La pandemia mundial vinculada al COVID-19 ha sido un fenómeno imprevisto no tanto por su naturaleza sino en lo que se refiere a su alcance global e impactos socioeconómicos. En este breve artículo, tratamos de identificar algunas de las claves que podrían ayudarnos a comprender la complejidad de esta situación, en la que tanto nos jugamos en Canarias, y de los posibles escenarios.

El análisis que hemos realizado de la situación actual y los posibles escenarios nos ha llevado a identificar cuatro dimensiones principales, que están interrelacionadas (la sanitaria, la movilidad, la dimensión económica y el cambio en el comportamiento de los turistas) y dos elementos de carácter modulador.

Sin duda, la duración y el impacto de la crisis sanitaria marcarán las dinámicas en el resto de dimensiones. Así, la posibilidad de encontrar una vacuna o tratamientos eficaces, así como el grado de inmunidad de las personas ya infectadas, serán aspectos estratégicos. Igualmente, la probabilidad de rebrotes o mutaciones del virus marcarán los escenarios actuales y futuros. A escala sanitaria está por ver, además, si dos características singulares de Canarias, la insularidad y el clima, jugarán un papel positivo o no en la atenuación de los impactos. Sin embargo, una vez que comiencen a observarse avances en el ámbito de la salud otras dimensiones del problema irán cobrando un mayor protagonismo.

Una segunda dimensión relevante de la crisis actual está siendo la restricción a la movilidad de las personas, en los lugares de origen y de destino, aspecto particularmente relevante para el turismo. Algunos de los escenarios de salida de la crisis plantean que el desmantelamiento de las restricciones a la movilidad se producirá paulatinamente desde el ámbito local al regional, pasando por los países hasta la escala global. El calendario de este proceso será crucial para Canarias, puesto que nuestro actual modelo turístico depende de un mercado emisor alejado y de gran tamaño a fin de ocupar casi medio millón de plazas a lo largo de todo el año.

Además, las cuestiones de movilidad están vinculadas a los medios de transporte utilizados y aquí Canarias tiene, de nuevo, una posición vulnerable por su absoluta dependencia del transporte aéreo, que ha sufrido de forma drástica las restricciones. Parece razonable creer que seguirán existiendo limitaciones a los viajes en avión durante la fase de transición (mascarillas, desinfección, distancia entre pasajeros, etc.). Sin embargo, una vez que estas comiencen a relajarse, es probable que haya disponibilidad de aviones dispuestos a generar de nuevo ingresos para las aerolíneas. Por otro lado, los turoperadores podrían jugar un papel positivo en esta etapa de transición por su capacidad para activar el mercado y sus alianzas con el sector turístico canario.

En tercer lugar, la crisis que vivimos tendrá una importante dimensión económica. La caída de la actividad productiva tendrá consecuencias notables sobre el poder adquisitivo de los potenciales visitantes. Adicionalmente, los desequilibrios macroeconómicos que pueden aparecer como consecuencia de una crisis fiscal sin precedentes, dada la disminución de los ingresos y el incremento del gasto público, podrían conducir a un escenario económico considerablemente más duro y complejo que el de la pasada crisis financiera global, siendo la actitud que finalmente tome la Unión Europea otro aspecto condicionante a considerar.

Finalmente, la crisis vinculada al COVID-19 podría generar cambios en el comportamiento de los turistas a los que deberíamos estar muy atentos. Aunque los precedentes internacionales en otras situaciones catastróficas no inducen a pensar en cambios relevantes de comportamiento, dado que se les supone a los turistas una memoria frágil y selectiva, hay igualmente indicios que hacen prever cambios no tanto en el deseo de viajar pero sí en la forma de hacerlo relacionados, por ejemplo, con la distancia social o la actitud hacia el riesgo. En general, podríamos pensar en un escenario que provocará la aparición de nuevos segmentos de demanda (turismo de teletrabajo), así como un cambio más o menos intenso y duradero en las preferencias de los consumidores hacia ciertas modalidades de alojamiento, transporte, restauración u ocio, o hacia determinados tipos de destino. En todo caso, los controles sanitarios así como la estrategia de comunicación durante la transición también incidirán en estos cambios de comportamiento.

Frente a estas cuatro dimensiones de la crisis turística, Canarias cuenta con dos principales herramientas para modular su impacto y alcance: las políticas públicas y la adaptación del sector privado. Las políticas públicas son fundamentales en la primera fase para paliar el impacto sobre las condiciones de vida de la población y mantener el pulso vital de las empresas y autónomos. De cara a la transición y la recuperación, la actuación pública será también necesaria por su capacidad para activar estímulos económicos, adaptar y mejorar la imagen del destino, así como para establecer nuevos estándares (por ejemplo de higiene, eventos masivos, distancia social, etc.) que garanticen e incluso mejoren la experiencia turística.

Por su parte, la labor del sector privado para recuperar la cadena de valor turística será ingente, siendo necesarias altas dosis de creatividad e innovación, puesto que la crisis abre también ventanas de oportunidad. En cualquier escenario futuro habrá que aprovechar e incrementar la reputación en seguridad de nuestros destinos; habrá que poner en valor la profesionalización del sector; y, finalmente, habrá que reforzar la orientación al cliente tanto a través de incentivar la calidad de nuevas experiencias como para atender segmentos emergentes tras la crisis. Si bien la etapa de transición y de recuperación tendrá una duración que no podemos determinar, va a ser necesario un esfuerzo de calidad que permita mantener los ingresos turísticos y los niveles de vida de la población así como adaptarnos a las nuevas necesidades de turismo. La ausencia de un comportamiento estacional acusado en nuestro destino nos coloca en una posición privilegiada para reactivar el mercado turístico regional en el momento en que las condiciones de demanda sean favorables. Sin embargo, para regresar en las mejores condiciones, hay que activar desde ahora todo el conocimiento disponible al servicio de la recuperación, generando sinergias que alineen a todos los agentes y administraciones en la misma dirección. Investigadores de la Cátedra de Turismo CajaCanarias-ASHOTEL de la Universidad de La Laguna, junto a investigadores del Tides de la ULPGC, llevamos semanas reforzando alianzas con el sector. Nuestro compromiso con la sociedad y la sostenibilidad del sector es ahora más necesario que nunca.