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Abel López Investigador de la ULL y revisor del IPCC

«La acción climática en Canarias requiere de medidas drásticas»

«Las islas son las que van a verse más perjudicadas por los efectos del cambio climático», asegura el investigador de la ULL y revisor del IPCC

El investigador especialista en cambio climático, Abel López, en la Universidad de La Laguna (ULL).

Un informe pone de relieve que la respuesta contra la crisis climática no debe demorarse más. Así lo destaca Abel López, investigador de la Cátedra de Reducción de Riesgos de la ULL, que se congratula de las acciones llevadas a cabo en las Islas pero advierte de la necesidad de ejecutar un cambio disruptivo.


¿Que conclusión principal extraería del nuevo informe publicado por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC)?

Los documentos que conforman el sexto Informe del IPCC así como la reciente publicación sobre Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad, están apuntando en una clara dirección: hemos pasado de describir el problema del cambio climático a focalizarnos en buscar soluciones para adaptarnos a él. La última parte del informe ya nos está diciendo que estamos cerca de llegar a un punto de no retorno sino se toman acciones de forma inmediata. El Informe es claro y contundente; apenas nos queda margen de maniobra para limitar el incremento térmico por debajo de los deseados dos grados centígrados. Además, esta sexta publicación de resultados científicos del IPCC tiene una clara visión social porque es un factor clave a la hora de desarrollar la acción climática en consonancia con el desarrollo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Tengo entendido que este último informe hace una importante alusión a las islas, ¿que novedades describe en cuanto a la adaptación en los archipiélagos?

Este informe reafirma la importancia de las islas en la crisis climática, pues constata de forma clara que son los espacios más vulnerables y que más van a verse perjudicados por los efectos del cambio climático. Por esta razón, la acción climática por excelencia en estos espacios debe ser la adaptación, es decir, las estrategias que nos permitirán convivir y reducir los efectos del cambio climático en nuestro entorno. Como novedad, en el informe se destaca como una primera necesidad para las islas que desarrollen una planificación específica como Planes de Adaptación y Planes de Reducción del Riesgo de Desastres, que, en última instancia determinarán las estrategias y enfoques de adaptación. Otra de las ideas más novedosas que se fortalecen en este último informe es la de las trayectorias climáticas resilientes. Esta estrategia persigue que cualquier sistema socioeconómico y en especial las islas sean capaces de afrontar los cambios en el clima de una forma transversal y así fortalecer el desarrollo sostenible.

A tenor de estos nuevos paradigmas que refleja el informe, ¿diría que Canarias está dando los pasos adecuados para adaptarse al cambio climático?

Aunque se ha empezado tarde, en estos últimos años se está recuperando mucho tiempo perdido en acción climática. Pero debemos tener en cuenta que Canarias es un archipiélago altamente vulnerable frente al cambio climático y, por tanto, la acción climática y principalmente la adaptación requiere de medidas muy ambiciosas y, en ocasiones, drásticas.

Pero esto no lo podemos hacer solos, ¿en qué situación se encuentra el resto del planeta?

A nivel global el informe reconoce un incremento en la ambición climática por parte de los diferentes gobiernos. Aunque también deja claro que estos esfuerzos han de ser mucho mayores para poder limitar los impactos del cambio climático.

¿Qué cree que es lo que retiene a los países para tomar acción climática inminente?

En mi opinión, es un problema de voluntades. Conocemos mejor que nunca el problema del cambio climático, sabemos muy bien lo que va a pasar y, sin embargo, mucha gente le cuesta entender que es el principal problema a escala global que afrontamos como sociedad. La acción climática es todo un reto a nivel de gestión política, pero tienen que empezar a tomar decisiones valientes que vayan encaminadas a modificar nuestra forma de vivir tal y como lo estábamos haciendo hasta la actualidad. Y este sea seguramente el principal miedo de gran parte de los gobernantes de los principales países emisores de gases de efecto invernadero. Al final, reducir emisiones está vinculado a nuestro sistema de producción y consumo y, por tanto, sabemos que si queremos que la acción climática sea efectiva se van a tener que tomar decisiones que no siempre serán de nuestro agrado. Lamentablemente esta es la única forma de limitar el incremento térmico porque cada décima de grado menos que logremos importa y mucho.

