La Consejería de Sanidad sigue sumando dificultades para los nombramientos de su cuadro directivo. El Consejo de Gobierno del pasado viernes no pudo darse por enterado (esa es la fórmula, dado que los nombramientos corresponden directamente a Teresa Cruz, pero han de ser presentados ante el Consejo) de los gerentes de los hospitales de Tenerife propuestos por ella. La consejera, que pertenece al sector mayoritario de Tenerife, que lidera Pedro Martín desde la Presidencia del Cabildo, se enfrenta a la influencia en el partido del psicólogo Pedro Ramos, hombre fuerte del sanchismo en el PSOE tinerfeño. Ramos, elegido senador por la Comunidad Autónoma en el mes de julio, lleva décadas vinculado al Hospital Universitario de Canarias, donde ha controlado directa o indirectamente el área de Recursos Humanos. Eso le permite mantener la lealtad de algo más de un centenar de afiliados de La Laguna, vinculados al HUC, que responden absolutamente a sus instrucciones y planteamientos. Gracias al apoyo cerrado de esos afiliados, la mayor parte de ellos trabajadores interinos del sector, ha sido durante los últimos años el hombre decisivo en las vicisitudes de la Agrupación Socialista de La Laguna, el que en su día encumbró a Javier Abreu y luego lo sacó del PSOE, o el que colocó como candidato al actual alcalde, Luis Yerai Gutiérrez. También fue decisivo su grupo de afiliados -identificado por sus adversarios en el partido como los brazos de palo, porque suelen votar en bloque en las asambleas internas y primarias- para lograr el apoyo de Tenerife a la victoria de Pedro Sánchez contra Susana Díaz. Él y Héctor Gómez son hoy las dos personas más próximas a Sánchez en el PSOE tinerfeño, donde Martín y el resto de los dirigentes más importantes -la alcaldesa Patricia Hernández, o el presidente del partido en Canarias, José Miguel Rodríguez Fraga- se pronunciaron a favor de la andaluza.

La consejera Teresa Cruz, como el resto de los socialistas tinerfeños que entraron en el PSOE por el Gobierno -Julio Pérez y José Antonio Valbuena-, no son de la cuerda de Ramos, al que Ángel Víctor Torres intentó compensar convirtiendo en senador designado por el Parlamento para representar a la Comunidad Autónoma. Ramos aceptó el puesto, que le permite acercarse al entorno del sanchismo cortesano, pero no ha renunciado a dar la pelea por el control de parcelas de poder -especialmente de carácter gerencial o laboral- en la sanidad de Tenerife. En el último Consejo de Gobierno, Ramos logró bloquear los nombramientos de Teresa Cruz y colocó al director de Salud Pública de la Consejería. Ya tenía al de Recursos Humanos.

Cruz se enfrenta a una situación delicada: su inexperiencia en la gestión de la Sanidad pública puede pasarle factura, y también que Sanidad sea uno de los departamentos que más pueden verse afectados por los recortes que se vislumbran en el horizonte, básicamente porque es el que más gasto público compromete. El PSOE fue especialmente duro en la crítica a la gestión del anterior consejero, Baltar, pero algunas de las propuestas planteadas durante la campaña electoral -reducción sustancial de las listas de espera, revisión de los convenios con las clínicas privadas, inversiones y mejoras en hospitales- parecen hoy poco viables con los recortes que vienen. Tener a Pedro Ramos se lo va a poner más difícil todavía.