Te han añadido a un grupo. Así comienzan las pesadillas para muchas personas que cada vez más aborrecen la hiperconectividad que supone el WhatsApp. Si además se trata de un grupo con los padres y madres del colegio de los niños: eso son palabras mayores. Debates sobre el horario de las clases, los deberes que marcó la maestra, el disfraz para la fiesta de Carnaval o la aparición de piojos en el patio; todo aderezado con pulgares arriba, caras de guiño o gatitos sonrientes. Práctica muy habitual y menos inocente de lo que parece.

El mal uso de los grupos de WhatsApp integrados por padres y madres puede afectar negativamente al desarrollo educativo de estudiantes y docentes. La Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE), que detectó estos problemas a través del Defensor del Profesor, ha elaborado un decálogo para evitar que se produzcan situaciones poco deseables en estos puntos de encuentro virtuales donde los progenitores comparten todo tipo de información. "No entendemos estos grupos como algo negativo, ni nos oponemos a su uso, porque forma parte de la realidad en la que vivimos", afirma Pedro Crespo, presidente de ANPE en Canarias, quien advierte de que el problema reside en el mal uso de esta herramienta.

En muchas ocasiones, estas plataformas se utilizan para suplir cuestiones que el profesorado entiende que deben ser responsabilidad de los niños. El máximo exponente de este problema se da cuando el grupo de WhatsApp se convierte en la agenda de los críos. "En las primeras etapas de la educación se pide a los padres que colaboren con el control de las tareas que los niños llevan siempre apuntadas en sus libretas, pero después los estudiantes tienen que ser los encargados del control de deberes y exámenes", recalca Crespo.

Cuando los padres repasan colectivamente las actividades que sus hijos deben realizar, en lugar de fomentar que los niños se hagan cargo de sus obligaciones, colaboran a mermar el desarrollo de la independencia y el crecimiento de la autonomía personal de los menores, quienes asumen que sus padres siempre están ahí para dar respuesta a sus quehaceres. Si el niño no sabe qué deberes debe hacer o cuándo tiene un examen, "es más educativo que vaya sin la tarea o sin estudiar, que consultarlo a través del grupo de padres, ya que así aprenderá la importancia de hacerse responsable de sus obligaciones", valora el presidente del sindicato de docentes.

La comunidad educativa ha detectado que en numerosos casos los progenitores cuestionan a través de los grupos la profesionalidad de los profesores. "Cómo se atreve a cuestionar lo que dijo mi hijo"; "quién se cree que es"; "vamos a ir a por él" o "voy a presentar un escrito para denunciarlo". Son algunas de las amenazas que se vierten en este tipo de foros y que han sido denunciadas ante el sindicato de docentes. Lo ideal ante una duda determinada o una situación de disconformidad es, según Crespo, acudir al profesor que imparte la materia o al tutor del menor.

Vías oficiales

"Se llega a levantar calumnias por cosas tan simples como una mala interpretación del niño, que se la cuenta al padre y este lo comparte luego en el grupo", detalla el portavoz del sindicato.

Las etapas en las que más se suele errar en la manera de entender esta vía de comunicación son Infantil y las primeras etapas de Primaria. Los padres se enteran de todo por el grupo, pero lo importante es saber si los avisos que circulan a la velocidad de la luz son correctos. "Estamos muy habituados a compartir información por Whatsapp de forma inmediata con los amigos, pero esa no es la función de estos grupos", explica Crespo. La mejor opción es acudir a las vías de comunicación oficiales con el centro educativo o con los docentes.