Investigadores del grupo de Botánica Marina (BotMar) de la Universidad de La Laguna (ULL) desarrollan un estudio sobre la repoblación de especies animales y vegetales en las fajanas generadas por las coladas del volcán de Tajogaite, descubriendo un nuevo ecosistema. Nueve días después de comenzar la erupción volcánica, la lava llegó a la costa, destruyó litoral y cambió condiciones de habitabilidad del entorno. En sus 85 días, el volcán formó dos fajanas que suman 48 hectáreas en superficie y otras 21 bajo el mar.
Esa lava sepultó plataformas rocosas con interesantes comunidades marinas. A los 50 días del cese de la erupción empezó este estudio sobre la colonización de tales deltas lávicos, que alternan costas rocosas y playas. La investigación detectó que el proceso de colonización marina se produce con mucha rapidez, aun cuando las coladas continúan desgasificando, generando nuevos hábitats intermareales y fondos rocosos «que presentan una mayor complejidad ambiental que en el pasado, lo que favorecerá el incremento de la biodiversidad marina», apuntan los científicos.
Entre sus descubrimientos está la presencia de una comunidad de especies colonizadoras que se estableció en los sustratos rocosos vírgenes. Algas cespitosas (de múltiples tallos aéreos cortos) y costrosas (tipo coral) tapizan ya los sustratos más estables, construyendo un nuevo recurso para peces e invertebrados. Los científicos prevén la llegada futura de nuevas especies que, poco a poco, irán constituyendo las comunidades finales de la sucesión.
Tras el cese de la emisión de magma y el enfriamiento de las coladas, la vida surge rápidamente en los ambientes intermareales y sublitorales de las fajanas, algo que ahora los investigadores del grupo BotMar de la Universidad de La Laguna, desplazados a la Isla, constatan con los primeros muestreos de un estudio a largo plazo.
Más vida en la más joven
La rapidez de la evolución de las comunidades marinas establece claras diferencias en la fajana. Las coladas situadas al Norte, con unas semanas de más antiguas que las situadas al Sur, presentan una mayor riqueza y abundancia de los diferentes grupos de organismos marinos, macroalgas, invertebrados y peces.
Bajo las lavas quedaron sepultadas poblaciones dominadas por macroalgas, entre ellas algunas de especies tan valiosas como Gelidium arbuscula, de color rojo y amenazada y protegida, cuyas poblaciones descubrieron los investigadores en la ya desaparecida (junio de 2021) playa de Los Guirres. Sin embargo, los investigadores recalcan que no todo es negativo, ya que los nuevos fondos rocosos y hábitats intermareales presentan una mayor complejidad ambiental, lo que favorecerá el futuro incremento de la biodiversidad en esta zona de la Isla.
Además, las investigaciones apuntan a una diferente evolución de las comunidades de organismos, reflejo de su particular capacidad de dispersión, estrategia de reproducción y el ciclo de vida de las especies.
Peces e invertebrados
Los peces, por ejemplo, ya son abundantes en las fajanas, con la rápida llegada de adultos de otras zonas próximas no impactadas por el volcán. En el caso de los invertebrados, el proceso de colonización se percibe más lento porque será fundamentalmente vía aporte larvario. De hecho, en el intermareal de los deltas no se observó la presencia de ninguna especie de macro invertebrado, mientras que en el sublitoral se han establecido pocas especies, hasta el momento. La más abundante es la araña (Percon gibbesi). Solo adultos de especies como el pulpo o el choco han colonizado los arrecifes submarinos.
Los estudios generan información y datos que apoyan la toma de decisiones y la gestión de recursos
Pero los cambios más notables han tenido lugar en las comunidades de macroalgas. De momento, una comunidad de especies primo colonizadoras se ha establecido tanto en el intermareal como en el sublitoral. Se trata de organismos «especializados» en ocupar rápidamente los sustratos libres, especies de larga dispersión de sus propágulos y capaces de generar varias generaciones en un corto espacio de tiempo. Los científicos esperan la llegada paulatina a la zona de especies más tardías que constituirán las comunidades finales en la sucesión, probablemente similares a las que ahora existen en otras localidades rocosas de la isla de La Palma.
Los investigadores se muestran muy interesados en conocer estos procesos fundacionales de las comunidades de macroalgas, tanto en términos de diversidad y estructura de las comunidades como en la estructura genética de las poblaciones, para lo que se ha diseñado un programa periódico de muestreos en la zona.
Cierta inestabilidad
De la misma manera, no encontraron anomalías de temperatura y pH del agua en las localidades estudiadas, pero sí observaron que buena parte del frente de los deltas lávicos está aún constituido por material rocoso poco consistente, vulnerable a los procesos de erosión marina, por lo que consideran previsible una remodelación de estos ambientes rocosos en los próximos años.
Los primeros informes apuntan a que para el desarrollo de esta actividad está siendo importante la cesión de datos previos a la erupción del volcán por parte de la Reserva Mundial de la Biosfera en cuestiones como la biodiversidad y la estructura de las comunidades marinas de la zona, claves para valorar con precisión el verdadero impacto de la erupción en estos ambientes marinos y la trayectoria futura de las comunidades.
Por otro lado, la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) presta servicio logístico y operativo para el desarrollo de las actividades de investigación que lleva a cabo este equipo. Según los investigadores del grupo Botánica Marina (BotMar), «este tipo de estudios son fundamentales para generar información y datos que apoyen la toma de decisiones y gestión de los recursos afectados por el volcán».
