Sombra Efímera II no sigue una estructura narrativa ni una progresión lineal. Se construyen más bien a partir de una serie de episodios. Múltiples acciones escénicas simultáneas, imágenes impactantes con la que nos adentramos en un nuevo territorio a explorar donde dejamos atrás el miedo; para dar paso a las formas, la luz, el sonido, siempre desde nuestra raíz, el flamenco,que es nuestra forma de expresión por naturaleza. Con la pieza hemos querido segmentar diferentes capas de colores con los que desarrollamos el espacio visual, comenzando con un impoluto blanco que transmite pureza, coetaneidad, juventud; evocamos al pasado, los miedos, el caos, el desorden con la ruptura del suelo y las manchas del carbón vegetal. La obra nace al comenzar la escena, con la que Eduardo Guerrero y sus manos cargadas de carbón rompen la liturgia para dejarse llevar por la caída, el sino para dibujar con sus pies, que, aun teniendo un esquema, la propia pintura es la que dispone sobre el impoluto lienzo. Destrozar y rasgar en cada taconeo el papel, manchar, trazar y teñir es un símil con la vida que estamos llevando, poco a poco estamos acabando con el Mundo como le ocurre al papel del suelo en cada representación. El peso emocional recae sobre el telón, la importancia del donativo que se hizo a la Organización Mensajeros de la Paz provoca en los integrantes una energía diferente al crecer este en el transcurso de la obra, el poder dar una segunda vida a esas prendas crea diferentes vertientes de pensamiento que generan un matiz en el espectador trabajando sobre temas predilectos como las relaciones entre el individuo y el grupo, el amor y la muerte. Conforme transcurre la obra, una montaña de arena olvidada cobra protagonismo, con este elemento queremos transmitir el papel fundamental de la posesión, la conquista, la unión del hombre con la tierra; al fin y al cabo, todo nace de ella y a lo largo de la historia el hombre en su final, vuelve a ella. Para nosotros la imagen por excelencia es la subida y coronación de la montaña a manos de una mujer; es la ruptura de los cánones establecidos, no prima la imagen del hombre frente a ella; al igual que La Libertad guiando al pueblo (Delacroix), esta es conquistadora de la tierra y ella clava su bandera evocando la igualdad en la parte más alta del escenario.