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Maite Fernández Valderas

¿Inspiras o impresionas?

Me encanta contar que no se trata de impresionar, que de lo que se trata es de inspirar, en todos los ordenes de la vida; y en la política, más. Regalar esa huella en la otra persona es la permanencia, es penetrar en el pensamiento del otro y, sin pretenderlo, quedamos reflejados en las acciones de otras personas, de las que seremos sus referentes.

Ese político que impresiona y no inspira desarrolla un camino de ciertos altos y bajos. La inspiración significa que tu despliegue es consistente, planificado, con cierta profundidad y con el propósito de querer ir mucho más allá de lo que tus palabras quieren decir; no te quedas en la idea, vas a la acción y a la permanencia en el pensamiento de otros.

El liderazgo político inspirador es difícil de encontrar; hoy parecería que no elegimos inspirar, que eso no estuviera en el objetivo de muchos de nuestros gestores públicos. Y yo me pregunto, ¿por qué no te interesa inspirar?, ¿por qué no está entre los deseos de nuestros políticos?, ¿por qué no está entre las prioridades de los asesores políticos?

Inspirar es liderar, lo otro es dirigir, mandar, ordenar o pura transmisión de ordenes. La inspiración conlleva implícita la admiración; y nos equivocamos al pensar que impresionar genera cierta admiración, cuando lo cierto es que exclusivamente es una estela de luz fugaz.

Angela Merkel se nos va de la vida pública y política, y con ella un halo de inspiración, un liderazgo con identidad propia, un referente en la política. ¡La echaremos mucho de menos!, es la base de un líder referente, a la que todos mirábamos cuando no sabíamos qué hacer o a donde acudíamos para dar nuestro siguiente paso; la observación de su figura nos inspiraba. Parecía que con ella estábamos menos perdidos.

La Palma nos necesita a todos y a la vez el acontecimiento nos demanda creatividad, originalidad, ilusión y, cómo no, buenas dosis de inspiración.

La clave de un líder inspirador está en el verdadero conocimiento de las personas y del equipo que dirige. No existe una formula matemática, porque cada persona necesita cosas diferentes y sus deseos son diferenciadores. Por ello es tan interesante nuestra capacidad de escucha y nuestro despliegue para conocer las necesidades de las otras personas. Consideramos en ocasiones que el buen líder es aquel que habla muy bien, y nos olvidamos de que es en su capacidad para escuchar donde está la clave.

Construye relaciones y comunidad, no te quedes en lo básico; da un paso más y profundiza. Inspira con valores interesantes como la creatividad, el respeto y la lealtad. Genera confianza, asume responsabilidades y elogia los éxitos; qué poco nos gusta a veces elogiar, ¿no crees? Al hacerlo, es a nosotros a quien elogiamos. ¡Hazlo una y otra vez!

No cambies por cambiar; se trata de encontrar nuevas formas de llegar a tus objetivos con un mayor grado de eficiencia más que de eficacia. Es decir, no solo lograr tus metas, sino hacerlo con los recursos necesarios o disponibles.

Autenticidad; ¡Sé tú mismo! Desarrolla tus fortalezas y tu manera de ser para desarrollar un liderazgo único.

Desarrolla una actitud positiva; enfócate en el lado positivo de los acontecimientos, expresa gratitud y busca en ti esos factores de auto motivación… Para lograr entusiasmo y pasión y contagiarlo a la ciudadanía, tenemos un ejemplo en la referencia que hago en mi blog personal acerca de Isabel Díaz Ayuso, publicado anteriormente en estas mismas páginas, el Modo Ayuso.

Sé valiente y ten deseos de conocimiento; eso te permitirá tener visión y retarás situaciones importantes.

La toma de decisión se ha convertido en una pieza clave en la gobernanza y en el liderazgo de éxito. La duda ante la incertidumbre es un gran predictor de descenso del poder y de pérdida de gobierno. Por ello es interesante la visión, que solo es compatible con el deseo de conocimiento y la valentía, y son los condimentos necesarios para ejecutar y llevar a cabo proyectos interesantes y de éxito, afinar con la seguridad y bienestar para las personas.

Cuando pasamos mucho tiempo en la oposición perdemos la practica de la ejecución y nuestra máxima de gestión se reduce; por ello a veces oímos a líderes políticos en sus manifestaciones y cliché decir que su partido es un Partido de Gobierno, porque realmente no solo apelará al valor de la ciudadanía sino a visionar ese modelo de éxito en la mente de la gente; muy correcto estratégicamente.

“Los presidentes no heredan problemas. Se supone que los conocen de antemano, por eso se hacen elegir para gobernar con el propósito de corregir esos problemas. Culpar a los predecesores es una salida fácil y mediocre”. Ángela Merkel, nuestra inspiración.

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