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Jorge Bethencourt

el recorte

Jorge Bethencourt

Hay que hacer caja

Una vieja frase de sabiduría popular dice que más estar callado y parecer tonto que hablar y confirmarlo. No sé si viene al caso. La ministra de Turismo de España, Reyes Maroto, desaparecida en combate durante la crisis del sector en las Islas Canarias, prometió varios miles de millones para ayudar a quienes, como los canarios, viven del monocultivo de los servicios. Pero ese “plan especial” para los territorios turísticos jamás se hizo carne y habitó entre nosotros. Las palabras son aire y van al aire. Y las promesas de los ministros también.

Mientras en La Palma rugía un volcán y la lava se tragaba viviendas y cultivos, la ministra declaró alegremente a los medios de comunicación que el volcán, al fin y al cabo, se podría convertir en un reclamo turístico. Y aunque se apresuró a hacer unas declaraciones posteriores, matizando sus palabras y mostrando su solidaridad con las familias afectadas, ha quedado la huella indeleble de un pronunciamiento inadecuado e impropio de una autoridad pública. Pero no hagamos picadillo de ministra. Autoridades canarias han calificado la pavorosa erupción con un espectáculo que nos regala la naturaleza. Una especie de ‘bendición’ de fuego y azufre. La memez no sabe de geografías.

Si uno echa un vistazo a la prensa internacional se le ponen los pelos como escarpias. Los tabloides sensacionalistas europeos, ingleses y alemanes, han hecho lo que suelen. Titular para vender escándalo. “Corran por sus vidas. Los británicos huyen de las Islas Canarias después de que la erupción del volcán obligara a evacuar a 5.000 personas” . “El volcán de La Palma entra en erupción con escenas apocalípticas cuando 5.000 residentes aterrorizados se ven obligados a huir”. “Fuego y azufre. Un volcán en las Islas Canarias entra en erupción en un lugar de vacaciones británicos arrojando lava y humo al cielo en escenas aterradoras”. “Fin de los días. Escenas de apocalipsis cuando la erupción de un volcán envía lava hacia la ciudad”. Y así. Y las imágenes de la televisión tampoco es que ayuden mucho.

No sé muy bien cómo una catástrofe puede transformarse, mientras sucede, en un atractivo turístico, salvo para un muy minoritario colectivo de gente amante del riesgo. Los viajeros europeos tienen una alergia muy aguda a los problemas, como ya observamos cuando millones de turistas huyeron de países del Mediterráneo afectados por la violencia y la inestabilidad posterior a las primaveras árabes.

Cuando pasen los meses, los efectos escandalosos del volcán se diluirán. Quedará el paisaje devastado por la lava y las familias que lo perdieron todo. Los medios hablarán de otras cosas. Pero ni ahora ni después es un motivo de celebración. Es una catástrofe natural que nos hace daño. Habrá que ver cuánto se puede reparar. Y cuanto no tendrá remedio. Dentro de muchos años, el paisaje del futuro malpaís palmero será espléndido. Pero debajo estará nuestro presente destruido.

A la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, le están saliendo canas hasta en las orejas. Los recursos fiscales de nuestro país han recuperado —y prometen superar— los anteriores a la pandemia. Pero las necesidades derivadas de un gasto público exacerbado nos desbordan. El precio de la energía se ha disparado. Y el de los combustibles. Y es previsible que para el año que viene la subida de los precios ponga el costo de la vida por las nubes. Actualizar los sueldos de los pensionistas y de los empleados públicos va a suponer un nuevo gasto superior a los cinco mil millones de euros. El paro y los ERTEs han supuesto un esfuerzo extraordinario en las peores circunstancias. Y si el Banco Central Europeo cierra el grifo de sus políticas de liquidez ilimitada, a los países que están viviendo de prestado se les va a complicar mucho la vida. España no va a aplicar el año que viene las políticas de contención del déficit que le está pidiendo Bruselas y ya se lo ha avisado a las autoridades europeas: no podemos. Pero sí va a subir la presión fiscal. Hay que recaudar más como sea y al precio que sea. Esa es una de las claves de los presupuestos que van a presentarse en sociedad dentro de muy poco. El dinero prestado de Europa no durará para siempre y hay que empezar a hacer caja.

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