"Agarrando la muerte con las manos" es la propuesta del Excmo. Ayuntamiento de Güímar para celebrar la noche de finados en el Espacio Cultural Los Ángeles.

Juan Carlos Tacoronte propone una velada donde la protagonista de la noche es la muerte pero también la vida. Un puñado de cuentos donde los personajes que los habitan, saben morirse de memoria, algunos en su hora postrera se ríen, porque los familiares difuntos se ponen hacer jerigonzas al pie de su lecho de muerte. Al fin y al cabo no dejamos de contar la vida que sucede porque todas las vidas merecen ser contadas.

Recordar a los fallecidos se convertía en una fiesta en la víspera del Día de Difuntos o Finados. Se enramaban las tumbas con flores y loas a los que ya no están, salían a la calle los Ranchos o Cofradías de Ánimas en busca de limosna, y las familias y vecinos se reunían para contar historias de finados. Las castañas, las nueces, las almendras e higos, el vino dulce, el anís o el ron miel… acompañaban la velada en la que la pena y la nostalgia se sobrellevaba con ayuda de guitarras, bandolas, panderetas, castañuelas, sonajillas y triángulos.

La costumbre de conmemorar a los muertos, sin embargo, tiene matices según las islas y sus zonas. El Pan por Dios que gritaban los más pequeños con sus cestas en la mano, de puerta en puerta, en Garachico, Buenavista o Santiago del Teide; los Santitos, en época más reciente, en San Juan de la Rambla… y, así, en otros tantos lugares de las islas.