Sin comunicación y aislados durante más de 20 días. Así se encuentran los casi 600 residentes del Hogar Santa Rita II desde que el virus se expandiera sin freno por el centro. La situación suscita muchas dudas e incluso angustia a los familiares, ya que tan solo conocen el estado de salud de sus mayores a través de los testimonios del personal y los sanitarios, que, en ocasiones, no ha contestado a sus demandas. Es una de las consecuencias del control del brote y, consecuentemente, aplicar uno de los protocolos más duros para evitar nuevos contagios en el centro: cortar de raíz la posibilidad de realizar videollamadas.

“Antes de esto nosotros hablábamos tres veces al día con mi padre”, explicó Candelaria del Pino, que sigue desde Logroño el estado de su padre. Luis Díaz ya ha cumplido 99 años y 18 los ha pasado en el Hogar Santa Rita II. Del Pino y su hermana se han encargado de mantener “lúcida” la cabeza de su padre durante este tiempo entreteniéndole durante su larga estancia en la residencia de mayores portuense. Sin embargo, desde hace aproximadamente dos semanas, coincidiendo con el momento en el que este paciente da positivo, han visto como esa fluida comunicación se ha cortado de golpe. “No le han cargado el móvil y nos ha sido imposible comunicarnos con él”, lamentó Del Pino, que remarcó que durante 15 días ni ella ni sus familiares supieron qué había sido del hombre. Y es que, por mucho que llamara a la gerencia del Hospital de La Candelaria –que ha asumido la gestión del centro– nadie le ha podido dar una respuesta acerca del estado de su padre. “Nos han llegado a decir que si queríamos algo de mi padre, me lo llevara a casa”, remarcó.

En una reclamación realizada el 21 de diciembre por el nieto de este paciente, Daniel Rodríguez, se afirma que “el Hogar Santa Rita nos ha comunicado que el protocolo de actuación para con los familiares ha cambiado y es el Hospital de la Candelaria el encargado de suministrar información sobre el estado de los pacientes”. Después de esto, la familia trató de ponerse en contacto con el personal del hospital sin suerte.

La gerente del Hospital de La Candelaria, Natacha Sujanani lamentó la situación, pero aseguró que, a pesar de haber tomado el control de la macroresidencia, sus trabajadores no tienen potestad para coordinar la logística dentro del centro. Su intervención se basa simplemente “en la gestión del brote” que ya afecta a 208 residentes y 49 trabajadores. En otras palabras, solo pueden controlar que el brote no se expanda y atender a los pacientes y a los usuarios, “pero el peso de la logística corre a cargo del Hogar Santa Rita”, explicó Sujanani. Por tanto, tareas como la de cargar los móviles de los residentes, así como de comunicarse con las familias, sigue estando en la mano del centro de mayores.

Y así queda constatado en el mismo Protocolo del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria para el Hogar Santa Rita publicado este 17 de diciembre. En el documento se señala que la información de los familiares de las áreas No-Covid así como el seguimiento de los usuarios Covid deberá realizarse por el Hogar Santa Rita. En este último caso, por una trabajadora social del centro residencial. El hospital, por su parte, se encargará de informar al familiar de contacto cuando haya incidencias con los pacientes positivos (traslado a centro hospitalario, empeoramiento o fallecimiento) y cada vez que haya un diagnóstico nuevo.

Así, la única vía de comunicación ha quedado relegada a los trabajadores del centro, en este caso, el personal de animación. Así lo explica María –nombre ficticio para proteger su identidad–que ha tenido mejor suerte que Candelaria del Pino pudiendo y, “haciendo muchas preguntas”, ha podido conocer distintos aspectos sobre el estado de su tía. “Yo le he preguntado y me tengo que fiar de su palabra”, insistió María, que indicó que lleva sin hablar con su tía desde el 28 de noviembre. “Me suscita muchas dudas, pero entiendo que no se podía hacer de otra forma”, afirmó la familiar, pues se sospecha que parte de los contagios se han producido justamente durante estas llamadas personales online.

El Hospital de Candelaria se hizo cargo de estas labores durante el puente de diciembre, después de que la Consejería de Sanidad recibiera una denuncia de UGT en la que se ponía de manifiesto el escaso cumplimiento del protocolo sanitario. Sujanani admitió que la medida de eliminar de raíz de las videollamadas puede generar malestar, pero insistió en que es necesario “tomar todas las medidas que sean necesarias para intentar salvar días”. A día de hoy, ya son 10 los residentes que han fallecido debido a este brote de coronavirus en el centro, el más grande toda Canarias.