¿Diría que las últimas conclusiones del IPCC, especialmente en lo que se refiere al punto de no retorno del que hacía usted mención, pueden generar cierto desánimo entre la población?

Debería ser justamente al revés. El informe pone sobre la mesa que estamos ante la última oportunidad para limitar que los riesgos asociados al cambio climático se incrementen de una forma severa. Esto, al contrario, nos debería animar a redoblar los esfuerzos en materia climática y asumir que necesitamos cambiar el modelo social planteando soluciones acordes a la importancia del problema. La pandemia nos dejó una importante lección asociada a la emisión de gases de efecto invernadero: necesitamos decrecer para limitar las emisiones y cumplir los acuerdos internacionales. Esta es la única forma de poder limitar el incremento térmico por debajo de dos grados. Nuestro modelo socioeconómico no es sostenible y el cambio climático no es más que la respuesta del planeta ante dicha forma de producir y consumir.

El cambio climático es la respuesta del planeta ante nuestro modelo socioeconómico

El informe considera a las ciudades como uno de los lugares de mayor riesgo en el futuro climático, ¿cómo lo podríamos reducir?

En 2050 el 70% de la población mundial vivirá en espacios urbanos, por eso el nuevo informe centra gran parte de su análisis sobre las ciudades como elemento central a la hora de reducir el riesgo y desarrollar acciones de adaptación frente al cambio climático. El primer paso para reducir el riesgo en cualquier ámbito es conocer qué factores lo generan, tanto desde el punto de vista natural como social. Una vez conocemos como se interrelacionan, por ejemplo, la amenaza y la vulnerabilidad, podemos entender dónde se dan los máximos niveles de riesgo. Y es en función de estas variables como podremos definir acciones para reducirlo y adaptarnos ante los nuevos escenarios climáticos. Reducir el riesgo pasa por conocerlo y localizarlo. Es la única forma de ordenar y preparar nuestro territorio para el cambio climático.

El cambio climático es inminente, ¿se pueden asociar los fenómenos extremos que hemos vivido en los últimos años, como supercalimas, sequías, tormentas tropicales, con el inicio del calentamiento global?

Es muy difícil asociar fenómenos puntuales al cambio climático sin realizar un estudio de atribución previo. Lo que si es cierto que muchas de las cuestiones que estamos viviendo reflejan fielmente informe del IPCC y todos los trabajos científicos que lo integran. Deducimos que, seguramente, gran parte de los fenómenos tan inusuales que estamos viviendo en los últimos años serían difíciles de explicar sin un factor como el cambio climático. Ya se sabe a ciencia cierta que eventos como el Huracán Iota de 2020 o los grandes incendios forestales de California y las inundaciones de Centroeuropa del verano pasado, en lo que respecta a su gran virulencia, no habrían sido posible sin su efecto.

Una de las medidas en las que incide el informe es en la restauración del medio natural ¿qué medidas se podían realizar en este sentido en Canarias?

Es difícil determinar acciones concretas en este sentido, pero sí tengo claras varias ideas. Por una parte, nuestros ecosistemas litorales son una pieza básica en este puzle del cambio climático. Son sectores que tienen una gran fragilidad por lo que hay que protegerlos y cuidarlos de presiones asociadas a la actividad humana. No podemos seguir consumiendo más litoral cuando sabemos que el incremento del nivel del mar es una realidad para el futuro de Canarias y los temporales marinos cada vez van a generar más daños en las islas. Por último, debemos pensar en nuestros espacios forestales, pues son un recurso imprescindible en la búsqueda de la neutralidad de emisiones en el Archipiélago. En otras palabras, la gestión de estos espacios es básica tanto desde el punto de vista de la absorción de las emisiones de dióxido de carbono, como para reducir el riesgo frente a incendios forestales en las Islas. Nuestros sistemas naturales son claves para la acción climática canaria.

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