Adaptarse o morir, esta máxima parece acompañar todos los proyectos en los que está implicado David Amador, popular por ser el frontman del grupo Ni 1 Pelo de Tonto y DeLokos, un hombre movido por la música pero alimentado, en todos los sentidos, por su pasión culinaria. El Picú se ha hecho con un nombre en la gastronomía de la capital chicharrera, donde tiene el local en pleno centro, en la renovada calle Imeldo Serís o, como se ubica la gente del lugar: por debajo de la Weyler.

En ese afán por proponer nuevas opciones, Amador y su socia, Loli Déniz, han incorporado a su oferta gastronómica habitual los tardeos “lo que la gente conoce como afterwork, pero a mí el anglicismo no me gusta”, comenta. Se trata de dar opciones a esa clientela disfrutona que quiere desconectar después del trabajo cuando se acerca el fin de semana y pasarlo bien en un ambiente con buena música -la de los 80, como no- y buenas copas.

La oferta de tardeo incluye, por supuesto, la posibilidad de picar desde una deliciosa ensaladilla Picú, unas bravas con papita canaria, unos mejillones tigre, una tabla de queso curado o unas croquetitas caseras, hasta las más contundentes alitas de pollo con salsa picante, papas fritas y salsa de queso, un cherne a la romana o un tomate mar azul con burrata. Los jueves y los viernes, de 18.00 a 22.00 horas. ¿No es un planazo para empezar el fin de semana con un buen juernes?

El Picú se ha hecho con un nombre en la gastronomía de la capital chicharrera El Día

Lo del aperitivo también es un soplo de aire fresco dentro del panorama gastronómico habitual de la ciudad, poco dado a los preliminares, una costumbre que, sin embargo, empieza a arraigar entre la población y visitantes. De jueves a domingo, a partir de las 12.00 horas y hasta las dos de la tarde, para dar paso al servicio de cocina habitual, la barra del Picú se convierte en la tradicional barra de bar madrileña o andaluza, donde se puede tomar un buen fino y aperitivos como anchoas, camarón, caracoles… todo para chuparse los dedos.

Obviamente, hay quien se reengancha y tras el aperitivo, se pasa a la mesa a degustar alguna de las delicias propuestas por la carta de esta arrocería que fue, en sus inicios, la única que existía en la capital. Hoy en día, al frente de los fogones está el hijo de David, Borja Amador, un apasionado de la cocina que sigue conservando la filosofía de tratar las materias primas con el máximo respeto. El restaurante El Picú usa para sus arroces exclusivamente arroz ecológico bomba de Calasparra, un cultivo que se inició en la localidad murciana hace más de 500 años, con semillas tradicionales que le han valido una Denominación de Origen (DO), y que hoy en día supone el principal motor de empleo de la zona, produciendo unos cuatro millones de kilos de arroz de primera calidad.

Pare de leer aquí, si tiene el estómago vacío, porque lo que viene seguro que le va a provocar una hiperproducción de jugos gástricos. Entre los arroces que ofrece El Picú podemos destacar el de carrillera y alcachofa, el de presa ibérica a la manzana, el negro mediterráneo, el de la huerta, el de magret de pato, el marinero con pulpo, arroz de vieiras y langostinos, el seyoret o el clásico valenciano. Si usted es más de caldo, póngase la servilleta en la pechera porque puede disfrutar de un arroz caldoso de bogavante o un meloso de pulpo.

Amador y su socia, Loli Déniz, han incorporado a su oferta gastronómica habitual los tardeos El Día

Si no tuvo ocasión de estar en la hora del aperitivo, no deje de probar previamente el queso de Zamora al ajo negro, el ceviche de cherne o las coquinas en salsa marinera. Si el cuerpo le pide hierro y se le ha puesto carnívoro, no deje de probar el steack tartar. O mejor, échele un vistazo a la lista de entrantes porque le va ser complicado elegir.

Y, para terminar, siempre hay que dejar un hueco para los postres caseros, delicados y en su punto como la milhoja o el sorbete de limón, o la recién incorporada torrija de pan brioche que se sirve con helado italiano de vainilla.

Ya lo sabe, si quiere un ambiente luminoso y distendido donde compartir con familia o amigos, una buena opción es El Picú, en Imeldo Serís, 106, con la parada del tranvía y un parking justo a la puerta. Las reservas telefónicas al número 922025535 de jueves a lunes de 12:00 a 18:00 horas.