El Colegio de Administradores de Fincas reclama a la Concejalía de Servicios Públicos del Ayuntamiento de la capital tinerfeña una reducción de las tarifas tanto del consumo del agua como la que se aplica en los contadores contra incendios, como le hicieron saber al responsable político, Guillermo Díaz Guerra, la pasada semana.

En dicho encuentro presentaron dos informes: uno, sobre el alto coste que soportan en la actualidad cuatrocientas comunidades de vecinos que mantienen los contadores contra incendios, que supone el 300% respecto a la cantidad que se abona por el mismo concepto en la Península, o el 400% si se compara con la media de inmuebles canarios.

El segundo informe elaborado por el Colegio de Administradores de Fincas, con el asesoramiento de los expertos en la materia, se refiere a la mala calidad del agua en la capital tinerfeña, lo que justificaría, a su entender, que la mayoría de los chicharreros prefiere el consumo de agua embotellada. Los encargados de la gestión de las comunidades de vecinos de Santa Cruz hacen suyos los datos que expuso la compañía Emmasa en el stand que instaló en el parque García Sanabria en las Fiestas de Mayo de 2019. La Fundación hizo público un informe que concluía que solo un 35% de los ciudadanos prefieren al agua de la red, mientras que un 33% se decantó por el agua mineral y un 32% por agua del grifo embotellada. “Es evidente que, en comparación con otras ciudades (caso de Madrid capital), los ciudadanos no perciben una buena calidad del agua en Santa Cruz de Tenerife”.

Juan José Setién, vocal del Colegio de Administradores de Fincas y miembro de la subcomisión creada para hacer un seguimiento de la calidad del agua y las demandas en esta materia con el ayuntamiento, reitera que de forma mayoritaria los vecinos se decantan por el consumo de agua embotellada, como muestra la tendencia contrastada desde hace un año.

Juan José Setién precisa que la problemática del alto PH y la conductividad generan la falta de confianza entre los vecinos a la hora de consumir agua de la red y prefieren sedimentarla en bidones o directamente la embotellada. Un cuadro realizado tomando en consideración los propios datos que la compañía Emmasa expone en su página web, los administradores de fincas hacen constar que el PH alto en zonas como San Rafael y San Roque –el entorno del cementerio viejo–, que fuera lo recomendado, una situación similar a lo que sucede en la Avenida Venezuela, la zona del parque Viera y Clavijo, Carlos J.R. Hamilton, en Residencial Anaga; o las calles de El Pilar, o Puerto de la Cruz, en el barrio de La Salud.

“Siendo el 61% del agua suministrada por la potabilizadora, encontramos una conductividad y un PH elevados y algo cercanos a los límites recomendables. Esos análisis han sido realizados por Emmasa cuando el agua no está turbia; conviene realizar el análisis del agua en aquellas zonas en los que los ciudadanos la detectan turbia, que sucede en ciertos días y a ciertas horas, y recoger las muestras que con su colaboración les facilitará el análisis del agua, determinando si es óxido, barro... y realizar el correspondiente mantenimiento. El PH no se cumple para las recomendaciones idóneas de cultivo de plantas, hortalizas...”, precisan.

Desde el Colegio de Administradores de Fincas se insiste en que “nos preocupa que cada vez sea más frecuente la detección de mala calidad del agua que están suministrando para el consumo humano, de niños, bebés y personas enfermas, al apreciarse el agua sucia o turbia. Creemos que para el elevado precio que se paga, Emmasa debe tomar las medidas necesarias para mejorar la calidad y la pureza del agua, analizando las zonas que se reclaman por agua turbia”, precisan.

Control a tiempo real

El concejal de Servicios Públicos, el popular Guillermo Díaz Guerra, garantiza que “el agua del grifo –que suministra Emmasa– es potable”; “es analizada por la Autoridad Sanitaria más el Servicio de Control y Gestión Medioambiental del Ayuntamiento”. Sobre el coste, admite que es caro “por la singularidad de Canarias que hace que el agua sea privada”: el 30% del consumo total procede de suministradores privados (pozos y galerías) y el 70% restante, de recursos propios, tales como galerías, pozos y desaladoras.

Díaz Guerra puntualiza. Respecto al precio del agua, el concejal hace suyo un informe de Emmasa que concluye que el vecino paga 0,00273 euros por el litro que recibe a través de la cañería en su casa; un coste muy alejado del desembolso de agua embotellada. Hace constar la nota que le dan los chicharreros a la calidad en función del sabor, olor y color: un 3,03 sobre cinco en 2019 que mejoró este año hasta el 3,11.

El edil acota los problemas de turbidez en casos concretos, como la incidencia registrada días atrás en la calle Juan Pérez Delgado Nijota, donde “Emmasa está analizando in situ dos veces al día la calidad del agua en esa red.

Los administradores recuerdan que el 1 de noviembre la compañía interrumpió el suministro en catorce calles por una avería en la red principal y, como es uso y costumbre, el vecino paga el recibo aunque no lo reciba, ya sea un día o un fin de semana.

Movilización para cambiar las tarifas

El Colegio de Administradores de Fincas ha emprendido una campaña informativa y de movilización ciudadana a través de la recogida de firmas para solicitar al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife que proceda a modificar la normativa que regula el suministro de agua, tanto en lo que se refiere a los contadores contra incendios como al coste del servicio.

Juan José Setién lamenta, incluso, que hasta se cobre al precio industrial los contadores que tienen habilitados las comunidades para la limpieza de las zonas comunes o el riego de los jardines, garantizando la calidad de las redes de los inmuebles y cuestionando la antigüedad de la canalización hasta los edificios.