Exdirector del colegio Tajamar (un centro de educación diferenciada en el barrio de Vallecas, Madrid) Alfonso Aguiló es el actual presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), la patronal de los centros privados y concertados. Es ingeniero de Caminos y presidente de la Fundación Arenales y otras entidades educativas que han promovido centros de enseñanza en España y otros países de Europa, Asia y América.

La ley Wert no gustaba a nadie. ¿No era necesario reformarla?

Somos partidarios de que las normas vayan adaptándose a las necesidades de cada momento, pero con consenso. Es decir, que no sean leyes de partido y que no provoquen división en la comunidad educativa.

La Lomce fue aprobada en 2013 solo con los votos del PP. ¿No fue una ley de partido?

Sí, pero no es tan significativo el número de partidos que apoyan una norma sino la representación parlamentaria. Es igual de poco consensuada una ley con 182 diputados que otra con 177. Creo que debería tener por encima de 200 votos para que se considere un acuerdo de Estado que dure varias legislaturas.

Ocho leyes educativas en la democracia. ¿Por qué es difícil llegar a un acuerdo de Estado?

En España hay más frentismo. La idea de que la educación concertada es de derechas es algo nada habitual en los países de nuestro entorno. La democracia está construida sobre el hecho de que la iniciativa social gestiona el espacio público. Por ejemplo, los medios de comunicación. Nadie dice que para que la información sea buena tiene que ser pública. Hay medios públicos pero para que la información sea plural tiene que haber operadores privados. Lo mismo en la enseñanza. Financiar la educación privada es lo que asegura que la pluralidad llegue a todos.

¿Por qué?

La educación se basa en tres características: plural, de calidad y accesible en igualdad de oportunidades. Para eso tiene que estar financiada. Si solo se gestiona por el poder público se entra en el riesgo de que llegue un determinado líder político que lo use con fines de adoctrinamiento. Ha pasado tantas veces que no nos podemos arriesgar.

La filosofía de la ley Celaá es empoderar la escuela pública. Es un objetivo bastante noble, ¿no?

Claro, pero la forma de hacerlo no es cerrar aulas concertadas y mandar a esos alumnos donde no quieren ir. Lo que hay que empoderar es la calidad de la enseñanza, no quien la haga.

Entonces, ¿cómo se potencia la educación pública?

Diagnosticando sus problemas. Si crees que su problema es que el dinero se va a la concertada estás errando el diagnóstico. La educación pública está costando el doble que la concertada y más bien la concertada está permitiendo que haya más dinero para la pública. Si para fortalecer la pública disminuyes la concertada estás haciendo un relato ideológico con el que perjudicas la educación pública porque les vendes la idea de sus problemas son por culpa de otros.

¿Por qué interpreta que la ley va a terminar con la concertada?

Quita la expresión demanda social y lo deja todo en la programación. Y dice que hay que aumentar las plazas públicas, lo quieran las familias o no. No dice que todo aquel que quiera una plaza pública la tenga. Es verdad que no da una orden de hacer desaparecer la concertada, pero deja las manos libres a las consejerías para hacerlo. Y esto es un retroceso en derechos.

El pasado fin de semana las calles de muchas ciudades se llenaron de manifestantes contrarios a la ley que gritaban “libertad”. Libertad es algo que se pedía en plena dictadura franquista.

Libertad hay que pedir siempre. El que manda siempre está tentado de imponer su autoridad. Cualquier democracia tiene que poner límites al poder ejecutivo.

La ley se ha tramitado en el Parlamento.

El Parlamento ha cometido un error, dejar de poner esta legislación al servicio de las familias. La norma que regula los conciertos nació en 1985. Y desde entonces ha estado al servicio de la demanda de las familias.

España es un estado aconfesional. ¿Por qué Religión tiene que ser una asignatura más?

Nuestra propuesta es una asignatura de cultura religiosa y que esa asignatura pueda tener una modalidad confesional. Así sucede en muchos países de Europa. Cada año el 63% de las familias escogen Religión para sus hijos. Arremeter contra algo que quiere el 63% de la población me parece un error.

Isabel Celaá repite que los colegios de educación especial no van a cerrar. Ustedes no la creen.

¿Por qué no dice los que quieran ir que vayan y los que no, no? Por la inclusión estamos todos, pero hay veces que para lograrlo es mejor estar en una institución con atención especializada. Imagina una chica de 12 años que jamás aprenderá a leer por su retraso mental. Pensar que estará muy integrada seis horas al día en una clase de la ESO me parece negarse a reconocer la realidad.

Hablemos de educación diferenciada. ¿No es anacrónica?

Hay países avanzados y con mejores resultados en igualdad que tienen una educación diferenciada que nadie cuestiona. Reino Unido, Canadá, Irlanda y EEUU, entre otros.

¿Mejora así la educación?

Es una experiencia de éxito académico, de socialización e igualdad.