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La riada del 31M | 20 aniversario
Víctor Quintero Director del Centro Meteorológico de Santa Cruz de Tenerife

«Un 31M se puede volver a repetir, pero es poco probable»

«Aquel día, la inestabilidad se disparó cuando las nubes se anclaron en el macizo de Anaga», afirma el director del Centro de Meteorología de Santa Cruz de Tenerife

Víctor Quintero, director del Centro de Meteorología de Santa Cruz de Tenerife. Delia Padrón

«Se puede volver a repetir un 31M en Santa Cruz aunque es poco probable». Lo asegura Víctor Quintero, director del Centro Meteorológico de la provincia tinerfeña. Graduado en Física, el responsable de las predicciones meteorológicas asegura que es «complicado» predecir fenómenos como el ocurrido el 31 de marzo de 2002, cuando una tromba de agua, la mayor de la historia de la capital tinerfeña, dejó 8 muertos y graves daños.

El macizo de Anaga jugó un papel fundamental en la riada del 31 de marzo de 2002, que ayer cumplió 20 años. Esto detalla Víctor Quintero, director del Centro Meteorológico de Santa Cruz de Tenerife, de 54 años. «Aquel día, la inestabilidad se disparó cuando las nubes se anclaron en Anaga», asegura Quintero en esta entrevisto por el 20 aniversario del peor desastre natural que se recuerda en la capital tinerfeña.

¿Qué sucedió desde la perspectiva meteorológica en la riada del 11 de marzo de 2002?

Se dio un cúmulo de circunstancias, todas ellas críticas y justo en el mismo sitio y en el mismo día. La situación meteorológica no era especialmente extraña. De hecho, era una situación bastante frecuente en el Archipiélago: la presencia de una depresión aislada en niveles altos (DANA). Es un sistema de bajas presiones que normalmente suele dejar precipitaciones intensas e incluso tormentas. Esa DANA fue avanzando a lo largo del día y empezó a dejar precipitaciones moderadas, ya previstas. Esa mezcla de flujos hizo que aparecieran diferentes células tormentosas a primera hora de la tarde. La masa de aire inestable se cruzó con un sistema montañoso muy pronunciado, Anaga, y se vio obligada a ascender. Eso disparó aún más la inestabilidad. Las diferentes direcciones del viento hicieron que algunas nubes se quedaran ancladas en el macizo de Anaga.

¿Cuál fue el resultado?

Como consecuencia de esa situación, se registró en el observatorio de Santa Cruz la mayor cantidad de lluvia en un día de todos los tiempos: 232 litros por metro cuadrado. Además, también se registró la intensidad máxima de precipitación: 162,7 litros.

«Todo apunta que el cambio climático puede tener correlación con las tormentas tropicales»

Las características orográficas fueron fundamentales. ¿Lo son en otros fenómenos adversos que ocurren en la Isla?

Influyen muchísimo. Hacen que las previsiones meteorológicas en Canarias sean muy complicadas. Una masa de aire sin estabilidad no es lo único que se necesita para desarrollar las tormentas, sino que requiere de un mecanismo que lo dispare. En el caso de Canarias, y sobre todo en Tenerife, es el ascenso orográfico. Esto hace que una parte de las nubes lo bordeen y otra parte ascienda por la montaña. Ese cambio de altitud hace que se disparé la actividad tormentosa dentro de la propia nube.

¿Por qué no hubo alertas en la riada del 31M?

Hubo avisos. Lo que ocurre es que normalmente esas precipitaciones no se concentran en el mismo sitio durante horas, sino que se distribuyen en diferentes puntos. La predicción que se hizo en ese momento es la que correspondía al nivel de avisos que se dieron. Ni los modelos numéricos ni los conceptuales, que utilizan los predictores para refinar las previsiones, indican dónde se van a formar las células tormentosas exactamente, con qué intensidad y mucho menos si esas nubes se pueden quedar ancladas en un punto fijo. Por eso era muy complicado predecirlo.

Entonces, ¿la meteorología carece de capacidad para prever con exactitud estos fenómenos?

