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CRÓNICA

Patrimonio industrial de Santa Cruz de Tenerife: Fábricas de tabacos (III)

Imagen de la fábrica de tabacos La Belleza, en la calle Pérez de Rozas. E. D.

Santa Cruz de Tenerife fue una ciudad tabaquera en la primera mitad del siglo XX, ya que en ella llegaron a instalarse 36 fábricas en las que se elaboraban productos de excelente calidad, lo que proporcionaría una importante fuente de riqueza. La arquitectura de los edificios que albergaron estas industrias aún continúan embelleciendo el urbanismo de la ciudad.

La Belleza

El edifico donde estuvo la fábrica de tabacos La Belleza, que aún podemos contemplar en la calle Pérez de Rozas, número 50, realizado en 1930 por el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre, conformaba también la vivienda del propietario, Ángel Carrillo Fragoso, rodeada de preciosos jardines, hoy desaparecidos. Para evitar que los operarios se aglomeraran en la vía pública antes de entrar a trabajar, el edificio contaba con una vía particular, paralela a la calle Benavides, por donde éstos accedían a la fábrica.

El inmueble de planta trapezoidal, de 1.372 metros cuadrados, distribuido en tres pisos, destacaba por tener en sus dos fachadas elementos propios del lenguaje racionalista. Es decir, huecos con grandes ventanales para aprovechar la luz natural y facilitar el trabajo de los operarios en su interior. En las citadas fachadas, sólo dejaría fajas horizontales donde se colocaría un gran letrero publicitario con la marca de la empresa: Fábrica de Tabacos La Belleza.

Fachada de la fábrica de tabacos La Tinerfeña | | E.D.

La configuración interior estaba determinada por un espacio central a modo de patio que, al estar cubierto por un lucernario, favorecía la suficiente iluminación para que las cigarreras pudieran realizar mejor su trabajo.

En la planta baja se encontraban los almacenes de empaquetado, la sala de máquinas, la oficina de control y la zona de pitilleras, además de un garaje para cuatro coches.

La planta principal estaba reservada a los trabajos que realizaban los pureros, además de utilizarse como almacén auxiliar, y estar instalada en ella los aseos de mujeres y el guardarropa.

En el entresuelo estaba el despacho del director, la oficina, y una sala para el descanso del personal. Los secaderos se encontraban en la azotea.

Esta construcción está catalogada por el Plan General de Ordenación de la ciudad, aunque en ella sólo se protege la fachada y la primera crujía.

En la actualidad, el edificio permanece cerrado y rodeado con una malla protectora, aunque durante muchos años sirvió de almacén y venta de productos al mayor de la empresa Comercial Álvarez.

La Tinerfeña

El edifico de la fábrica de tabacos La Tinerfeña, que aún preside la Plaza de La Iglesia, número 10, cuyo propietario era Manuel Herrera y Hernández, fue construido en 1920, según el proyecto del arquitecto Otilio Arroyo, aunque la fachada que da a la calle Imeldo Serís es obra del arquitecto Antonio Pintor. En 1931 se le añadiría otra planta, instalando los secaderos de tabaco en su azotea.

La fecha que aparece en el coronamiento central de la fachada principal (1880), junto con el nombre de la empresa y su titular, corresponde a la apertura de su primera fábrica, sita en la calle Cruz Verde, número 18, en la que elaboraba los famosos puros La Tinerfeña, que luego vendía en su Estanco de la calle Imeldo Serís, número 2, y por los que obtendría medalla de oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla del año 1929. El edificio, reconstruido sobre una vivienda tradicional canaria, de la que aún se conserva el portalón principal, destaca por sus tres grandes balcones en la fachada, sus ventanales ovalados y los elementos ornamentales.

En 1984, ante el aspecto ruinoso que presentaba, el edificio fue rehabilitado por una empresa privada para instalar un Bingo en la parte baja, dedicando el resto a viviendas.

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