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La Feliz Gobernación

Con Casado me acuesto, con Feijóo me levanto

De crisis como esta también se sale, o eso esperan los más optimistas seguidores del PP que todavía no se han pasado a Vox

Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo.

Cuentan que el semanario de humor La Codorniz, que se publicaba durante los tiempos del franquismo duro y que presumía de ser "la revista más audaz para el lector más inteligente", fue retirado de los quioscos por la autoridad competente porque en su sección sobre el tiempo apareció el siguiente titular: "Se espera un frío general que viene del Norte". Los sutiles vigilantes de la censura identificaron a Franco en esas palabras, y secuestraron la revista. Tal vez no estaban desencaminados, porque en España casi todos los jefes de la derecha han venido del Norte, más en concreto de Galicia, con las consiguientes excepciones. Y esta vez no iba a ser menos. El PP espera a Feijóo, que llegará en plan "sujetadme el cubata" para intentar arreglar el desaguisado.

De crisis como esta también se sale. Eso esperan los más optimistas peperos que todavía no se han pasado a Vox. Que se lo pregunten a Pedro Sánchez. Y es que hay actitudes e imágenes que se repiten, muchas de ellas chuscas en una y otra ocasión, pero desde el punto de vista de la militancia los buenos y los malos están intercambiados. Cuando la conspiración de Ferraz, los socialistas preferían a la víctima, que fue defenestrada en una especie de ‘golpe de estado’ interno; en el caso de Génova, la persona martirizada en la percepción de militantes y simpatizantes, Ayuso, está fuera. La militancia de los partidos no pinta nada, salvo cuando pinta, generalmente si se la cabrea. Y entonces arrasa con cualquier foco de resistencia.

Vean el caso del presidente murciano, López Miras. El lunes se acostó partidario de Casado y todavía con más riesgo, de Teodoro. Se le podía perdonar, porque éste ha sido su valedor: lo salvó de la quema en el episodio de la moción de censura, le dictó el Gobierno en su parte más política, le diseñó la cúpula regional del partido y hasta le facilitó el acceso a los magazines nacionales de televisión y de las cadenas de radio, de modo que no hay locutor que no se sepa su nombre o que equivoque el López por Pérez. Pero el martes, ya constatado que las pilas Duracell de Teodoro estaban agotadas, se echó en brazos del gallego, borrando la singularidad de la posición que hasta entonces había fijado con la habilidad de prever también una palabras amables para Ayuso, ensayando galleguismo preventivamente. Tiene gracia que se desplazara a la tierra de Teo, Cieza, para anunciar la floración de su epifanía y prepararse para recibir con la mejor cara al fresco general que viene del Norte.  

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