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Nómadas digitales, con la historia a cuestas

El Gobierno español ha aprobado un anteproyecto de ley para fomentar la puesta en marcha de nuevas empresas de sectores emergentes, lo que popularmente se conoce como startups. Entre las medidas que se han querido incluir para favorecer el desarrollo de las nuevas iniciativas empresariales se encuentran las que tienen por objetivo captar los llamados nómadas digitales. Y es que gracias a las tecnologías actuales, un trabajador puede escoger desde dónde lleva a cabo su trabajo. Solo necesita una buena conexión a Internet y un sitio confortable. Por eso muchos profesionales cualificados que trabajan online, seducidos por el estilo de vida mediterráneo, se fijan en la península ibérica y se instalan en ella. Es un fenómeno que ya está ocurriendo y ahora, además, el Gobierno les ofrecerá incentivos fiscales y facilidades a la hora de realizar trámites legales como el visado.

Nómadas digitales, con la historia a cuestas

Captar talento exterior es habitual en el mundo global, pero no es algo exclusivo de nuestra época. Desde la Edad Media hay pruebas de cómo las economías más punteras se han esforzado por procurar seducir a aquellos extranjeros que les podían ser útiles para seguir creciendo.

Uno de los casos más interesantes se vivió en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIV. Al igual que en el resto de Europa, allí la peste negra también causó estragos y esto tuvo unas consecuencias nefastas para el sector textil (que entonces se llamaba fabricación de paños). Los funcionarios reales se dieron cuenta de que en Londres se había constituido una nutrida colonia de familias procedentes de los Países Bajos, huyendo de los conflictos sociales y políticos que se vivían en su tierra de origen. Como la mayoría eran expertos en la fabricación textil, en vez de expulsarlos, Eduardo III firmó una serie de decretos para facilitarles la estancia en una localidad inglesa llamada Colchester, que era el principal punto de fabricación de paños ingleses en esa época. Según los historiadores Bart Lambert y Milan Pajic, entre 1351 y 1367, se trasladaron allí 124 artesanos, la mayoría de ellos originarios de Gante y Brujas, y tuvieron un papel fundamental en la reactivación de la economía de Colchester.

Precisamente de esa zona de Europa se puede citar otro ejemplo relacionado con el sector textil, pero del siglo XVI. Jan de Meer explica que en Amberes se relajaron las reglamentaciones gremiales para incorporar a artesanos especialistas que venían de fuera para que pudieran trabajar en la ciudad, y cómo eso supuso un salto adelante para la pañería local. Hay que tener en cuenta que en la Edad Media, quien controlaba parte del sistema de producción de la mayor parte de los sectores eran los gremios, que estaban organizados de forma rígida. Los oficios no se podían practicar si no se formaba parte de la agrupación, pero para poder ser miembro había que cumplir una serie de requisitos. Uno de los más habituales era ser originario de la misma localidad, de sus alrededores o, en todo caso, tener algún tipo de autorización especial. En el caso concreto de Amberes fueron las autoridades municipales las que incentivaron la incorporación de aquellos trabajadores foráneos. Pero no hace falta ir tan lejos para encontrar ejemplos.

En Catalunya, puede servirnos el caso de Girona. A finales del siglo XIV empezaba a crecer y su dinamismo era atractivo para los foráneos que buscaban mejores oportunidades para ganarse la vida. Los que carecían de oficios cualificados no eran bien recibidos en la ciudad y se veían forzados a instalarse en barriadas fuera de las murallas. En cambio, aquellos que sobresalían en algún tipo de trabajo eran aceptados e incorporados a la trama urbana interior de Girona. Salvando las distancias se parecía un poco a lo que ocurre actualmente con los inmigrantes. Lo divertido del caso es que lo que podríamos llamar inmigrantes de la Girona medieval eran personas de los condados de Besalú, de Empúries y del Roselló. Lugares que están a solo unos pocos kilómetros de distancia. Ahora la diferencia geográfica es mayor pero en el fondo el mecanismo se parece bastante cuando decidimos hablar de inmigrantes y nómadas digitales para marcar la diferencia entre la gente que viene de fuera para trabajar aquí.

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