Toscal Longuera, el barrio costero de Los Realejos, vive entre el pasado, vinculado a la ruinosa Hacienda de La Gorvorana y la fallida vocación turística, y el futuro de un núcleo de población con más de 6.200 habitantes, importantes infraestructuras y una destacada actividad comercial.

Este populoso barrio supera en población a muchos municipios del Norte: El Tanque (2.775), Buenavista (4.884), Los Silos (4.727), Garachico (5.169), S. J. de la Rambla (5.053) o La Guancha (5.448). Cuenta con numerosos servicios y un importante tejido comercial. Dispone de colegio, consultorio médico, cripta, farmacias, guardería, plazas, polideportivo, campo de fútbol, estadio olímpico, gasolinera, hoteles, supermercados, bares, comercios, centro ocupacional, unidad de trabajo social, transporte público y parroquia.

Cientos de niños acuden a entrenar a la Escuela de Fútbol de la UD Longuera Toscal, de donde han salido jugadores como Ricardo León (CD Tenerife) o Mario Álvarez Abrante (jugador del Real Zaragoza y ex de FC Barcelona, Atlético de Madrid o Betis).

Desde hace seis años, los colectivos de este barrio se reúnen en torno a la Mesa de Trabajo Comunitario, donde exponen las necesidades de Toscal Longuera. Entre las demandas más reiteradas: la recuperación de La Hacienda y la Casona de La Gorvorana, que es de propiedad municipal y está en ruinas; la rehabilitación del espacio público de El Bosquito, también abandonado; la mejora del polideportivo, que no está a la altura del resto de instalaciones; una oficina descentralizada del ayuntamiento, que evite a los vecinos tener que acercarse a San Agustín o al consistorio, y la mejora del asfaltado, las aceras y el alumbrado de varias vías, en especial en Los Potreros y La Romántica.

La mejora de la carretera del Castillo, el alumbrado de la vía de El Burgado, la construcción de un "skate park", una sala de estudio y un nuevo centro de salud, para el que existe un proyecto que está paralizado, son otras demandas vecinales.