eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El arte del cosmos en papiro antiguo

El Museo de las Ciencias y el Cosmos alberga durante tres meses la exposición ‘Cosmoloxías’

7

Un visitante saca una fotografía a una de las proyecciones de la obra de Irene Dubrosky. María Pisaca

Desde que la mirada del humano coincidió con el fulgor de la noche, su obsesión ha sido darle a aquellas pequeñas muescas brillantes un sentido espiritual, científico y hasta dialéctico. Miles de años después, ese lenguaje que se esconde entre las estrellas ha sido deconstruido en códices cartográficos estelares a través de los ojos de la artista argentina Irene Dubrosky. En su exposición Cosmoloxías, que se ha instalado por primera vez en Canarias en el Museo de la Ciencia y el Cosmos, Dubrosky aúna dos facetas que han tocado alguna vez a su puerta: la cartografía antigua y el cosmos. 

Fue en un encuentro casual entre Dubrosky y el físico teórico de la Universidad de Santiago de Compostela, José Edelstein, lo que gestó la idea de reinterpretar los mapas estelares y figuras astronómicas que tanto significado adquieren para los profesionales que se dedican a escrutar el universo. 

Ocurrió en noviembre de 2011, en la ciudad de Viena, donde ambos amigos coincidieron en una galería que estaba presentando la artista, aunque su relación de amistad se remonta a su infancia en Argentina. En aquella visita casual, Eldestein, conmovido por la técnica cartográfica de Dubrosky, le propuso un nuevo reto que combinaría todo lo que él sabía sobre cosmos y la cuidada destreza artística de ella. 

En el vasto espacio que el museo tinerfeño ha dedicado a las obras de Dubrosky cuelgan unos insólitos mapas estelares serigrafiados con letras del abecedario griego. Esta combinación poco común, basada en la aparición recurrente del primer alfabeto completo de la historia en los cuadros de la artista argentina, no es casual. Las letras griegas funcionan como hilo conductor entre el momento científico histórico que se germina en la Antigua Grecia - donde comienzan a fraguarse los conocimientos cosmológicos- y acaba en la actualidad, con una percepción mucho más extensa y profunda del universo que nos rodea.

«En Grecia se encuentra el origen de la ciencia del cielo», como destaca la artista, que considera todo un acierto incluir parte de esa cultura primigenia en su obra. La letra elegida «depende del brillo que emana de esa estrella en el mapa cosmológico» y va cambiando al igual que lo hace el cielo a lo largo de una noche. 

Grecia se introduce en toda la obra de la artista a través de su abecedario antiguo

decoration

El movimiento de las estrellas caracteriza uno de los fragmentos más importantes de la obra que estará expuesta en el Museo de la Ciencia y el Cosmos durante, al menos, los próximos tres meses. Este vaivén estelar está representado con unos grandes discos de acero tallado con formas geométricas que evocan la danza nocturna del cielo. Estos discos, que son la atracción principal de la nueva exposición, cuelgan en lo alto de la sala del Museo de la Ciencia y el Cosmos. 

Lo acompaña una pieza sonora que conduce la travesía del visitante y permite adentrarse en el idilio del cosmos. Se trata de la representación lírica de esas muescas entalladas en los colgantes discos de metal. «Lo primero que hice en esta obra fueron esas partituras musicales que hoy se pueden escuchar cuando entras a la exposición», resalta la artista. Los discos llegaron después, como un perfeccionamiento de aquello que la artista había soñado plasmar.

Nunca antes estas piezas, que han viajado medio mundo para poder ser expuestas en las Islas, habían sido presentadas de esta manera. Gracias a esta disposición –«en órbita», como evidencia la artista–, ha sido posible diseñar un juego de luces que encumbra aún más la obra. Las sombras que acaban sobre la pared adquieren más importancia incluso que las propias piezas metálicas. Dubrosky enseguida desvela lo que significan esas imágenes que los discos dejan estampadas en las paredes de la sala. Son, ni más ni menos, que «una representación de lo que en astronomía se denomina tránsito». Se trata, además, de una técnica muy importante y utilizada entre los astrofísicos que permite hallar objetos celestes (como planetas o lunas) a largas distancias. Un tránsito ocurre cuando un astro pasa por delante de otro más grande, bloqueando en cierta medida su visión. En el Museo, sin embargo, su función se reduce a ser es una forma más de conseguir que el visitante se adentre en la peculiar ilusión cósmica creada por Irene Dubrosky. 

La artista trata de armonizar los métodos del pasado con el conocimiento del presente

decoration

En un giro a la izquierda de la sala de exposiciones, se encuentran dos grandes proyecciones que lo llenan todo –hasta los suelos– de sus azules marinos, violetas y naranjas, comunes en las imágenes de nebulosas y galaxias. Es allí donde se donde la concepción de las constelaciones se une a los cuidados mapas cartográficos astronómicos y las letras griegas que caracterizan la obra. 

Pero si algo define Cosmoloxías es el empeño de la artista por armonizar los métodos del pasado con los conocimientos del futuro. El culmen de la exposición se encuentra en los lienzos, códices y telas que cubren el final de la sala. Son ilustraciones del fondo de microondas y de las ondas gravitacionales que la artista ha perfilado para que adquieran una apariencia antigua y semejante a los importantes códices que mucho antes de Google guardaban los conocimientos más importantes de los científicos del mundo. 

Una de las piezas favoritas de la sala es una de una teoría que aún no está corroborada por la ciencia. Se trata de la representación artística de un polémico hallazgo del físico y Premio Nobel, Roger Penrose, en el que asegura que en el universo es posible encontrar los vestigios de galaxias pasadas, pues dejan círculos en el lugar donde perecieron. «No solemos exponer teorías que no están aún confirmadas, pero es interesante que se conozca, a través de esta obra, cómo es el debate científico para entender la forma en la que se establecen leyes generales», resalta el astrofísico y director del Museo de la Ciencia y el Cosmos, Héctor Socas. La visión de la artista ha sorprendido incluso a su compañero de viaje, José Eldestein, que sostiene que muchas veces su concepción del cosmos es totalmente dispar a la que tendría un astrofísico, pero reconoce que eso es lo que enriquece la ciencia. 

7

Inauguración de la exposición Cosmoloxías María Pisaca

Un visitante saca una fotografía a una de las proyecciones de la obra de Irene Dubrosky.

Compartir el artículo

stats