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Servicios Públicos salva las viviendas de la calle Milán con 400.000 euros

La obra, que se ha prolongado durante cinco meses, consiste en asegurar el paseo peatonal, con la colocación de micropilotes

El concejal de Servicios Públicos, el popular Carlos Tarife, en la obra de la calle Milán, en María Jiménez. E. D.

La Concejalía de Servicios Públicos, bajo la dirección del popular Carlos Tarife, culmina estos días las obras emprendidas hace cinco meses en la calle Milán, en la parte alta de María Jiménez, atendiendo así la denuncia vecinal que realizaron sus residentes, que tal y como denunciaron en EL DÍA en noviembre de 2020, «las viviendas estaban partidas y han aparecido grietas en garajes de nueva construcción».

Los trabajos, que se iniciaron en la referida calle en febrero pasado, han supuesto una inversión de cuatrocientos euros y han consistido en la instalación para reforzar la calle Milán. «Los vecinos nos advirtieron que estaba cediendo la zona y se procedió a reforzar el paseo peatonal para garantizar el tránsito de los vecinos, no para que esto sea una zona de paso de coches», precisa el concejal de Servicios Públicos, Carlos Tarife.

En compañía de miembros de su equipo, la jefa de su gabinete, Marta Vela, precisa que se han utilizado micropilones para aseguran el paseo peatonal y evitar que vuelva a ceder el firme. Carlos Tarife añadió que también se ha acometido una pequeña obra en colaboración con Emmasa, dado que los residentes también advirtieron que existían filtraciones en la zona, lo que se traducía en humedades en sus viviendas.

El responsable de la Concejalía de Servicios Públicos volvió a visitar, dentro del seguimiento realizado a estos trabajos, la calle Milán y asegura que la mejora está prevista que llegue a su término en los próximos días. Cabe recordar que vecinos de la calle Milán reiteraron hace más de un año y medio su denuncia por el mal estado de conservación del viario, lamentando incluso el trato desigual que reciben vecinos del centro de Santa Cruz con quienes residen a la entrada del distrito de Anaga, y sin embarco a minutos del corazón de la capital tinerfeña.

Los residentes en la calle Milán aseguraron entonces que desde la Gerencia de Urbanismo había recibido largas para arreglar la calle Milán, llegando incluso a explicarles que el suelo era de titularidad privada. «Si ese es el problema nosotros se lo cedemos, pero por favor que arreglen la calle que se vienen abajo las viviendas».

Junto a los residentes de la calle Milán, otros residentes secundaron las demandas que plantearon entonces Davinia y María del Pino, que secundaron las denuncias hechas públicas por la familia Déniz. Se trata de la cuarta generación de estos residentes del barrios que advertían del olvido al que habían sido sometidas por el ayuntamiento y clamaban por poner medidas para evitar que la humedad acabara de pasar factura a sus viviendas.

Junto a los problemas de humedad, a consecuencia también de las escorrentías del agua y las tuberías que han sido sustituidas para evitar filtraciones, también advirtieron entonces sobre la aparición de grietas. «Tras una inspección nos dijeron que el terreno estaba cediendo y que si no había ido a mayores era gracias al muro de contención que los mayores de esta zona fabricaron en el pasado y que impidió un mayor desplazamiento del terreno».

En aquella oportunidad, hace más de un año, EL DÍA visitó la calle Milán, donde una de las residentes contó que «el detonante de la denuncia que se presentó a la Gerencia de Urbanismo fue a colación de que comenzaron a empezaron a caer los azulejos de la cocina de una de las casas».

Inicialmente incluso la Gerencia le dio 72 años para que abandonara el inmueble. De eso han transcurrido ya casi cuatro años, sin que por último pudieran evitar abandonar la vivienda por temor a que las grietas fueran a mayores, dado que las ventanas y las puertas fueron cediéndose y deformándose.

De hecho, a algunas de las viviendas que se localizaban en la misma calle Milán no se podía acceder al ceder el terreno. A esto se suma también los problemas con la luz. «Hace ya años mis tíos incluso le pusieron el techo nuevo, pero el terreno sigue cediendo», contaba hace un año y medio una de las vecinas. Gracias a esta voz de alarma vecinal desde Servicios Públicos se encargó la correspondiente actuación que ha permitido reforzar el peatonal, insistiendo en que este paso es solo para vecinos y no coches. Tras cinco meses de trabajo y una inversión de 400.000 euros se garantiza la normalidad.

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