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Josep Maria Antó Boqué Doctor en Medicina y Catedrático de Medicina de la Universidad Pompeu Fabra (UPF)

«La crisis climática traerá más pandemias como la del covid»

«La deforestación sube el contacto de virus que están en animales salvajes y los humanos», indica el doctor en Medicina y Catedrático de Medicina de la Universidad Pompeu Fabra (UPF)

Josep M. Antó Boqué, en el paseo de Las Canteras en la capital grancanaria. Juan Carlos Castro

Epidemiólogo de referencia internacional, Josep Maria Antó Boqué, participa hoy en las primeras Jornadas de Cambio Climático y Salud que organiza el Colegio de Médicos de Las Palmas. Un encuentro pionero en su campo que servirá para poner a los facultativos al frente de las respuestas a los problemas sanitarios que está trayendo y traerá la crisis climática en marcha.

¿Qué vinculación hay entre la aparición de nuevas enfermedades y la crisis climática?

Hay vinculaciones muy claras y además se conocen desde hace más de 20 años. Con la deforestación y los cambios en el uso del suelo, sobre todo en zonas como el Amazonas, lo que se está produciendo es un contacto cada vez más frecuente, y que no debería producirse, entre virus que están en animales salvajes y la especie humana. Este es el caso de Ébola, por ejemplo. De manera que hacedos décadas que hay una corriente, que se llama Una salud, que se basa en la relación muy intensa entre la salud humana y la de los animales. Llevan avisando de que un día va haber una desgracia y la ha habido, el covid es un ejemplo. Todavía hay dudas, al respecto. Hay dos hipótesis. Una, que yo creo que es la que tiene más gente experta a favor, es que esto viene de un contacto de un virus que está en murciélagos que en algún momento saltó a otra especie animal, en China quizás, y a través de esta otra especie llegó a los humanos. Esto es un ejemplo de lo que decían que iba a pasar hace 20 años. La otra hipótesis es que se escapara de un laboratorio, esto vuelve al mismo sitio, trabajar con estos virus exige prácticas de seguridad tremendas. Seguramente es una lección, de manera que hay que mejorar muchísimo los sistemas de vigilancia epidemiológica y sobre todo evitar que en un bosque que ha estado durante decenas de miles de años aparezcan excavadoras, lo arrasen y lleguen trabajadores en la zona. Al día siguiente tienes un virus ahí.

Entonces, ¿la pandemia del Covid no será la última?

Habrá más. Se calcula que desde los años 60 del siglo pasado el 70% de las infecciones o enfermedades emergentes no han llegado a ser una pandemia porque se han contenido. El 70% tienen este origen, un salto del virus de una especie a otra.

¿Qué se puede hacer?

El punto fuerte es que hay un posicionamiento muy claro y fuerte de la ciencia a muchos niveles, sobre todo a través de grupos de trabajo que crea Naciones Unidas, donde tienen muy claro cuál es el diagnóstico y cuál es el tratamiento. En este caso, de las enfermedades emergentes el problema es la biodiversidad. Es otro síntoma de que se están perdiendo especies continuamente, estamos ante una extinción. La crisis de la biodiversidad es hermana gemela de la crisis del clima. Estos paneles tienen bastante claro lo que hay que hacer que es parar radicalmente la alteración de estos ecosistemas, que son además importantísimos porque regulan el clima. Esto es fundamental y hay que preservarlos, el problema es que son asuntos a muy gran escala y, por lo tanto, a los ciudadanos de a pie nos viene un poco difícil ver cómo se arregla. Es un problema de gobernanza internacional. Esta surgiendo un concepto nuevo que es el de los bienes comunes globales, como los océanos, los bosques tropicales o el aire puro, que pertenecen a la humanidad, al planeta y ahí es donde tenemos nosotros posibilidad de desarrollarnos. De eso depende el futuro de las generaciones que están por venir, por tanto la gobernanza global de los bienes comunes es un tema clave. A otra escala está la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud acaba siendo un bien común global porque al final la salud de los ciudadanos de China acaba siendo importante para nuestra salud y viceversa. ¿Cómo se gobierna esto? No puede gobernarse con una OMS a la que le recortan el dinero o a la que le dictan políticamente lo que tiene que hacer. Necesitamos un modelo de gobernanza global, es parte del optimismo ante un futuro muy negro. A veces de los grandes problemas surgen grandes oportunidades.

¿Estamos a tiempo de frenar la crisis climática?

