Proceden de distintos barrios de la capital tinerfeña y se consideran auténticos "birrias" de y para toda la vida. Los une su veteranía, al superar los 70 años y, sobre todo, su amor por el CD Tenerife, "un sentimiento en las duras y en las maduras". Esperan que este momento de vacas gordas con el ascenso a Primera sea aprovechado para reforzar las estructuras y crear esa Fundación pendiente que les permita tener "simplemente, un lugar donde reunirnos".

La visita a EL DÍA se desarrolló en animada tertulia, como ésas cerca del Estadio el día del partido, que suelen terminar "con un güisquito para celebrar que se gana o ahogar las penas si se pierde". Son cuatro, pero la suya es una voz colectiva, la del viejo aficionado.

Todos aseguran ser "birrias" desde la cuna y para empezar argumentan, medio en broma, medio en serio, que "a este equipo no lo quiere sino la gente de Santa Cruz, del Arguijón (La Cuesta) para arriba es otra cosa, sin ánimo de molestar a los laguneros". Luego señalan que "eso se ha superado y hay aficionados de todas partes con parecido sentimiento".

Recuerdan la época de los grandes equipos en los barrios como el Real Unión, de El Cabo, el Toscal o el Price para reconocer que "hubo un tiempo en el que el Tenerife, que tuvo sede en la calle Castillo, era el equipo de las élites, de los que tenían dinero".

Una fecha clave.- Un partido pudo cambiar la historia del fútbol tinerfeño. Se jugó en La Manzanilla en 1950 entre el CD Tenerife y una UD Tenerife, que formaron Iberia, Hespérides de La Laguna y Price. El Norte completó la liguilla que ganó el conjunto blanquiazul, en el que destacaba su delantero Antonio "el loco".

Pese a cierta polémica, los cuatro reconocen como fecha oficial de la fundación el 1 de octubre de 1922, o sea pronto harán 87 años.

Otra coincidencia es que "la historia del CD Tenerife está aún por escribir y lo poco que hay es una recopilación de artículos periodísticos. Hubo en su día un proyecto para hacerla, pero...".

Estos cuatro jubilados siguen acudiendo de forma habitual al estadio y, tal vez por su edad, no acaban de entender el entusiasmo del reciente y último ascenso a Primera. Afirman al respecto: "Siempre hubo alegría en los ascensos y hemos vivido los cuatro a Primera, pero este disparate nos supera. Tal vez sea por la crisis económica, pero esta locura no la hemos visto nunca. Aunque el fútbol ha cambiado mucho: por ejemplo, las mujeres antes apenas se veían y ahora son casi mayoría. Pero hay mucho aficionado de después del almuerzo. Reconociendo que hay que aprovechar esta ilusión".

La estructura del club.- Siempre ha habido críticas a la estructura del club. No iba a ser menos esta vez: "Hay mucho que mejorar y esperamos que se aproveche este momento dulce para ello. Y que se cuente con nosotros, al menos desde la voz de la experiencia. Sólo pedimos que se nos reconozca la fidelidad de tantos años a unos colores. Hay compañeros que van desapareciendo por la edad y hay que intentar recuperar iniciativas como el club de los cien socios más antiguos que se constituyó, pero no tuvo continuidad. Y tener una sede de una vez porque la que hubo en la calle Suárez Guerra no era del Tenerife sino donada por particulares. Habría que crear una especie de Fundación y establecer un lugar para guardar los trofeos, ya que algunos se han perdido. Un sitio donde ir y pasar el rato".

La memoria.- Un repaso a la historia trae a la memoria figuras como la del ex presidente José López Gómez, "al que hay que respetar y valorar, aunque muchos no hayamos estado de acuerdo con su labor, pero tampoco con otras directivas. Un recuerdo para él y otro muy grande para el ya fallecido Javier Pérez, que nos llevó a las máximas cotas, tal vez por encima de las posibilidades reales del club, pero merece un homenaje a pesar de sus detractores".

Un momento muy delicado fue el de finales de los sesenta del siglo XX. Lo explican: "Los clubes peninsulares no querían venir aquí y nosotros nos desplazábamos 19 veces. Hubo una reestructuración que nos mandó a Tercera y ahí tuvimos que tocar a esas élites que dijimos antes para que usaran su influencia y evitar volver a regional porque hubiera desaparecido el club, circunstancia que, por cierto, ha estado a punto de pasar en varias ocasiones. Pero siempre hubo alguien que dio el paso para evitarlo y se volvió a nacer desde la nada. Parece el sino".

Recuerdan que "también se llenaba entonces el Estadio con aquella grada de madera de la Herradura. Los mejores recuerdos son los ascensos, no sólo a Primera. Cualquiera era una fiesta para esta sociedad y se ha repetido ahora con el más reciente".

Para estos veteranos curtidos en mil partidos, "no era una mala idea el lema el Tenerife de todos. Ahora es de los accionistas, pero cortar el sentimiento no se puede. Un club de fútbol es algo más que una empresa, no todo es dinero. Y con vistas al futuro hay que aprender de las malas experiencias, que hemos tenido muchas, para no repetirlas. Aprender para crecer".