eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Luis Ortega

Gentes y asuntos

Luis Ortega

La gente

Dentro del drama que viven en carne propia los palmeros de la banda occidental y en franca identidad los de los once municipios restantes; y con la fraternidad acreditada de los canarios y los españoles que, en todas las formas, muestran su solidaridad con una tierra y unos hombres castigados, aparece una lista interminable de nombres propios y un catálogo de igual tamaño de actitudes ejemplares. Contamos y celebramos –y ojalá acabe en costumbre y sirva también en las horas de alegría y en las de tedio– una excepción a la regla de la sociedad de consumo donde el yo se come al nosotros y donde no tratamos a los demás como nos gustaría ser tratados.

Desde el triste domingo del 19 de septiembre, el Volcán de Cabeza de Vaca nos descubrió los peligrosos arcanos de la tierra y, en paralelo, los mejores valores de la gente; los sentimientos reales, ocultos por pudor ante los descarados intereses y por egoísta protección de nuestra imagen en ámbitos de hostiles competencias que no respetan al igual ni al de enfrente. Si se deben inventariar los activos de una catástrofe con eco planetario, pongamos en primer plano la decencia de sentirse implicados en el dolor ajeno, la generosidad para dar lo que se tiene a quienes lo han perdido todo: su casa, su tierra, su oficio, sus enseres y recuerdos y, en suma, su vida.

Tamizada por los ritmos y vicios cotidianos, por el peso de la costumbre, hemos visto en La Palma una política distinta y necesaria, una representación digna de los votantes de todos los colores, una edificante coincidencia por encima de todas las siglas y miras sectarias. Y, frutos del nuevo clima, resultados eficaces y reconocidos por los representados.

A esta situación de cercanía contribuyeron, contribuyen –como dijimos antes– nombres propios y acciones ejemplares que se singularizan por verdad y peso. Los alcaldes del Valle de Aridane, escenario central del drama, pertenecen a tres partidos diferentes – Noelia García Leal, Los Llanos, PP; Juan Miguel Rodríguez, Tazacorte, NC y Sergio Rodríguez, El Paso, CC– y comparten, sin matices, igual compromiso, el mismo idioma, el idioma de la verdad que entienden sus respectivos vecinos. Parlamentario autonómico, Sergio Rodríguez se dirigió por streaming a una cámara que, a veces, «se pierde en debates estúpidos» y le reclamó un imperativo patriótico: «Que la política y los políticos valgan mucho más que lo que hacemos cada día». Roto por la emoción, reclamó los cambios legales que fueran necesarios para evitar el desarraigo de miles de personas y que éstas sean la prioridad de las instituciones de todos los niveles y en todos los momentos. En una legislatura que, como principal novedad, estrenó la ampliación de escaños, Rodríguez Fernández –también evacuado de su domicilio y en el mismo refugio de los damnificados de su pueblo– metió a la gente, en este caso la gente que sufre, en el palacio de Teobaldo Power con el aplauso largo y general y en una sesión memorable, por rango ético.

Compartir el artículo

stats