Observar un agujero negro siempre se ha considerado una ficción, y tiene sentido. La única manera de ver lo que ocurre a nuestro alrededor en el universo es a través de la luz que los objetos celestes irradian hacia nuestros telescopios. El interior de un agujero negro, por definición, no irradia absolutamente nada de luz; es más, se la traga. Pero el horizonte de eventos o de sucesos, que separa el resto del universo del interior del agujero negro, permite que los fotones bailen a su alrededor durante un tiempo antes de precipitarse al entorno de condiciones extremas en el que se sustenta el agujero negro. Ese halo de luz que se produce a su alrededor ha sido la oportunidad que justamente la que han aprovechado los más de 200 investigadores asociados al Event Horizon Telescope (EHT) para lograr ver por primera vez un agujero negro.

Con esta fotografía de la realidad, por primera vez se ha conseguido validar la teoría de la Relatividad General que Albert Einstein imaginó hace ya más de cien años. En este sentido, no solo se confirma con una prueba directa la existencia de los agujeros negros, sino que también se comprueba ?cómo se comporta la luz en entornos tan extremos? como los de este tipo de objetos cósmicos, tal y como señaló la investigadora especializada en galaxias del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Cristina Ramos.

Al mediodía de ayer, la comunidad científica se mantuvo expectante a una rueda de prensa que el consorcio EHT había anunciado desde principios de semana. Varios investigadores comparecieron a eso de las 15:00 horas (14:00 hora canaria) en seis ruedas de prensa simultáneas en Washington, Bruselas, Santiago de Chile, Shanghai, Taipei y Tokio para mostrar los resultados de dos años de recogida y análisis de datos. Porque para observar este agujero negro, que se encuentra alojado en una galaxia cercana, la Messier 87, sería necesario un radiotelescopio del tamaño de la Tierra. Ante la clara imposibilidad técnica, el EHT ha reunido los ocho telescopios de 30 metros repartidos por todo mundo -uno de ellos, el observatorio IRAM Pico Veleta, ubicado en Granada- para lograr captar la sombra del agujero negro.

?Hemos convertido la ciencia ficción en hechos científicos?, argumentó Avery Brodwick, físico de la Universidad de Waterloo, durante la comparecencia realizada en Estados Unidos. Un hecho que también destacó Carlos Moedas, comisario de Investigación, Ciencia e Innovación, quien declaró que "la ficción a menuda inspira a la ciencia, y los agujeros negros han alimentado durante mucho tiempo nuestros sueños y nuestra curiosidad".

El agujero negro se encuentra a 55 millones de años luz de la Tierra y tiene una masa unos 6.500 millones de veces superior a la del Sol. "Lo que vemos realmente es la sombra del agujero negro", explica la astrofísica especialista en agujeros negros del Institut de Ciencies del Cosmos (ICCUB), Barcelona, Anna Ferré-Mateu. Como explica esta investigadora, "vemos una zona más allá del horizonte de sucesos", un lugar donde se acumula gas y cuya temperatura provoca emisiones de luz. "Es el punto anterior a que luz caiga dentro del agujero negro", afirma por su parte Ramos. Concretamente, en la fotografía de este agujero negro lo que se muestra son las partículas de luz que estaban a punto de sumirse en las condiciones extremas gravitatorias que produce el objeto celeste.

Las implicaciones de este hallazgo, que se basa prácticamente en la mejora de la capacidad técnica, van desde el puro placer de conocer mejor el mundo hasta abrir la posibilidad de estudiar estos objetos de forma más exhaustiva. Así, a partir de ahora, los investigadores lo tendrán más fácil para conocer "cómo se forman, qué son y cómo interaccionan con el resto de la galaxia", confirmó Ferré-Mateu. ¿De dónde provienen? ¿Cómo se han formado? ¿Es algo que es pequeño y se va extendiendo o por el contrario nace así de grande? Aunque nunca podremos conocer un agujero negro por dentro, todas estas preguntas, gracias a esta fotografía, ahora tendrán una posibilidad de ser contestadas por primera vez en la historia de la humanidad.

"Hemos presionado al límite la tecnología", consideró la Ferré-Mateu. Y es que, para cumplir este hito, los 200 científicos implicados en Europa, América y Asia Oriental, 20 países y 16 institutos implicados, llevan desde 2014 tratando de generar las condiciones adecuadas para poder ver estos pequeños rayos de luz. Una de las partes más importantes de esta preparación era conseguir que todos los telescopios se sincronizaran al mismo tiempo, para lo que recurrieron a distintos relojes atómicos para observar el centro de la galaxia -donde se sitúan normalmente los agujeros negros-. Con todo, al final estos investigadores han convertido a la Tierra en un plato parabólico que ha funcionado como antena para percibir esa señal.

Fueron necesarios tres días de un tiempo meteorológico envidiable para poder recabar la información necesaria para obtener esta imagen. Dan Marrone, investigador del departamento de Astronomía del Observatorio Steward, en Arizona, relacionó la cantidad de información recabada -5 petabytes de datos- con 5.000 ficheros mp3 o la colección entera de selfies que una persona puede hacerse durante toda su vida.

Este hito aparecerá en los libros de texto de los niños, concluyó Ramos. "Sabíamos que estaba ahí, pero era un fantasma", insistió Ferré-Mateu por su parte. "Están sucediendo cosas muy importantes y estamos confirmando muchos años de teorías físicas", recordó Ferré-Mateu. Y no cabe duda que estas primeras dos décadas de siglo han sido realmente estimulantes para la ciencia, pues durante estos años también se ha logrado comprobar la existencia del bosón de Higgs, así como de las ondas gravitacionales.