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Exigen mamparas para el puente Zurita tras otro intento de suicidio

Vecinos del barrio Salamanca reclaman instalar barreras para ‘salvar vidas’ mientras el distrito Centro propone embellecer el entorno

Operativo policial desplegado la noche del sábado junto al puente Zurita. E. D.

El nuevo intento de suicido registrado el pasado sábado, a las 21:00 horas, en el puente de Zurita, cerca del bingo, ha incrementado la preocupación e indignación de los vecinos del barrio de Salamanca ante la pasividad de los políticos municipales, que no han atendido su petición de instalar mamparas que dificulten el acceso.

El secretario de la asociación vecinal La Arboleda, Jesús Triana, canaliza las críticas y propuestas de los residentes de este barrio preocupados por intentos de suicidios que no paran. «Los comercios son un radar de la sociedad; son los confidentes ciudadanos», explica el dirigente, que anuncia que el Distrito Centro-Ifara celebra mañana, martes, una nueva sesión, bajo la presidencia del concejal Guillermo Díaz Guerra. Ahí confía en tomar la palabra –aprovechando que defenderán varias iniciativas en favor del barrio– para reiterar la solicitud de mamparas de seguridad a ambos márgenes del puente Zurita.

La propuesta no es nueva y tampoco ha cambiado la postura del concejal de zona, Díaz Guerra, ni del responsable de Servicios Generales, Carlos Tarife, que rechazan la instalación de mamparas y prefieren embellecer los lugares donde se localizan pintadas, pues según las explicaciones dadas a los vecinos la solución no es poner mamparas sino psicólogos en colegios o en centros de apoyo a la población, según la versión que trasladan sus interlocutores.

Desde el año 2021 y hasta la fecha se han registrado dos intentos de suicidios y otros tres se han consumado, según cuenta José Guillén, vecino de la calle Obispo Pérez Cáceres –donde su familia ha vivido los últimos ochenta años– y además es propietario del Kiosco Price que inició su abuelo hace 68 años. Aquel puesto nació frente al cine Price hasta su traslado a la avenida Islas Canarias, donde continúa en la actualidad.

La noche del sábado pasado, José Guillén salió a pasear su perro y de regreso vio el despliegue de la Policía Nacional y luego la ambulancia junto al puente. No se equivocó cuando temió otro intento de suicidio, como así acababa de ocurrir con una joven de casi treinta años a la que se le consiguió agarrar e impedir lograr su objetivo.

Algo similar ocurrió antes de verano. Entonces no se quedó en un intento, sino que le costó la vida a un joven de 19 años. Precisamente estos días atrás el dueño del Kiosco Price habló con la madre del chico quien, destrozada, animó a José Guillén a luchar para evitar situaciones como la que le costó a la vida a su hijo.

El propietario del Kiosco Price recuerda que en 2009, cuando estaba más implicado en la Asociación de Vecinos La Arboleda junto al equipo de Juan Marichal, ya participó en una recogida de firmas que se realizó porque, «como consecuencia de la postcrisis económica de 2008, en dos o tres meses se llegaron a contabilizar hasta doce personas que se tiraron por el puente Javier de Loño». «Esta plataforma es más alta que el de Zurita y pasa menos gente», explica José Guillén, para justificar por qué se decantaban por el lugar. Con más de seiscientas firmas y la publicación en prensa de las demandas, los vecinos lograron que se chapara el puente De Loño, hasta que luego se pusieron unas mamparas, cuando más tarde se sacó el proyecto. «Lo que está pasando ahora en el puente Zurita no es nada que no hayamos dicho», comenta Guillén, que se resiste a que a este enclave se le llame el puente de la muerte.

«He sido testigo de un suicido y es lo peor que te puede pasar». Para el dueño del Kiosco Price, «las mamparas no son la solución, pero puede salvar vidas porque da tiempo a que quien lo intenta se lo piense u otros puedan parar a la persona», pero «parece que les importa tres pepinos que se tiren o no», dice en referencia a los políticos, que «están más preocupados por el Plenilunio o los carnavales».

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