pero estudié la carrera universitaria porque mis padres querían que lo hiciera. Sin embargo, en la facultad me di cuenta de que no solo me gustaban los niños sino que me apasionaba la educación».

Pimba García comenzó a trabajar alrededor de 1980 por lo que vivió la entrada en vigor de la Logse, con todos los cambios estructurales que ello supuso. «Tuve esa suerte», resume, ya que «creo que fue un cambio a mejor, pero si no hay voluntad no se podrán realizar mejoras, porque es difícil navegar a la contra». La profesión de maestra es, para ella, al igual que para Moro, vocacional.

«Considero que soy una gran comunicadora y como tal siempre me gustó darme a los demás y facilitar las cosas, características que tiene cualquier persona que se dedique a la función pública», afirma la profesional jubilada quien añade que haberse formado en el Hogar Escuela, bajo la filosofía de San Juan Bosco y de las salesianas, marcó parte de ese afán por dedicarse a la educación.

«La Logse fue un cambio a mejor, pero si no hay voluntad no se podrán hacer mejoras»

Pimba García - Maestra jubilada

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«Trabajar en El Hierro durante tres años me fortaleció y me hizo peculiar»

Pimba García - Maestra jubilada

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Tras cursar sus estudios de Magisterio, también estudió una segunda carrera universitaria en la década de 1990, y a lo largo de su vida ejerció en diferentes Islas. «Creo que todos los docentes de Canarias deberían trabajar en algún momento en una isla no capitalina para aprender lo que es un territorio fragmentado y descubrir las necesidades y carencias de cada lugar, y porque ayuda a la madurez del profesional», relata la maestra, quien recuerda que trabajó en El Hierro durante tres años, una experiencia que «me fortaleció y me hizo peculiar».

No obstante, lamenta que «la sociedad actual nos ha hecho más débiles y la gente es más quebradiza porque lo logran todo con tanta facilidad que, ante la más mínima dificultad, se ahogan en un vaso de agua». Moro también ha dejado su tierra natal para ejercer de maestra. En su caso, Moro explica que se trasladó a Canarias porque el sistema de oposición de Andalucía y Murcia da prioridad al interino con experiencia y no tanto a novatos como ella, además de que la Educación Infantil está saturada en esas dos zonas. «Canarias era la comunidad autónoma que más posibilidades me ofrecía para empezar a trabajar cuanto antes», resume Moro. Añade que «quería comenzar una vida nueva e independiente y las islas me daban esa oportunidad» y afirma que «la experiencia está siendo inmejorable y siento que este es mi sitio; he coincidido con gente que me trata genial, que me hace sentir muy bien y estoy a gusto con mis niños».

«La Educación es la base de una sociedad y hay que darle la importancia que se merece»

Isabel Moro - Maestra

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«Tengo la posibilidad de asentar las bases en un grupo de niños, y eso es una maravilla»

Isabel Moro - Maestra

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En este sentido, Pimba García habla de la importancia de trabajar también en diferentes lugares, en zonas de costa, de medianía o en centros privados ya que el contexto sociocultural cambia y por tanto la forma de enfrentarse al aula. En cualquier caso, destaca la importancia de la lectoescritura en la formación de los más pequeños que es, además, un aspecto que se mantiene a lo largo del tiempo. Así, explica que su hija estudió Magisterio en el año 2000 y en ese momento se seguían empleando los materiales que usaba su madre en el aula mientras ejerció como maestra. «Están de plena actualidad porque si existe la inquietud, estudiaremos constantemente y podremos reciclar lo que empleamos hace años».

Por su parte, aunque Moro lleva poco tiempo trabajando en el sector afirma que «estoy aprendiendo mucho, y la Educación es la base de una sociedad, por lo que hay que darle la importancia que se merece». Así, añade que, «como maestra, tengo la posibilidad de asentar las bases en un grupo de niños, y eso es una maravilla» y puntualiza que «no solo explicamos aspectos básicos sino que hacemos mucho más, asistimos a la formación de la personalidad de un niño y eso es una pasada». Y por ello, algunas de las cosas que más le gusta trabajar con los niños es la autonomía y la inteligencia emocional.

En este Día del Maestro, Pimba García destaca no solo esta figura sino también la de las familias, que deben formarse también en las escuelas. «De hecho, yo los evaluaba también cuando daba clase», recuerda la jubilada quien añade que «es muy importante contar con las familias en etapas como la Educación Infantil, porque es cuando se proyecta la persona que será en el futuro, y en Secundaria, porque tiene lugar una crisis importante de personalidad, y si los padres participan en todo ello, la formación será redonda. Debe educar la tribu entera, no solo la escuela», reflexiona.

Isabel Moro sentencia que «queda mucho por hacer para que la sociedad valore lo que los maestros hacemos» pero reconoce que todo le compensa porque «aprendo mucho más de los niños de lo que yo les puedo enseñar a ellos y eso es algo que deberíamos hacer todos, escucharles y prestarles atención porque son pequeñas personas maravillosas», concluye.

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