Uno de los puntos fuertes de la gastronomía chicharrera es la cultura del bocadillo. En ese arte, pocos tienen más fama que el bar charcutería La Garriga y su clásico de tortilla. El principal secreto: mantener los ingredientes y la calidad de la receta original que comenzó a venderse en 1953, año en el que se abrió el local. En la primera jornada del IX Salón Gastronómico de Canarias, el alma máter de la actual Garriga, Francisco García, desveló la fórmula magistral de sus populares creaciones en un showcooking en el stand de Degusta Santa Cruz.

Francisco describe a La Garriga como una pequeña familia que se ha convertido en un símbolo de Canarias. La sencillez y la buena armonía entre ingredientes del bocadillo de tortilla, que aunque no sea la única opción del local es la imprescindible, lo sitúan como uno de los mejores valorados del Archipiélago. Surgió como una idea para evitar desperdiciar las sobras de chacina de la charcutería que, ya por ese entonces, funcionaba muy bien.

Su principal secreto es la calidad de la materia prima: huevos de fincas en La Orotava y Guamasa y embutidos de Salamanca, tanto jamón cocido, como ibérico. La chacina se fríe mientras se baten los huevos y así se prepara la tortilla en su punto, ni muy seca, ni muy jugosa. Luego, la cortan a la mitad, la meten entre panes y se vende en su emblemática bolsa. No hay salsas, ni diferentes tipos de panes, tampoco se calienta el pan porque los bocadillos están en bandejas que mantienen el calor. "Lo que hay es lo que se ve. Hay gente que pide extras como queso manchego o que quiere pasarlo por la plancha, ahí ya es cuestión de gustos", apunta García.

En el local y para llevar

Pese a que hace unos años cambiaron de local, en la misma calle pero diferente número, para tener más espacio y poder atender a más personas, cada vez hay más gente que pide los bocadillos para llevar. La reciente irrupción de las apps de comida a domicilio es una de las principales causas, según su dueño. Para quienes disfrutan del bocadillo en casa, sí recomienda pasarlo por la plancha. "Aunque es una tortilla muy agradecida, que pierde muy poco con el paso de las horas", explica. No obstante, las festividades marcadas en el calendario de cualquier santacrucero son una oportunidad perfecta para acercarse a degustar las creaciones de La Garriga. García revela que ha llegado a vender cuatro mil bocadillos en la víspera del Día de Reyes. El maridaje perfecto para un canario, confiesan entre el público, un Clipper de fresa.

Desveló que cada día usan alrededor de mil huevos. Entonces, al público le entró la curiosidad de conocer cuántos beneficios tiene una bar charcutería tan emblemático. Francisco, efectivamente, confirmó que las ganancias son altas, al igual que los costes cuando se ofrece un producto de calidad.

Origen e historia

La Garriga abrió sus puertas en 1953. Su fundador, ahora fallecido, consiguió dotar al local de cierta popularidad. Tanto él como los posteriores dueños han sabido mantener su esencia y han respetado las recetas originales hasta la actualidad. No tienen redes sociales, solo Facebook para cuestiones informativas. Todo mantiene su vieja esencia. Francisco García lleva dos años al frente del establecimiento y catorce trabajando indirectamente con ellos. Asegura que "es un negocio muy bonito de llevar, la gente es muy agradecida y se siente mucho ese cariño".

Conocidos los entresijos de la cocina de La Garriga, el público pudo degustar en la primera actividad de Degusta Santa Cruz los auténticos bocadillos. Al menos tres personas entre los presentes no habían tenido la oportunidad hasta ahora.