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Cheti: «Les anima mucho oír que ya llevo 23 años desde mi diagnóstico»

María Ascensión Juan, Cheti para todos, ayer en el TEA . María Pisaca

María Ascensión Juan Hernández es un nombre que le suena a poca gente. Sin embargo, decir Cheti es mencionar a alguien conocida por su superación de vida y por el esfuerzo como voluntaria en Ámate. Hace 23 años, en 1998, cuando tenía 39, le fue diagnosticado el cáncer de mama. A los 18 de la operación, hace cinco, recibió el alta.

Valora que «cuando le digo a quien empieza que me diagnosticaron hace 23 años se animan». Ella asegura que siente «temor a que vuelva, es inevitable, pero hay que asumirlo». Cheti es madre de cuatro hijos que en aquel momento estaban en la pubertad y hoy ya son adultos. Fue complicado asumir algo tan duro: «Las sesiones de quimio me hacían dormir toda la mañana pero me levantaba a hacerles la comida cada día. Y procuraba que no se dieran cuenta de lo mal que estaba».

Cumplirá 65 años en enero y muestra una sonrisa que lo llena todo mientras escucha el manifiesto en el TEA. Recuerda que «tuve menopausia precoz y me detectaron el tumor en una revisión ordinaria en el ginecólogo.

Reconoce Cheti que «he tenido miedo sobre todo al principio», aunque «la quimio que recibí no fue tan agresiva. Por ejemplo, no perdí el pelo». Añade: «No me pincharon clipper como lo llaman, el líquido rojo que tanto asusta a las compañeras».

Hoy en día esta chicharrera acude a sus revisiones periódicas anuales en el centro de salud de Tomé Cano. Le cuesta hablar pero cuenta su experiencia a la recién llegadas «si hace falta». Les dice que «si yo he salido adelante ellas también pueden hacerlo y llevar una vida totalmente normal. Hay un mensaje de esperanza». Siempre con una sonrisa.

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