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Jorge Bethencourt

MANUAL DE OBJECIONES

Jorge Bethencourt

La (falsa) recuperación del empleo

Mientras la melancólica oposición estaba de congreso, intentando meter las cabras populistas en el corral popular, el agobiado desgobierno de España anunció con jolgorio que el empleo ha recuperado los niveles previos a la pandemia mundial y la crisis económica causada por el maldito virus.

Es cierto que la afiliación a la Seguridad Social llegó a los 19,5 millones de altas. Eso activó la respuesta automática de las glándulas salivales de la propaganda de Moncloa. Y provocó que el presidente Pedro haya declarado conseguido el objetivo de la recuperación. Lo sentenció con una de esas frases lapidarias: «es muy importante, porque en la anterior crisis tardamos diez años en recuperar los niveles anteriores a la crisis financiera».

Pero en esta democracia imperfecta todavía quedan instituciones más o menos independientes que tiran del lápiz y a veces dejan a los políticos con el trasero al fresco. Ha sido el caso de Funcas, una fundación de las cajas de ahorros, que ha chafado el triunfalismo presidencial con un jarro de fría realidad.

Los datos de un estudio que casi nadie lee muestran que se ha producido esa recuperación que ha vendido triunfalmente el presidente Pedro pero, también, que ese logro tiene una trampa muy importante: el sector privado no ha vuelto ni de coña a los datos anteriores a la pandemia.

Si se ha producido un incremento en los datos del empleo es porque se ha disparado el ritmo de contratación del sector público. O sea, los puestos de trabajo de la administración que en los últimos años han ascendido en 180 mil personas. En el sector privado, el trabajo anda bastante peor, con casi doscientos mil empleos menos que antes de la crisis.

Si además contamos que hay 270 mil personas que aún siguen en ERTE y más de 220 mil autónomos con prestación, que han sido contados como empleos “recuperados” cuando tienen un nivel de actividad reducido o sencillamente inexistente, el número de empleos aún perdidos en la economía española se elevaría a casi medio millón de personas.

Uno diría que el presidente Pedro se hace trampas al solitario. Pero no es verdad. Porque coloca las cartas que saca de la manga delante de las cámaras de televisión. El medio es el mensaje. Y que el mensaje sea falso es irrelevante. Una idea: para el próximo año que contrate como empleados públicos a los más tres millones de parados y declare triunfalmente el pleno empleo en España.

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