Cristina Sanz nos atiende a las puertas de la Diputación del Común, donde Beatriz Barrera, adjunta especial de Igualdad y Violencia de Género, la ha citado para atender la denuncia que hizo pública en EL DÍA el 18 de noviembre. Durante año y medio ha estado acogida en recursos del IASS y hace tres semanas el Dispositivo de Emergencia para Mujeres Agredidas le dio lo que ella denomina un cheque envenenado, porque solo le cubre los gastos para un mes y luego... el abismo. Beatriz Barrera la animó a formalizar su queja para interesarse por su caso. Cristina cuenta la situación que le llevó a pedir auxilio y buscar un futuro mejor fuera de Canarias.

¿Cuándo conoce a su maltratador?

Conocí a un desgraciado en Tabaiba, a donde me fui a vivir en busca del mar. Estaba sola y lo conocí allí; a priori todo el mundo es bueno. Yo tendría cuarenta años y estaba sola. Venía de trabajar, quedaba con mis amigas de Santa Cruz y me bañaba en el mar... Esa era mi vida entonces.

¿Cada uno vivía en su casa?

¡Hombre! Eso lo tenía yo muy claro; hasta entonces aquello era un rollo que surgió en la playa. No era una cosa seria. Un día me lo veo con maleta que me toca el timbre y le pregunté: ¿dónde vas? Y me contó una película. Yo era una persona muy inocente; me ves echada para adelante pero soy idiota perdida y me lo creo todo porque soy buena gente. Pensé que era para un tiempo corto.

Fue el inicio de la relación...

No, a mí me llamaban Aldeas Infantiles porque yo nunca dejaba a una persona en la calle; acogía a todo el mundo. Me llamaba mi hermano con algún amigo que venía de Inglaterra y lo acogía. Allí estuvo el hombre.

¿Qué pasó?

La historia es muy fuerte. No sabía que era alcohólico. Yo no era persona de ir a bares por la noche, se me había pasado ya eso...

¿No lo intuía?

Nada. Era una persona encantadora. De hecho mi madre fue a verme y me decía que era un hombre muy dado, tan bueno... Es el patrón de este tipo de personas.

¿Cuánto tiempo estuvo con él?

Meses, o un año... no lo quiero recordar. Esto ocurrió antes de quedarme embarazada: un día no apareció, me asusté y me lo encontré en una reunión que tuve con compañeras de la facultad, borracho como una cuba y con una gente horrible. Después de ese día me dijeron que era alcohólico, algo que desconocía.

¿Rompió ahí la relación?

Sí, le dije que tenía unos días para largarse de mi casa. Poco después apareció no borracho, sino lo siguiente. Llamé a su hija y me preguntó si yo no sabía que era alcohólico. Era la primera vez que lo veía agresivo, y tuve que engañarlo, como si fuera su madre, para llevarlo a Urgencias.

Pero ya había decidido separarse de él.

Claro, lo llevé a Alcohólicos Anónimos y logré que entrara en el Proyecto Padre. Yo ya lo había dejado, pero como no tenía a nadie que hiciera de nexo, iba a verlo. En paralelo, tuve una falta, luego dos... estaba embarazada. Me fui a casa de mi madre a contarle el percal sin la parte mala. Cuando salió en enero era otro. Aquel hombre encantador y maravilloso se había convertido en alguien celoso patológico. Cuando me enteré de que estaba embarazada, me quedé sin trabajo. Antes era la que pagaba el piso y tenía el coche y asumía todos los gastos. Luego él era quien tenía la sartén por el mango; se empoderó de forma agresiva.

¿Cómo fueron los malos tratos?

Comenzaron los malos tratos psicológicos; tuve un embarazo horrible (hace un silencio largo y pide no continuar dando detalles). Un día me pegó delante del niño; otro, borracho, me amenazó con un cuchillo; fue la primera vez que llamé al DEMA y lo detuvieron; el niño tenía seis meses.

¿Cuándo decide denunciar?

Me muero de miedo, tengo un hijo se seis meses y un señor borracho que me está amenazando por un cuchillo. Cuando llegas a esa situación, tienes miedo por ti y por tu criatura, porque piensas: ¿quién va a cuidar de él?

¿Y su familia? ¿Qué le decía?

Cero. Las personas que son así son encantadoras de serpientes; se fue a La Palma y se iba a comer con mi madre; ni me hablaban. Mi madre me dijo que cómo se me ocurría denunciarlo y meter en la cárcel al padre de mi hijo en la primera denuncia. Y me sentí coaccionada y pensando que era la mala. A partir de ahí vinieron ya más denuncias, órdenes de separación hasta que mi familia ha cambiado ya su opinión porque ha visto que él era otra persona.

¿Se siente segura?

Sí, tiene mucho miedo a entrar en la cárcel. Si lo veo me temen a mí en la cárcel porque le retuerzo el cuello por lo que le hizo al niño.