El Papa Benedicto XVI llega hoy a Edimburgo, primera etapa de una visita de cuatro días al Reino Unido, precedida de fuertes críticas al encubrimiento por la Iglesia católica de los abusos sexuales contra menores cometidos por algunos de sus miembros.

El miércoles, más de una cincuentena de intelectuales firmaron una carta enviada al diario "The Guardian" en la que protestaban por el hecho de que se concediera al Pontífice el honor de una visita de Estado, en lugar de simplemente pastoral.

Benedicto XVI será recibido hoy por la mañana en el palacio de Holyrood, en la capital escocesa, por la reina Isabel II antes de dirigirse en el papamóvil por el centro de Edimburgo al palacio episcopal.

En Holyrood estarán también el arzobispo de Canterbury, máximo representante de la Iglesia de Inglaterra, el viceprimer ministro británico, Nick Clegg, y los primeros ministros de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

El punto culminante de la visita papal será la beatificación en Birmingham del cardenal John Henry Newman, un gran intelectual convertido desde el anglicanismo e iniciador del llamado movimiento de Oxford, al que pertenecieron otros muchos intelectuales que se pasaron igualmente a la fe de Roma.

A alimentar la polémica en torno al viaje del Papa han contribuido unas declaraciones de uno de sus consejeros, el cardenal Walter Kasper, en las que, según una revista alemana, dijo que llegar al aeropuerto londinense de Heathrow era como aterrizar en un país del Tercer Mundo, y describió el Reino Unido como un país caracterizado "por un nuevo y agresivo ateísmo".

El cardenal no participará en el viaje del Papa, y el Vaticano se vio obligado a señalar que expresiones de este tipo no representan a Roma ni a los obispos británicos.

Por su parte, el primado de la Iglesia católica en Inglaterra y Gales, el arzobispo Vincent Nichols, manifestó su satisfacción por la visita del Papa y dijo que "la tradición católica de este país incluye una profunda lealtad a la persona del Santo Padre".

El primer ministro británico, David Cameron, afirmó a su vez que serán "cuatro días muy especiales, no sólo para nuestros seis millones de católicos, sino también para mucha gente de fe en el conjunto de Gran Bretaña".

Frente a esos cálidos mensajes oficiales de bienvenida, la víspera de la visita, un grupo de personas de diversas partes del mundo víctimas de abusos sexuales de sacerdotes pidieron en Londres a la Iglesia católica que adopte "medidas" contra los agresores para "reparar" el sufrimiento que causaron.

"Necesitamos que el Papa diga que entregará toda la información que tiene sobre los curas agresores dondequiera que estén en el mundo. Esta información se entregará a las autoridades de los países donde esas personas están siendo protegidas", dijo Peter Saunders, el consejero ejecutivo de la Asociación Nacional para personas agredidas en su infancia (NAPAC).

Saunders afirmó que su propósito es enviar "un mensaje" al Papa y a los millones de católicos del mundo, a raíz de las revelaciones de abusos destapadas en los últimos meses por la prensa.