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La universidad como motor de transformación

Estamos viviendo tiempos de cambio en el ámbito de la Educación Superior. Nos enfrentamos a nuevos desafíos para los que la Universidad debe ir por delante, con la mirada puesta en el futuro sin perder de vista las exigencias del momento presente. Una realidad que quedó patente en la Conferencia Mundial de Educación Superior 2022 de la Unesco, celebrada en Barcelona, donde la agenda estuvo marcada por la nueva hoja de ruta en el ámbito educativo. Diálogo y debate en torno a cuestiones como la transformación digital en el mundo universitario, la innovación educativa en los procesos de aprendizaje, el impulso a la investigación o la apuesta por la sostenibilidad, evidencian que estamos en un contexto en el que las instituciones educativas debemos ir más allá.

La Universidad es un espacio de generación y transmisión de conocimiento, donde conviven tradición y vanguardia y donde vivimos con la vocación de formar a quienes van a marcar la diferencia en el futuro. Con las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior como mapa, y teniendo en cuenta los principios que guían la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, con un modelo centrado la innovación educativa, la internacionalización y la investigación debemos seguir ofreciendo a nuestros estudiantes la formación diferencial que merecen y que los prepara para la realidad del mundo laboral.

Es clave que asumamos que la formación ya no es una mera etapa vital que finaliza con la obtención de un título académico, bien sea universitario o de FP. La educación a lo largo de la vida marca una hoja de ruta llena de desafíos. De hecho, se calcula que los jóvenes y profesionales tendrán que reinventarse hasta cinco o seis veces durante su vida profesional, algo que desde el ámbito educativo nos obliga a recoger el guante y ofrecer una formación adaptada a esta realidad incuestionable.

En este sentido, nuestro modelo académico es clave para dar respuesta a las necesidades actuales y ofrecer a nuestros alumnos una formación flexible y personalizada, que responda a lo que exige el mundo profesional. Asimismo, en este contexto tan cambiante, la digitalización se ha convertido en un imperativo en la enseñanza superior, las aulas han de estar pensadas para unos estudiantes cada vez más conectados, que se siguen formando a lo largo de toda su vida profesional y que ejercen mayor control sobre su futuro. Cada estudiante tiene la capacidad de desarrollar al máximo su potencial, y es deber de la comunidad universitaria acompañarle y motivarle en este proceso, por lo que debemos ser capaces de ofrecer una formación que ponga el foco en el conocimiento preciso y en los valores que contribuyen al progreso social. Y en este camino, debemos asumir que la tecnología es una aliada, que mejora la experiencia del estudiante de una manera integral y nos proporciona herramientas para que el proceso formativo también vaya más allá.

Por otra parte, el actual mundo globalizado y cada vez más competitivo ha hecho que la educación superior haya asumido el reto de la internacionalización y del desarrollo del sentido de la ciudadanía. Uno de los mayores desafíos es preparar a las futuras generaciones para enfrentarse a un mundo conectado y, es por ello, que desde la Universidad Europea llevamos la internacionalización en nuestro ADN. Ofrecemos una formación abierta al mundo con campus verdaderamente multiculturales, donde conviven más de cien nacionalidades distintas.

Y en el marco de esta visión de futuro, la investigación juega un papel determinante y forma parte del firme compromiso que la universidad tiene adquirido con la sociedad. Este es un imperativo tal como se establece en el Pacto por la Ciencia y la Innovación donde se encuadran los principios fundamentales por los cuales se deben orientar nuestros avances en términos de la distribución de la inversión de I+D+I, necesaria tanto en ciencia como en innovación.

Las universidades tenemos un papel fundamental de desarrollar investigación aplicada y relevante de carácter multidisciplinar, internacional y con altos estándares de rigor. En ese sentido, asumimos la investigación como una prioridad, que nos exige adaptar, desde la innovación, nuestra actividad docente e investigadora para que podamos alinearnos con el nuevo marco que establecerá la futura Ley Orgánica de Universidades.

La investigación fomenta la indagación continua y el pensamiento crítico en el profesorado y en el alumnado, permitiendo la creación sinergias de colaboración, de aprendizaje y de intercambio de conocimientos. Para que un país crezca de manera sostenible, produciendo tecnología e innovando en los diferentes sectores de su economía, es fundamental invertir en investigación y desarrollo.

Es preciso recordar que la educación superior es un activo cultural y científico que permite el desarrollo personal y promueve el cambio económico, tecnológico y social. Consolida el intercambio de conocimientos, la investigación y la innovación, y dota a los estudiantes de las habilidades necesarias para afrontar su futuro laboral con éxito.

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