Es probable que la vuelta al cole este 2020-2021 les quede grabada en la memoria a casi todos los niños y niñas que ayer volvieron a clase en las Islas. Tras seis meses en casa, cuidados por padres y familiares, ayer por fin se reencontraron con sus compañeros. La vida tiene que seguir, pese al Covid-19. Esa nueva normalidad de la que tanto se habla pasa, necesariamente, por el regreso a las aulas de los más pequeños. Su formación debe continuar y la sociedad, los padres y madres, volverán poco a poco a sus puestos de trabajo de forma presencial.

La jornada comenzó con varias señales de que algo había cambiado respecto a días anteriores. De nuevo, la autopista del norte amaneció con cierta congestión en el tráfico y hasta la niebla a la altura del aeropuerto de Los Rodeos parecía querer indicar que el otoño está más cerca. En la capital, los semáforos y pasos de peatones se llenaron de familias con sus pequeños. Casi todos portaban mochilas recién estrenadas e iban ataviados con sus inconfundibles uniformes.

Ese trasiego de padres e hijos no podía indicar otra cosa que el comienzo de un nuevo curso escolar. Ayer, según los últimos datos recabados por la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, cerca de 163.000 alumnos del segundo ciclo de Enseñanza Infantil y Primaria volvieron a clase de forma presencial. Es la noticia que muchas familias estaban esperando aunque muchas reconocieron que la incertidumbre y la preocupación por el retorno de sus pequeños al colegio no ha dejado de estar presente en los últimos días, concretamente desde que el jueves pasado la consejera de Educación, Manuela de Armas, anunció que la vuelta a los centros educativos se haría de forma presencial a partir del día 15 de septiembre.

En la capital tinerfeña, el Centro de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Isabel La Católica fue el destino de muchas familias. Para acogerles con toda la seguridad posible, el personal del centro ha habilitado tres entradas distintas divididas en función de los niveles educativos para que se garantice una entrada y salida escalonada y sin aglomeraciones donde se pueda respetar en todo momento la distancia de seguridad. Este es un concepto que los más pequeños han interiorizado rápidamente, quizás mejor que muchos de los adultos.

El Covid-19 ha llegado a las vidas de estos niños y niñas en un momento esencial para su educación pero también en una etapa en la que asimilan las nuevas ideas y rutinas a una gran velocidad. Los escolares demostraron que tenían la lección bien aprendida incluso antes de que comenzaran las clases y tareas. La distancia de seguridad, la higiene constante de manos y la mascarilla son los tres ejes en los que se apoya el retorno a las aulas y los pequeños los enumeraron sin dudar apenas cuando fueron interrogados sobre las nuevas normas del cole.

Patricia Santana es una de las madres que acompañó a su hijo Bruno, de ocho años, en su primer día. "Ellos tienen muchas ganas de volver al colegio", explicó. "En el centro nos han pedido que traigan dos mascarillas todos los días, gel hidroalcohólico y que marquemos todas sus cosas para que no haya errores y se las intercambien", detalló. Los niños menores de seis años no están obligados a llevar mascarilla durante las clases pero a partir de esa edad sí que deben usarla. No obstante, la mayoría de los escolares que ayer cruzaron entre aplausos la puerta trasera del Isabel la Católica dieron un ejemplo que en muchos casos no dan los mayores y cubrieron sus caras con mascarillas adaptadas a su tamaño.

Gracias a esa lección de los pequeños santacruceros, la mañana se llenó de dibujos y colores en el acceso al centro. Prácticamente todos los referentes infantiles, desde Hello kitty hasta la Patrulla Canina, han sido plasmados ya en algún diseño de mascarilla. Muchos de esas divertidas máscaras, que se han convertido en el objeto más cotidiano de todos, se pasearon por las calles que rodean al centro cubriendo sonrisas y camuflando los nervios por el nuevo comienzo. Otro de los accesorios de moda que el Covid-19 ha incorporado a las tradicionales mochilas escolares son los botes de gel que se pueden colgar de las asas y que también vienen decorados con todo tipo de dibujos, formas y colores.

