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Crisis del coronavirus Natacha Sujanani Gerente del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria

"Los hospitales llevamos dos años viviendo en una situación de guerra"

La gerente del Hospital de La Candelaria, Natacha Sujanani, reflexiona sobre las repercusiones sociales de dejar al virus correr a sus anchas

La gerente del Hospital de La Candelaria, Natacha Sujanani, en su despacho.

La pandemia ha obligado a destinar todos los recursos económicos, estructurales y humanos de la sanidad canaria a una sola enfermedad. La gerente del Hospital de La Candelaria, Natacha Sujanani, no descarta que, con el paso del tiempo y si el virus sigue provocando que los hospitales se colapsen en cada «batalla», la salud de los canarios empeore de manera progresiva.



¿Cómo se sienten después de seis olas de covid-19?

Se nota el cansancio. Son ya dos años soportando una situación de muchísima carga asistencial. Cuando no es por el covid es por los periodos entre ondas epidémicas en las que tratamos de sacar todo aquello que hemos dejado de hacer durante la época covid. Al final, sea por una cuestión o por otra, los profesionales están sometidos a unos ritmos de trabajo y unas presiones tremendamente elevadas y de forma continuada.

Imagino que, por mucho trabajo que realicen a destajo durante estos periodos intercovid, siempre se escapa algún paciente.

Es que, simplemente, no da tiempo. Nuestra Sanidad desde hace muchos años viene coleando con una necesidad de áreas de mejora. Tenemos áreas de mejora en cuanto a las demoras, las esperas, de pruebas, cirugías, consultas... si a esto le sumamos esta situación que hemos vivido durante los últimos dos años. Ocurre en todos los hospitales, en España y en Europa. Evidentemente estamos destinando muchísimos recursos, como no puede ser de otra manera, a salvar esta situación y mientras el resto queda en la espera y tenemos que ser capaces de buscar esas áreas de mejora para poder dar una respuesta lo más rápida posible a todos estos pacientes que se han quedado esperando. 

¿Y en qué estado se encuentra el hospital ahora?

El número de ingresos por día y hospitalizaciones está empezando a disminuir. Sin embargo, pese a esta tendencia, como era de esperar, algunos de los ingresados en esta gran oleada han empezado a empeorar y ahora mismo tenemos muy tensionada las áreas críticas. Esperemos que a final de semana empecemos a ver una disminución también en la presión de camas críticas. 

¿Diría que ahora sí estamos llegando al pico de la sexta ola? 

Efectivamente. Parece existir una tendencia descendente por los datos que vemos.

«La situación de urgencias que hemos vivido en esta sexta ola ha sido la peor, sin duda»

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¿Pero la presión asistencial sigue siendo la misma?

Hay una disminución de la afluencia de pacientes en el triaje respiratorio. Durante esta ola hemos llegado a ver hasta 130 pacientes al día solo en el triaje respiratorio de Urgencias, a los que se sumaba el resto de pacientes que llegaba al área. De estos pacientes con sintomatología compatible con covid, la gran mayoría eran positivo y, de estos, un 40% ingresaba cada día. Ahora estos números han bajado ostensiblemente. 

¿Y cuál ha sido la situación de las urgencias durante esta sexta ola?

La situación de urgencias que hemos vivido durante esta sexta ola ha sido sin duda la peor. Si bien en la primera ola la afluencia de pacientes covid fue grande por la gravedad, estábamos confinados y la gente dejó de venir por otras patologías. En esta sexta ola los pacientes han seguido viniendo y a ellos se ha sumado la tremenda presión de pacientes que han pasado por el triaje respiratorio. Esto ha llevado a que tengamos que priorizar el ingreso para pacientes covid y a cerrar nueve plantas porque las urgencias no cuentan con recursos para aislar a los pacientes contagiosos. De esta forma, el triaje se ha vuelto muy estricto, solo ingresamos por gravedad y permitimos permanecer en urgencias aquellos con unas patologías que realmente son limitantes y causan una merma de calidad de vida pero que en estos momentos son demorables. Es lo que se hace en la medicina de guerra, tenemos que actuar primero en aquella persona a la que debemos salvar. Y esto es adecuado cuando nos encontramos en una guerra, pero con la pandemia los hospitales llevamos dos años viviendo una situación de guerra. Esta es nuestra sexta batalla y si no somos conscientes y tomamos las medidas que debemos tocar nos tendremos que enfrentar a una más.

¿Se corre el riesgo de que algo tan extraordinario como tener que ejecutar una medicina de guerra se convierta en habitual?

Sí, y que una catarata no sea prioritaria y volvamos a tener gente ciega.

¿Cree que es factible dejar el virus correr a sus anchas con la saturación tan grande que genera en el sistema público?

El hospital puede aguantar hasta un límite y, cuando llega a ese límite, evidentemente se dejan de hacer otras muchas cosas. Creo que como sociedad debemos plantearnos qué es lo que queremos. ¿Podemos asumir que, para que se mantenga la vida lo más parecida a lo que teníamos previo a la pandemia, nuestro estado de salud global va a empeorar? Si queremos asumir eso como sociedad, lo aceptaremos. Yo como sanitaria tengo que estar aquí 24 horas y, a mi me da igual que por la puerta aparezcan cinco, diez o un paciente. Nosotros vamos a estar trabajando y vamos a atender a todo el que entre por la puerta. Pero dependiendo de la tensión, priorizaremos determinadas cosas ante otras. ¿Cómo sociedad estamos dispuestos a asumir que este virus a día de hoy produce un colapso en los hospitales que hace que únicamente se le atienda a él y no otras patologías? Si como sociedad estamos dispuestos a asumir eso, supongo que dejaremos al virus correr a sus anchas. Pero si no estamos dispuestos a dar esa guerra por vencida tendremos que colaborar entre todos porque desde luego la solución no la podemos dar los hospitales. 

«El estado de salud de los canarios está empeorando por la pandemia»

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¿La sexta ola se pudo haber evitado?

Se pudo hacer más de lo que se ha hecho. Todos hemos podido hacer más. Estamos tan cansados, como sociedad e individualmente, de no relacionarnos, de haber parado nuestra vida, de ver cómo nuestros padres están aislados en sus últimos años de vida que a veces es normal y lógico que uno claudique en las medidas. Sin embargo, tenemos que tener claro que debemos medir el riesgo beneficio con todo porque cualquier decisión que tomemos va a tener consecuencias, en un lado o al otro. 

¿Cuál ha sido la decisión más dura que ha tomado durante esta sexta ola?

Decidir suspender un parte quirúrgico es muy duro. Sabes que estás dejando de intervenir a personas que llevan mucho tiempo esperando y que tienen una dolencia que, aunque no es de vida o muerte, causa sufrimiento, pérdida de calidad de vida y problemas de salud secundarios. El estado de salud de los canarios en nuestro medio está empeorando por la pandemia. Cuando la gente dice que no cumplen las medidas de seguridad porque no les importa enfemarse, ni a ellos ni a sus familias, puede que esa familia jamás se infecte, pero si uno de ellos se debe operar del túnel carpiano, quizás no pueda hacerlo en dos años sino en cinco. Eso es lo que va a generar una pérdida de la calidad de vida.

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