A veces las cosas ocurren para que pasen otras. Podemos esperar que los planes se cumplan y que los tiempos vayan a su ritmo, pero cuando las interferencias ocupan el lugar de tus objetivos y te das cuenta de que el objetivo es esa misma interferencia, es el momento de jugar al juego que marca el universo. Ser un todo con él y sucumbir, no jugando a ganar, sino participando y disfrutando de la partida.

Diego sabe de juegos. Su madurez no le impide cultivar una constante adolescencia creativa, más bien todo lo contrario. Consciente de su don, vuelve a llevarnos a los columpios que habitan en su casa, su Saraswati Lounge, en el que ha materializado este 'Paisajes Confinados', disco instrumental, compuesto entre Marzo y Mayo de 2020. Si han vivido en el planeta Tierra durante esos meses ya habrán sacado conclusiones.

Diego juega entre paisajes fríamente urbanos, como 'Videollamada' y 'Cuatro Paredes' que evocan experiencias bucólicas y momentos de encierro que buscan libertad, y lo hace en 'Imaginado', Laurisilva', 'Sobremesa', 'Globalización', con su talento reconvertido en fiel retratista de lo cotidiano: 'Mesilla de noche', 'Amanecer', 'Hill Crest'. Son sus propios paisajes de polaroid musical, a veces tan viscerales como 'Digital Noise' o 'Sobrecarga del sistema'.

Fotografías sonoras que si no estuvieran registradas en este disco habrían muerto solas, pero quizá de felicidad, como en 'Fúnebre' o en 'Paseo Infantil'.