"Yo creo que es precisamente a última hora cuando me he puesto un poco más nerviosa y me he empezado a preocupar", reconoció Verónica Delgado, que acompañó a su hijo Arai y al amigo de éste, Daniel, hasta la puerta del Isabel la Católica. "Estaba más tranquila los días pasados pero es cierto que da un poco de preocupación que los niños vuelvan con lo que está pasando", añadió. Junto a ella estaba también Elisabeth Castro y su pequeño, Diego. "Pues tenemos todo lo necesario: mascarillas y gel hidroalcohólico", enumeró junto a su hijo.

Por su parte, María del Cristo Pérez fue la encargada de acompañar a su sobrina Noa en el primer día de clases. Junto a ellas estaba también otro alumno, Hugo. "Suelo traerla de forma habitual y la verdad es que es una situación totalmente nueva. Hoy saldrán un poco antes de lo habitual, a las 12:30 horas", explicó.

Algunos de los madres y padres que a esa hora acudieron a dejar a los hijos en el centro reconocieron el esfuerzo realizado por la comunidad educativa pero lamentaron, eso sí, que no haya habido más tiempo para la preparación.

Junto al acceso, que se hizo de forma ordenada y en pocos minutos gracias a la división entre distintas puertas, estuvo también el director de este conocido centro, Tanausú Cabrera. El responsable de este conocido colegio aseguró que las clases serán "un espacio seguro" y que tanto el personal como padres y madres se han implicado para que eso sea posible.

Acostumbrados como están a convertir cualquier situación nueva en una herramienta para formar a los más pequeños, en el Isabel la Católica no han dejado pasar la oportunidad de transformar una situación negativa en una ocasión para aprender. Cabrera explicó que han organizado los trayectos entre las clases y las zonas comunes como si fuera un circuito de educación vial, con señales, distintos carriles, paradas y separación entre direcciones. Asimismo, un semáforo les indicará a los pequeños cuando pueden acceder a los servicios para que se respete el aforo en cada momento. "A todos nos toca aprender en esta nueva normalidad", detalló el director durante el primer días de clase.

Las dimensiones del centro y el número de alumnos han evitado que en esta instalación tengan que dividir las clases. Con un ratio de 25 niños y niñas por aula y salones amplios y ventilados, no han tenido que hacer grandes transformaciones en este sentido.

Además, pese a que son conscientes de que "el riesgo cero" es imposible, consideran que sus pequeños alumnos estarán más seguros en sus aulas que en otros de los espacios que se frecuentan habitualmente. "Dentro de toda esta incertidumbre que vivimos, contamos también con la responsabilidad de las familias a la hora de protegerse", añadió el director.

El ejemplo del Isabel La Católica es uno más de las decenas de centros educativos que han trabajado a marchas forzadas para recibir a sus alumnos con la mayor de las seguridades. La llegada a clase se vivió ayer con gran emoción, no solo por parte de los alumnos sino también por los profesores, que hacía ya seis meses que no veían a sus pequeños alumnos, que son también parte de su familia. "Como verás, estamos todos muy contentos y ninguno de los niños ha entrado llorando", sentenció Cabrera.

Dentro, cuando los escolares se colocaron en sus respectivos pupitres, una frase escrita por una de las maestras animaba a los niños a enfrentar esta situación con optimismo: "hay cosas que no necesitan distancia de seguridad". Los alumnos se dispusieron a enumerar aspectos que, efectivamente, no tienen por qué cambiar por culpa de la pandemia. Las respuestas llegaron rápidamente. Las miradas, el cariño y las ganas de aprender continuarán siendo las mismas que antes del virus.

Durante el día de hoy le tocará volver a las aulas a los casi 92.000 estudiantes canarios que cursan la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y los 33.000 que se enfrentarán a Bachillerato. Finalmente, mañana será el turno de los 34.200 alumnos de Formación Profesional en el Archipiélago.