En varias ocasiones nos hemos referido a la trayectoria del polifacético sacerdote realejero José Siverio Pérez (1928-2019). Acercarnos a él supone conocer un amplio y extenso perfil que se traslada a diversos ámbitos de la realidad. Muestra de ello se puede observar en la Casa de la Cultura de Los Realejos entre los días 29 de marzo al 22 de abril. Allí se ubica una exposición que une textos, fotografías y recuerdos personales que formaron parte de su existencia. Todo ello se materializa gracias a la buena disposición de sus herederos, así como de una labor en conjunto de la Concejalía de Cultura y Patrimonio del Excmo. Ayuntamiento de Los Realejos, con producción de Lhorsa Arte & Eventos, coordinación y redacción de contenidos de Pablo Hernández Abreu y del que suscribe estas líneas y diseño y maquetación de Damiroal, Estudio Creativo. A lo largo de diferentes salas el visitante puede ir observando, mediante un análisis cronológico y temático, el perfil de un ser que nació en Los Realejos el 29 de noviembre de 1928.
Su amplia mesa de trabajo, ubicada en la residencia familiar, es casi el punto inicial al protagonista, ubicándose sobre ella un crucifijo, una lámpara, así como un conjunto de papeles y detalles que nos aproximan a lo que fueron elementos de su día a día.
En la entrada un panel nos da cuenta de la trayectoria vital que llegaría a atesorar, con referencias desde la formación en los primeros años de vida hasta el acceso al Seminario Diocesano en 1942 y su ordenación el 4 de mayo de 1952. También un panel nos aproxima ante diferentes hitos que fueron formando su persona hasta dar como resultado sus 67 años como sacerdote. A ello se suma una aportación sobre su labor en la pintura, faceta casi desconocida para el gran público, siendo autor de obras de pequeño tamaño con representaciones variadas que incluían desde bodegones, retratos u otros asuntos de diversa temática. No se omite una muestra del vía crucis que no llegaría a finalizar, así como elementos asociados al diseño, con ejemplos repartidos por diversos rincones de la geografía, atendiendo a su posición en la Delegación de Patrimonio del Obispado de Tenerife. También ocupa una parte de la muestra la música, tanto de su autoría como en compañía de sus recordados hermanos Carmen y Andrés Siverio Pérez. Fue director y compositor, así como partícipe de otras muchas facetas en ese apartado cultural.
La labor como escritor y periodista tendría también como resultado un conjunto de crónicas repartidas en la prensa nacional y del archipiélago, así como dos interesantes aportaciones en formato libro. De la novela titulada Un pueblo cualquiera se incluyen en una vitrina varios ejemplares, así como del trabajo de investigación, tantas veces citado en el ámbito de la historiografía realejera bajo el título Los Conventos del Realejo.
No faltan detalles a su labor al frente de la Junta para la reconstrucción de la Parroquia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción tras el fatídico incendio de 1978, así como un emotivo vídeo proyectado en una gran pantalla. Ello sería resultado de una entrevista sobre ese tema efectuada hace ya algunos años. Lo cierto es que, al visitante, al que conoció o se aproxima por primera vez ante el padre Siverio, emociona y se agradece ver un suceso narrado por un protagonista en primera persona.
Una muestra que nos aproxima, a grandes rasgos, ante el perfil de un Hijo Predilecto de Los Realejos y que, como bien se enunciara en el tríptico editado al efecto, debe ser «el punto de partida para la puesta en valor de su trabajo y su legado». El legado del padre Siverio, sin lugar a dudas, lo merece.
