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Miedo tramposo

La Villa de La Orotava ha homenajeado recientemente la trayectoria vital y profesional de María Concepción Machado y Machado, conocida popularmente como Concha Machado. Su vida es el testimonio de una persona entregada a los demás desde diferentes posiciones. A ella nos acercamos en 2019 publicando en las páginas de este mismo periódico un amplio artículo con detalles que logramos obtener en una amena e instructiva entrevista durante varias horas. Nace en la Villa de La Orotava el 2 de diciembre de 1938, siendo hija del matrimonio formado por Julián Machado Pérez y Agustina Machado Hernández. Su primera formación tendría como escenario el Colegio la Milagrosa, prolongándose tal periodo por espacio de diez años, concretamente entre 1948-1958. En esa misma época llega a jugar con otras compañeras en un club de baloncesto que organizaba el propio espacio educativo. En su memoria se aglutina el recuerdo por las compañeras que colaboraron con ella durante ese tiempo. Su vida también se asocia a la política. Una política diferente a la actual y caracterizada, atendiendo a su testimonio, por un interés en atender a la persona, a los problemas que se le presentaba a la ciudadanía de forma cercana. Acudía a los Plenos (sin recibir por ello una cuantía económica) durante el periodo en el que fue alcalde Juan Cullen y Lugo. En aquellos momentos vivía en San Antonio. Su labor consistía, fundamentalmente, en informar de los problemas que existían en tal espacio con el fin de encontrar una solución. Desde el 16 de noviembre de 1959 hasta febrero de 1974 se extiende su trabajo en Tejidos Avenida. Recuerda que el jefe de la sección femenina, Francisco Ortiz, militar que tenía amistad con su padre, le anima a que se presentara a las pruebas de voz que se ofrecían por entonces en la radio. Logra superar tal requisito en el Conservatorio de Santa Cruz de Tenerife y, en 1961, se incorpora a la radio. Significativo sería su paso por La Voz del Valle, bajo la dirección del recordado sacerdote polifacético José Siverio Pérez (1928-2019). A la radio acudía en dos franjas. De 08:00 a 09:00 como parte de la sección matinal y, posteriormente, de 19:30 a 23:00. Durante tal etapa de su vida, como miembro de Coros y Danzas de la Sección Femenina, desarrolla dos viajes importantes, uno de ellos a Madrid, en 1961, para participar en un concurso. Llegaron a ganar tal certamen, sorprendiendo a los presentes con una bella vestimenta canaria. Tras ese acto les eligieron para ir a Nueva York, en 1964.

Miedo tramposo

Con el cierre de la emisora, Concha, a propuesta del director, llega a tener la oportunidad de acudir a Radio Popular. Sin embargo, diversas circunstancias le llevan a dejar atrás esa idea y, con ello, cerrar un gran capítulo de su vida.

Tras la radio sería frecuente contar con su presencia como presentadora en diversos certámenes y fiestas en el ámbito local, colaborando, de forma altruista, para la Cruz Roja, la presentación de reinas de las fiestas en La Orotava, actos del carnaval, presentación de festivales en el núcleo realejero de La Cruz Santa, etc.

De todo ello se daría cuenta en un acto institucional que se prolongó el miércoles 27 de octubre a lo largo de media hora, llegando a reproducirse dos audios de la mítica La Voz del Valle. Concha Machado también tendría una participación tras la presentación efectuada por Serafín Mesa Expósito. Su voz profunda, cargada de armonía y excelente pronunciación, es aún reflejo del cuidado y atención que ha mantenido. En su relato llegaría a mostrar numerosas vivencias y anécdotas, manifestando un agradecimiento al homenaje realizado a su persona y manteniendo el recuerdo presente hacia aquellos compañeros de profesión ya desaparecidos. Tras ello, Francisco Linares García, alcalde de la Villa de La Orotava, pasaría a establecer algunos detalles respecto a Concha y la aprobación unánime al reconocimiento elevado al Ayuntamiento de La Orotava por el PSOE.

