Dos personajes se mueven en un espacio reducido. Uno invade el espacio que el otro debe vigilar y el dominio, el poder, la dependencia aparecen de manera brusca en el escenario. Dominador y dominado, vigilante y vigilado deben cumplir con su función de manera diligente porque si no serán castigados y sufrirán las consecuencias. Cada personaje debe averiguar quién es el otro y la realidad se nos muestra viva en el escenario.

La trama es sencilla: aparece un Hombre Gris, con una maleta vieja, mira a los lados y ve que no hay nadie. Se sienta en un banco y empieza a leer el periódico. Por la parte contraria entra un vigilante de seguridad. Así empieza el juego: nadie puede sentarse en ese banco; el Hombre Gris ha infringido las normas.