Nuevo documental de la directora tinerfeña Beatriz Rodríguez, Isla flotante (2022). Este filme, que cuenta con la participación de María Inmaculada Vera, Juani Hernández, Manuel Castañeda Wowo, Laura Marrero, Cristina Hernández, Carmen Macías y Raquel Jara, invita al espectador a descubrir el proceso de transformación de un grupo de personas y colectivos de distintas realidades a través de un proceso creativo con un resultado final: el espectáculo de danza.

La entrada para ver este trabajo, producido por Ikarus Films en colaboración con el Cabildo de Tenerife, es gratuita pero con reserva previa. Las personas interesadas en asistir a esta proyección deberán solicitar su plaza enviando un correo a actividades@teatenerife.es indicando su nombre, un número de teléfono de contacto y su número de DNI.

Los asistentes deben llegar con al menos 15 minutos de antelación para poder acomodarlos sin riesgos en sus asientos y hacer uso de mascarillas durante toda la proyección. Para poder cumplir con las medidas de seguridad adoptadas, se recuerda al público que no podrá acceder a la sala una vez comenzada la película.

Macu, Juani y Manuel pertenecen a tres realidades muy distintas, sin embargo, descubren en un taller de danza Danza en comunidad (un proyecto de Auditorio de Tenerife), que lejos de separarles, sus diferencias les unen. En cada una de las piezas-coreografías propuestas, los tres participantes y sus compañeros de taller se transforman y entusiasman, cada encuentro es un viaje poético a través del movimiento en el que comparten no solo el proceso creativo y la actuación, sino también, la búsqueda de respuestas a diferentes emociones, entornos, estados de ánimo o cuestiones existenciales.

A medida que van surgiendo nuevos ensayos, crece la predisposición a la hora de trabajar, de superar y transformar aquello que les preocupa, de combatir estereotipos, prejuicios o roles. En este territorio común, en esta Isla Flotante, es posible comunicar cualquier emoción, ya sea tristeza, enfado, miedo o alegría, la danza se convierte en un lenguaje con vocabulario corporal, que les permite expresar sus realidades al resto de la humanidad.