Creo que podemos afirmar que el Puerto de Santa Cruz de Tenerife es uno de los elementos económicos más fiables de la Isla. Cuando vienen mal dadas, como en años recientes, ya ha mostrado su capacidad de adaptación y de resistencia. Y cuando la actividad crece, no hay dudas de su capacidad de carga.
Tenemos que felicitarnos por los magníficos resultados obtenidos durante los seis primeros meses del presente 2022, con unas cifras que sitúan a nuestras instalaciones como líder nacional en evolución de tráficos.
Este repunte de actividad arroja datos considerables, como es el hecho de que en este mismo periodo de tiempo casi haya quintuplicado las exportaciones y que el aumento de las entradas de barcos también haya sido notable. El afianzar un número de escalas para dos navieras como Maersk y Grimaldi es fruto del éxito en estos números. Todo esto, claro está, es también prosperidad económica para nuestra sociedad.
En esos márgenes está también el desempeño de toda la comunidad portuaria, de sus trabajadores, en especial del colectivo de estibadores, que han podido afrontar el aumento de carga de trabajo con solvencia para responder a las nuevas exigencias y hacer posible que el Puerto de Santa Cruz de Tenerife pueda presumir ahora de estas cifras.
Es un trabajo de todos, de empresas y de trabajadores, y deja claro que el puerto cumple, que hay capacidad humana y logística para afrontar retos de importantes dimensiones, respondiendo de igual manera al mayor número del tráfico de transbordo y al aumento de llegada de la carga cautiva.
Ahora que el balance es positivo cobra más valor si cabe los duros momentos en los que tuvimos que reajustar nuestro régimen de trabajo para afrontar las caídas en el volumen de trabajo o cuando mostramos como colectivo una resistencia sin fisuras ante las pretensiones del Gobierno debilitar a los estibadores como colectivo.
En las buenas y en las malas, siempre el mismo fin: el bienestar de nuestra Isla, que Tenerife cuente con una herramienta fiable con la que pueda armonizar su economía. En las buenas y en las malas, el Puerto cumple.