No puede. Pero no solo aquí, sino en cualquier parte del mundo. Es verdad que la experiencia si te da una mejora ante este tipo de fenómenos, además de una mayor vigilancia y una mejora de los modelos. Pero las propias incertidumbres implícitas en la predicción meteorológica a veces lo impiden. Esto nace de muchos puntos, pero el principal es que la propia física no da soluciones analíticas a la predicción, además de la incertidumbre de la adaptación de esa ciencia a los entornos y modelos de predicción.

¿Un 31M puede volver a ocurrir en Tenerife?

Sí, se puede repetir. Nada impide que vuelva a ocurrir. Pero al mismo tiempo es poco probable, y menos en el mismo sitio. Como ejemplo sirve que solo ha ocurrido una vez, aquel 31 de marzo de 2002.

«La meteorología no puede prever con exactitud este tipo de fenómenos en ningún sitio»

¿La Isla está preparada a nivel de infraestructuras para soportar este tipo de riadas?

Las infraestructuras han ido mejorando, sobre todo los protocolos de vigilancia y emergencia, además de la propia predicción meteorológica. Creo que sí. Asimismo, tenemos la experiencia previa de lo que ocurrió aquel día. Y con ello, creo que se ha aprendido. Eso sí, nunca vamos a poder quitar las montañas de donde están.

Hay mucha gente que sigue pensando que «los del tiempo siempre se equivocan».

Afortunadamente creo que cada vez menos gracias a la mayor difusión de la información meteorológica y a la propia mejora de los temas de previsión. Yo creo que cada vez menos gente opina que el del tiempo siempre se equivoca.

¿Los protocolos de actuación se pueden mejorar?

El propio plan de meteoalerta está diseñado para una revisión periódica, sin necesidad de que ocurran episodios críticos. Pero si ocurre un episodio así, sirve para hacer una nueva reflexión de cómo se puede mejorar. Otro ejemplo de esto puede ser el Delta [tormenta tropical que azotó Canarias entre el 28 y el 29 de noviembre de 2005 y que causó enormes destrozos]. En el plan de meteoalerta no estaba prevista una tormenta tropical como esta. No estaba definida ya que aquí nunca se había registrado ninguna. A raíz de ahí, en la siguiente revisión, aparecen los avisos especiales por ciclones tropicales.

¿Y hay margen de mejora en los sistemas de alerta?

Sí hay margen de mejora, pero en todos los aspectos, tanto en la alerta meteorológica como en otro tipo de alertas que están relacionadas con la meteorología. Me consta que en Tenerife se está trabajando en mejorar diferentes sistemas de alertas. Se está haciendo un trabajo excelente.

Está previsto instalar un radar en Teno. ¿Cómo va el proyecto?

Este proyecto de radar ha tenido muchas dificultades. La última complicación fue que al iniciar las obras, la empresa que ganó el concurso para hacerlas quebró. Eso hizo que se paralizaran. Esto hizo que se volvieran a empezar los trámites administrativos para la adjudicación a otra empresa. Ya la tenemos. En verano posiblemente se retomarán las obras. Calculo que a finales de 2023 estará instalado y operativo. Ese radar nos permitirá realizar una mejor vigilancia ante fenómenos meteorológicos.

¿El cambio climático en Canarias puede traducirse en nuevos 31M o Deltas?

No está claro. Se han tenido que hacer seis informes al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Parece ser que hay una cierta correlación. Por ejemplo, el aumento de las temperaturas y los fenómenos tormentosos están muy vinculados desde los primeros informes. En el caso de las tormentas tropicales, todo apunta a que sí. De hecho, en el último informe ya se explica que sí puede haber una correlación. Esto es a escala global, no únicamente en Canarias.

¿Qué tal se ha desarrollado el invierno? ¿Cuáles son las previsiones para primavera y verano?

El invierno fue muy seco y muy cálido. De hecho, está considerado el doceavo más seco y el séptimo más cálido desde 1961. Se tiene previsto que, a nivel técnico, esta primavera también sea más cálida de lo habitual.

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