Sí. El panel internacional de cambio climático hace tres años nos decían que nos quedaban 10 años para evitar pasarnos de un grado y medio, ahora estamos en el 1,1. Esto es un aumento global, un promedio, en los polos hay mayor aumento de temperaturas que en el trópico. Tienen modelos muy contrastados, matemáticos y complejos, que predicen qué va a pasar si la temperatura pasa de un aumento de 1,5 grados. Los problemas escalarán un grado más, no serán olas de calor como ahora, serán mucho más frecuentes y peores. La subida del nivel del mar va aumentar. Hay que conseguir que las emisiones de CO2 equivalente en 2030, que es un conjunto de gases de efecto invernadero, hayan disminuido a la mitad y en el 2050 a cero. Si lo conseguimos puede que en algún momento pasemos de 1,5 grados pero podría volver a estabilizarse. Esto es lo que dice la ciencia. A este nivel muy global el reto es la decisión de los gobiernos. Clarísimamente no es suficiente, 17 de los 20 gobiernos del G-20 no han impuesto compromisos de reducción de emisiones. En 2020, con el confinamiento, recortamos un 6,4 % las emisiones, para cumplir lo que dice el panel deberíamos estar reduciendo un 7,6% cada año. Ni con el Covid hemos conseguido el nivel de reducción que nos piden.

¿Qué repercusiones tendría directamente en la salud?

Hay varias cosas que están muy claras, estas olas de calor aumentan las hospitalizaciones, empeoran las enfermedades crónicas y aumenta la mortalidad. Afortunadamente, como llevamos casi 20 años de olas de calor –en 2003 una ola de calor produjo 23.000 muertes en Europa– muchas ciudades y países han hecho los deberes de adaptarse e informar a la población tomando medidas para paliarlas. La mortalidad que se produce en las olas de calor ha bajado porque nos hemos adaptado socialmente. Si aumenta más, la adaptación será insuficiente y seguirá aumentando la mortalidad. Ya estamos viendo que el pico de mortalidad anual, hay una variabilidad anual y también diaria de mortalidad en relación con la temperatura, que habíamos tenido toda la vida de mortalidad en el invierno se está desplazando al verano. Se va a quedar así.

¿Qué hay que hacer?

Una es adaptarse a esto que ya está aquí y la otra es hacer políticas que hagan que no aumenten las temperaturas en el futuro. Algo de lo que se va hablar en las jornadas y que creo importantísimo y muy pionero es poner a los médicos en primera fila para responder a esto porque tenemos la confianza de la población y una responsabilidad para contarlo. Otra cosa que está surgiendo es que podemos ser ejemplo en los sistemas de salud, sobre todo los hospitales, de reducir las emisiones. Se calcula que en España supone el 5% de las emisiones globales del país, en EE UU es un 10%. Podemos ser ejemplares en reducir esto.

¿Podría soportar la sanidad española ese panorama de incremento de hospitalizados y patologías por la crisis?

Hay que remodelar el sistema, sin duda. Creo que hay dos tipos de problemas. Uno es estructural, cualquier sistema que está sobrecargado, tensionado e infradotado es un sistema que responde mal al día a día y va a responder peor a momentos excepcionales. Es un problema que hay que resolver. Son infraestructuras que deben tener una dotación y un funcionamiento basal bueno. La otra cosa que hay que hacer es tener planes que funcionen para situaciones excepcionales, que sabemos por la ciencia del clima y los modelos matemáticos, que serán cada vez más frecuentes y menos excepcionales. No tenemos los sistemas adaptados para esto.

En el caso concreto de Canarias, ¿qué problemas de salud puede empeorar o aparecer con el cambio climático?

Con el aumento de temperatura, una de las poblaciones de riesgo directo son las personas con enfermedades respiratorias, sobre todo las que tienen enfermedades avanzadas como disnea. Esto afecta mucho más a la EPOC que al asma pero puede afectar a las personas con asma grave. Empeora la enfermedad y puede requerir hospitalización y, en algún caso, puede derivar en el fallecimiento. Hay un impacto directo en las enfermedades respiratorias. Luego hay un impacto más indirecto, por ejemplo, a través de las alergias. Con el cambio del clima, está cambiando la estación de los pólenes y mucho de ellos son alergénicos. Si avanza la fecha de polinización, a veces se alarga, las personas alérgicas a estos pólenes tienen efectos antes y durante más tiempo. Puede ser que tengan rinitis alérgica o rinitis alérgica y asma alérgico y esto les afecta también, es un efecto más indirecto del aumento de las temperaturas.

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