La distinción a Concha llega sesenta años después de su primer contacto profesional con la radio, logrando convertirse así en la primera persona en alcanzar de forma individual la Medalla al Mérito Municipal. Es el reconocimiento a una vida, pero, al mismo tiempo, también a la voz de toda una época radiofónica. Enhorabuena, Concha.

Hay un miedo existencial latente en el conjunto de la sociedad, derivado de los presagios agoreros de políticos interesados, ecologistas radicales, seudocientíficos, divulgadores de dudosa catadura ética, comunicadores mesiánicos y otras raleas que andan pululando por doquier. Avistan catástrofes por todos lados y por cualquier circunstancia, como si fueran unos milenaristas modernos, donde proclaman, con grave seriedad, la degradación del mundo, su final y una apocalíptica temeraria. Nos quieren inocular el miedo, para paralizarnos: pandemia, apagón general, tormentas solares que se dirigen a la tierra y ahora también vuelven con el cambio climático como tema estrella y mañana se inventarán otro. Lo que pretenden es mantener una sociedad atemorizada, para controlarla fácilmente. Utilizando y nunca mejor dicho a las personas como marionetas para intereses políticos o económicos inconfesables.

Según los sesudos pesimistas el progreso humano hay que pararlo, porque unos individuos, que se autolegitiman ellos solos como salvadores del planeta, capitaneados por una inventada, publicitariamente, icono adolescente, nos dicen lo que tenemos que pensar, hablar, obrar y omitir en nuestro comportamiento habitual. Si no entramos en su escuela pedagógica o mejor dicho ideológica, entonces podemos ser víctimas de esa Inquisición remozada, donde ha desaparecido el negro, por colores morados, rojos o verdes, que intentan silenciar, por todos los medios posibles a los eventuales herejes, que tienen el atrevimiento de no someterse a sus dictados o directrices, eminentemente dictatoriales. También se da el caso a nivel local, donde están los iluminados de siempre e incluso algunos políticos listillos que se han incorporado últimamente a esta corriente arrolladora, para ver si rascan algún voto, que les permita volver al poder, salir del ostracismo de la oposición y cobrar de nuevo un sueldo del erario, para ir tirando.

Las proclamas catastrofistas hay que recibirlas como son, bulos inventados y manipulados. El pensamiento único aborrece la libertad personal, lo que quiere son masas, conjuntos, aglomeraciones, manifestaciones, asambleas, consultas populares, donde se diluye lo particular y su riqueza. Se trata de dar al pueblo pan y circo o como decimos localmente, bocadillos de mortadela o bizcochos de Moya. Los populistas prometen todo, para después no hacer nada, se les va su discurso en una dialéctica frentista, buscando enemigos por todas partes, para esconder su incapacidad gestora, por desconocimiento, falta de formación, capacitación insuficiente y así esconder de forma sibilina lo que no hacen. Se caracterizan, sobre todo, por su proselitismo cuasi religioso, que intenta captar adeptos cual secta política. Amedrentar es la marrullería de los cobardes, que son incapaces de aportar. Por eso, no hay que tener miedo a nada, ni a nadie, poner valor, tranquilidad, valentía, es la mejor medicina, que te da y asegura independencia personal con más respeto público.

Mientras tanto, hay que seguir viviendo, trabajando, tirar para adelante, con optimismo y fortaleza, a pesar de los inconvenientes, que por cierto son muchos, que intentan frenar la actividad empresarial. La iniciativa privada es emprendedora, inventiva y arriesgada, no puede pararse, porque su cualidad es el movimiento, que conlleva creación y producción. La esencia del empresario es la lucha, el levantarse una y otra vez, ante las dificultades que se les presentan, no desanimándose, porque cada día es una nueva oportunidad que hay que ganar. Hay que reconstruir Canarias, con sacrificio, ahínco y brío. Eso significa, no quedarse en palabras huecas y vacías, que llevan a la desilusión de la ciudadanía y al hartazgo de la política como servicio público.

Canarias necesita valentía en todos sus órganos decisorios, así como en los responsables públicos, económicos y sociales, con menos electoralismo y más compromiso real con nuestra tierra, plasmado en acciones concretas, visibles, servibles y solucionadoras de problemas. Es sencillamente funcionar bien, lo que se llama responsabilidad.

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