Síguenos en redes sociales:

Seneball echa raíces en Senegal

La ONG tinerfeña desarrolla durante estos meses, a través de dos personas voluntarias, un proyecto solidario, educativo, deportivo y social en un colegio de Joal-Fadiouth, un pueblo de La Petit Côte senegalesa, con niños de entre 12 y 14 años

Seneball echa raíces en SenegalCedidas

Pasan dos minutos de las cinco de la tarde. Adama e Ibrahim (14 y 12 años, respectivamente) hablan en wolof, la lengua nativa más hablada de Senegal. Son dos escolares del colegio de enseñanza media (CEM 3) de Joal-Fadiouth, un pueblo de La Petit Côte senegalesa, a unos cien kilómetros al sur de la capital del país, Dakar. El francés es la lengua oficial de Senegal y en la que se imparten las clases en los centros de enseñanza.

-¡Kai, kai fi! (ven, ven aquí), requiere Adama a un compañero al salir de la clase de español.

-¿Lo begue? (qué quieres), pregunta Ibrahim, que se ha adelantado unos metros.

-¡Am! (toma), contesta Adama, entregándole el cuaderno que él se ha dejado en el aula.

-¡Jërëjëf! (gracias), corresponde Ibrahim, agarrando la libreta con premura. Quiere llegar con rapidez a la pista polideportiva donde va a comenzar la clase de tenis.

Adama e Ibrahim pertenecen a un grupo, cercano al centenar de alumnas y alumnos, que recibe clases extraescolares de español y de tenis desde el mes de febrero impartidas por Carmen Peña (graduada en Relaciones Internacionales) y Juan Carlos García (docente y periodista), dos personas voluntarias de la ONG tinerfeña Seneball que se encuentran desarrollando, a través del programa Becas África, del Cabildo de Tenerife, un proyecto solidario, educativo, deportivo y social para ofrecer formación integral a niñas y niños de Senegal utilizando el deporte y la educación como herramientas principales y que dio sus primeros pasos en 2016.

Durante 2016 y 2017 Seneball realizó diversos eventos para la recaudación de fondos que permitieron echar a andar el proyecto. Así, en junio de 2017 la ONG logró la financiación necesaria para construir, tras la firma de un convenio de colaboración con la ONG Arquitectos Sin Fronteras (ASF), una pista polideportiva anexa al colegio donde jóvenes del centro escolar y del barrio de Cáritas puedan jugar al tenis, al baloncesto y al fútbol sala. En 2018 se firma el convenio entre Seneball y el colegio CEM 3 para el uso de la pista polideportiva.

El colegio se encuentra en proceso de ampliación, con un número mayor de aulas que den cabida a una mayor parte de la población escolar creciente en el barrio de Cáritas, en constante expansión. El centro se levanta en la entrada al pueblo donde los baobabs, el árbol símbolo de Senegal, se adueñan de parte del paisaje.

Cuando a mediados de febrero Carmen y Juan Carlos llegan a Joal-Fadiouth como personas voluntarias de Seneball, la pista polideportiva presenta tan solo una superficie de cemento sin marcas de delimitación para la práctica algún deporte y la enseñanza del español se ciñe a los cursos superiores del centro.

La tarea a la que se enfrentan Carmen y Juan Carlos se antoja ambiciosa y motivadora. Las aulas muestran una situación precaria. Sin luz eléctrica y con pupitres y bancos deteriorados. Una pizarra ocupa todo el frente. Una esponja sirve de borrador usando un cubo de agua. En la pista polideportiva se coloca durante las clases una red de minitenis con la que las alumnas y los alumnos que se benefician de este proyecto se inician en el posicionamiento y golpeo de la pelota.

Dos profesores de deporte del centro escolar, Moise Sambou y Bassirou Sane, acompañan a Carmen, en días alternativos, en las enseñanzas del tenis. Los dos grupos de escolares alternan también el aprendizaje del español. El profesor de español del CEM 3, Abdoulaye Diallo, que imparte la lengua de Cervantes a los cursos superiores, asiste de forma esporádica a las clases de Juan Carlos.

La estación seca, de noviembre a mayo, no da tregua ni a la impartición de las clases ni a la vida diaria en esta barrera de arena entre el océano Atlántico y una extensa zona de manglar, lugar donde se asienta este pueblo de unos 40.000 habitantes y ejemplo de convivencia entre la comunidad musulmana, mayoritaria, y la cristiana.

La temperatura durante los meses de marzo y abril supera en ocasiones los 40 grados. La arena cubre todas las áreas de Joal. Las restricciones de agua se convierten en habituales. Durante semanas se echa mano de bidones de veinte litros para ir a recoger el agua de uso doméstico del pozo más cercano de donde se surte gran parte del vecindario. Los cortes de la corriente eléctrica también se producen con asiduidad.

A medida que transcurren las semanas, los trabajos en la pista polideportiva se acrecientan para que sea efectiva la práctica tanto del tenis como del baloncesto y del fútbol sala. Estudiantes y profesores se han familiarizado con la sujeción de la raqueta y con diferentes golpeos de la pelota. La medición y pintado de las líneas que delimitan las canchas de las tres modalidades deportivas van dando forma a una verdadera cancha polideportiva.

Las frases básicas en el aprendizaje del español se van sedimentando en la memoria y en la práctica de ese alumnado que toma estas clases como necesarias para su ampliación en el conocimiento de idiomas. Antes y después de cada clase de español son cada vez más quienes saludan y se despiden del profesor voluntario con alguna frase en español.

El director del CEM 3, Abdoulaye Diallo, del mismo nombre que el profesor de español, expresa tanto su satisfacción como la del profesorado por la puesta en marcha del proyecto de Seneball. "Los estudiantes que se benefician del proyecto muestran un comportamiento diferente al resto. Han progresado en los estudios, se han vuelto más atentos en clase y muestran más interés y son más activos", señala Diallo.

Conforme el mes de abril avanzaba y miles de aves cruzaban en bandadas delante de un sol poniente en dirección a la vegetación del vasto manglar, el grupo de estudiantes golpeaba la pelota de tenis sobre una superficie ya delimitada para este deporte. El marcaje de la cancha de baloncesto seguía su ritmo y la llegada de las canastas desde Dakar dotaban a la pista polideportiva de mayor prestancia.

-¡Ñuden, ñuden! (vamos, vamos). ¡Dakk, dakk! (terminar).

Estudiantes, Moise y Carmen recogen las raquetas, las pelotas y la red. A un alumno se le oye exclamar: ¡Dama mar! (tengo sed).

El grupo de escolares se despide del profesor y de Carmen.

-¡Mangui dem! (me voy), dice Ibrahim.

-¡Ba suba! (hasta mañana), asiente Adama.

Pulsa para ver más contenido para ti