Un amigo de la infancia, Pedro, con el que compartí decenas de años en La Orotava y Madrid, estudiando y jugando al baloncesto, tuvo la oportunidad de contraer matrimonio con una joven catalana nacida en BarcelonaTICA,, a quien conoció en Madrid cuando estudiábamos en los años de 1960. Marcharon a Costa Rica, donde residen, aunque por razones profesionales Pedro tiene que desplazarse periódicamente a los Estados Unidos de América.

Últimamente le he enviado correos electrónicos contándole la situación vivida en Canarias por culpa de la pandemia del coronavirus. También aproveché para remitirle periódicos digitales y se ilustrase del asunto del Sahara occidental, pendiente aún de la descolonización por parte de España y de la ONU al igual que de Marruecos, que ha llamado la atención en el mes de noviembre de 2020 por diversas razones relacionadas con las migraciones y por acontecimientos sociopolíticos ocurridos entre el Frente Polisario y el gobierno marroquí, con impactos en el pueblo saharaui. También por evocar y refrescar el reino de Marruecos conflictos como la Marcha Verde sobre el Sahara español en noviembre de 1975, al igual que la firma del Acuerdo Tripartito de Madrid para repartirse el territorio sahariano con Mauritania.

Lo que más le sorprendió al amigo de la infancia, hoy todo un profesional del mundo de la física y de las energías, ha sido la actitud adoptada por el presidente Trump a la hora de aprovechar su conflictiva retirada de la presidencia del gobierno norteamericano para reconocer la soberanía de Marruecos sobre el territorio no autónomo del Sahara, que tiene pendiente de resolver un problema de Derecho Internacional, en el que España, los saharauis, y Marruecos tienen mucho que decidir a través de un referéndum aceptado por todos desde el inicio: el futuro del pueblo saharaui.

No le pasó desapercibido el rápido interés mostrado por USA para reconocerle a Marruecos la soberanía sobre la que fuera provincia española en el continente africano, el Sahara occidental. Pedro piensa que el Sáhara ha sufrido una metamorfosis, una transformación, que le ha llevado a ser objeto de atención singular de Trump por razones especiales y no solo por los recursos naturales como los fosfatos, los petróleos, los gases y los pescados. Algunos dicen que son razones geopolíticas como el control del Mediterráneo y del lado atlántico del continente africano. Habrá que preguntarle al Franz Kafka del año 2020, surgido de la pandemia, o a la China imperial.

No creo que al amigo Pedro, cuando reciba mis periódicos, le suceda lo que a Gregor Samsa, el viajante protagonista de la obra La Metamorfosis del checo Franz Kafka, cuando se levantó de la cama de la pensión donde se alojaba y se vio convertido en un horrible insecto. Me imagino que vería por la ventana de la habitación, un territorio ubicado entre Marruecos y Mauritania, entre el desierto del Sahara y el océano Atlántico, con muchas banderas de la ONU además de las de USA, Israel, Arabia Saudí, Reino Unido, Francia y España principalmente, colocadas en los consulados respectivos de las cuatro ciudades repartidas de norte a sur, y una gran autopista que llegaría desde Cabo Juby a Mauritania; también algunos aeropuertos y muelles donde pueden atracar pesqueros y ferrys, así como cayucos migratorios rumbo a Canarias; algunos hoteles de lujo con grandes playas de arena desértica y plantas de embotelladoras de agua mineral además de viveros agrarios, instalaciones de paneles fotovoltaicos sobre el desierto, orientados hacia el Sahel, así como molinos eólicos para generar electricidad junto a plataformas petrolíferas.

La metamorfosis, la transformación será de tanto nivel y envergadura que de seguro podrá contemplarse una base norteamericana más moderna que las que tiene USA en Europa. Lo que no podrá descifrarnos el amigo Pedro es la finalidad del muro de arena que separa el Sahara ocupado del liberado, ni el museo de la guerra que levantaron los saharauis refugiados en Tinduf. De seguro que olerá, gracias al siroco, una polución donde se mezcle, además de la calima, la codicia, el silencio y la vergüenza. El Sahara: ¿de oruga a mariposa? ¡Tiempo al tiempo!

Bien sabe el amigo Pedro que el archipiélago de Canarias, donde nacimos y a pocos cientos de kilómetros del Sahara, terminó de conquistarse por Castilla en 1496 y es una comunidad autónoma española desde 1982, así como una región ultraperiférica de la Unión Europea desde 1986.