Hace unos días leíamos, en pro de muchos parabienes, que El Día eliminaba todos los anuncios publicitarios que tenían que ver con la prostitución o directamente con el sexo en sí mismo. Son muchas las mafias que hay detrás de la explotación de mujeres para encima darles cobijo. El mundo evoluciona y nuestra conciencia debería hacerlo junto a él. Hace unos días, me contaba una psicóloga amiga que una de las adicciones que está pegando más fuerte es la ludopatía. Si nos fijamos en los anuncios televisivos, por ejemplo, nos daremos cuenta de que son una barbaridad la cantidad de plataformas online que te invitan a jugar tu dinero a través de internet. Coches, fútbol, máquinas de toda la vida, ahora subidas a la red, y un sinfín que me ocuparían todo el espacio de este artículo si las citase. Que Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez fomenten la desgracia de la gente no es de extrañar; lo hacen todos los días en la tele, y esto no iba a ser una excepción.

En la caza y captura de jugadores que se enganchen online a la ludopatía, las empresas intentan captar caras archiconocidas para echar los anzuelos en el caladero. La mayor tragedia -me contaba- es la gente joven que cae como moscas, primero ante la pantalla y luego en la salas tragaperras. Ahora bien, que un tipo como Carlos Sobera, que quizás como Arguiñano caen bien a toda España, porque se les ve cara de buena gente, se meten en estos berenjenales. Sobera ha vendido su imagen a una potente casa de apuestas deportivas en la red, que se dedica a ganar dinero, al igual que Sobera, sin escrúpulos y con las cifras tan atroces de ludopatía que tenemos. Sinceramente, espero que la gente recapacite y ajusticie de alguna manera a estos ídolos de masas cuando fomentan la desgracia ajena. Y es que Carlos Sobera se ha pasado de frenada. Qué pena, porque es un crack.

@JC_Alberto