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Imagen de Antonio Pérez Correa, «Toño».E. D.

Dan un teléfono para intentar esclarecer un asesinato de hace 20 años en Granadilla

El criminólogo Félix Ríos dice que desde ese número hubo muchas llamadas a la víctima

El criminólogo tinerfeño Félix Ríos solicita colaboración ciudadana para obtener datos que permitan contribuir al esclarecimiento de un asesinato cometido en el municipio de Granadilla de Abona hace cerca de veinte años. El autor o los autores de la muerte violenta de Antonio Pérez Correa, conocido como Toño, no han sido localizados ni detenidos hasta el momento. Y ahora dicho investigador privado aporta un número de teléfono móvil por si alguien lo relaciona con algún local de ocio nocturno o club de alterne del Sur de Tenerife de hace dos décadas, así como el nombre de una mujer, que supuestamente trabajaba en ese establecimiento. El motivo es que presuntamente desde dicho número se hicieron numerosas llamadas a la víctima en las horas previas a que recibiera un ataque mortal.

El cadáver de Antonio Pérez Correa fue descubierto en la mañana del 6 de enero del 2003 en el interior de la cantera de extracción de áridos en la que trabajaba, en la zona costera de Granadilla. Aquella mañana del Día de Reyes, sus compañeros localizaron el cuerpo del citado vecino de San Isidro, que tenía signos de haber recibido una brutal paliza.

Una madrugada de fiesta

Sin embargo, los hechos habían ocurrido casi 24 horas antes. En base a los datos que fueron recopilados durante la investigación, Toño salió «de marcha» entre la noche del sábado, 4 de enero, y la madrugada del domingo. Por circunstancias que se desconocen, dicho trabajador fue a la cantera de extracción de áridos, situada en las cercanías de la urbanización La Mareta (entre El Médano y Los Abrigos). Y en dicho enclave fue golpeado de forma muy violenta. Después de numerosas pesquisas, los investigadores de la Guardia Civil no obtuvieron indicios o pruebas suficientes que permitieran la detención y puesta a disposición judicial del presunto autor o autores de la agresión mortal. Por ese motivo, la autoridad judicial que llevaba el caso decidió archivarlo.

Félix Ríos manifiesta que «en el año 2019 logramos establecer un perfil de cómo podrían ser los autores de la muerte de Toño». Y, además, el citado criminólogo trasladó al Juzgado de Instrucción número 1 de Granadilla la posibilidad de repetir una serie de pruebas forenses que pudieran ayudar a esclarecer el asunto.

En base a esa documentación aportada, la jueza reabrió el caso el 13 de enero de este año y ordenó la práctica de las diligencias que se habían solicitado. Según el criminólogo tinerfeño, a investigadores de la Guardia Civil se solicitó que hicieran una serie de gestiones para avanzar en este ámbito, en base al perfil elaborado por el equipo de Ríos sobre los presuntos autores de la muerte.

Además, agentes del Instituto Armado llevaron a cabo una serie de entrevistas a personas del entorno de la víctima para tratar de hallar alguna pista sobre quién pudo estar interesado en acabar con la vida de Pérez Correa en enero del 2003. Sin embargo, esa actuación tampoco arrojó resultados positivos.

Tarjeta prepago

En opinión del criminólogo tinerfeño, «creemos que hay líneas de investigación que aún no han sido exploradas y que podrían dar algún resultado positivo». Una de ellas, aclara, es la identificación de la persona que en el 2002 y el 2003 era el titular del número de teléfono 652.031.869. Sin embargo, el mismo se corresponde con una tarjeta prepago de aquella época, en la que no constaba quién era su titular.

Los investigadores de la Guardia Civil plantearon la posibilidad de que ese número de móvil perteneciera a algún local de ocio nocturno o club de alterne radicado en el Sur de la Isla. «Tenemos razones para creer que la identificación del local al que pertenecía ese número podría contribuir a esclarecer el crimen», señala Félix Ríos.

En una llamada a la colaboración ciudadana, asegura que, «si eres del Sur de Tenerife, te pedimos que revises tus agendas de teléfono antiguas y móviles», con el objetivo de que se pueda identificar al titular del citado número (652.031.869), desde el que la víctima recibió numerosas llamadas horas antes de que fuera asesinado. También reclama ayuda en redes sociales por si alguien conoció algún local de ocio nocturno o club de alterne en Las Chafiras, en el municipio de San Miguel, o San Isidro, en Granadilla, donde en el año 2002 o 2003 pudiera trabajar una mujer que respondía al nombre de «Alicia».

Las últimas horas

La víctima tenía 26 años cuando fue golpeado hasta morir en la cantera. Dos días antes de que fuera localizado su cadáver celebró su cumpleaños. Estuvo con su novia hasta las tres de la madrugada del domingo, según la información que trascendió en su momento. Después de permanecer con su pareja en un baile que se celebró en San Isidro, la llevó hasta su casa, en Los Abrigos. Y, después, Antonio Pérez siguió de fiesta con un amigo. Ambos estuvieron en Verónicas a altas horas de la madrugada, donde cada uno se fue por su lado.

La llamada de la novia

En torno a las 9:30 horas del domingo 5 de enero del 2003, su novia llamó a su casa y preguntó si estaba allí. Un familiar de la víctima le respondió que no y telefoneó a Toño para decirle que su pareja había llamado para preguntar por él. A continuación, el joven Antonio habla con su novia y le dice que va de camino a San Isidro. Esta es la última comunicación que la víctima tuvo con su entorno más próximo. Sin embargo, Toño no fue directamente al domicilio familiar, sino que se dirigió en su Peugeot 306 de color azul a la cantera de extracción de áridos en la que trabajaba, donde supuestamente se había citado con alguien. De hecho, se cree que fue dicho trabajador quien abrió el acceso a las instalaciones, pues, al ser domingo, no había actividad laboral alguna en dicha zona, propiedad de un conocido empresario de la zona. Toño nunca salió de dicha cantera.

Su coche quedó en el aparcamiento de la empresa y alguien escribió en la luna trasera una expresión insultante en inglés. Desde aquel momento, la familia de Pérez Correa sigue a la espera de respuestas y lucha contra el olvido del asesinato cerca de dos décadas después.

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