Atención, Houston, tenemos un problema. El comisionado para la Transparencia ha pedido justificación de cómo se han gastado las subvenciones recibidas a 2.539 entidades canarias que han obtenido ayudas financiadas en gran medida con fondos europeos, entre ellas el gran paquete de 1.144 millones de euros para pymes y autónomos. Algunos empresarios y entidades, a estas alturas, estarán sudando la gota gorda pensando en cómo explicar en qué se han gastado la lotería de Bruselas. Y es que después de la ola viene la resaca. Las sociedades con créditos ICO avalados por el Estado también van a tener que empezar, dentro de unas semanas, a amortizar el principal. Los bancos han empezado a duplicar las hipotecas con créditos fijos y a mirar con lupa la concesión de nuevas operaciones crediticias. Las alarmas ya están sonando en toda la economía —exceptuando la de La Moncloa— por esos tiempos extremadamente duros que están a punto de llegar. Y Bruselas empieza a sentir los primeros síntomas de miedo: el que despierta el temido fantasma de la estanflación –crecimiento cero y alta inflación– rondando por todas las estadísticas. En julio se levanta la moratoria para los concursos de acreedores en España y los expertos esperan una avalancha de solicitudes. Vienen curvas.
