ERUPCIÓN EN LA PALMA
El viñedo palmero padece un estrés hídrico del que ya estaba ‘tocado’
La vendimia de 2020 estuvo marcada por la ausencia de lluvias y por un año cálido

Viñedos afectados por la ceniza. / E. D.

La campaña de 2020 estuvo marcada por la ausencia de lluvias y por ser un año muy cálido, con temperaturas muy elevadas en los meses de febrero y marzo, y casi nulas precipitaciones, además de una primavera muy cálida y seca, con episodios de calima y ola de calor a mitad de agosto, a lo que se sumó el incendio que se declaró en la Villa de Garafía, que afectó a una zona muy amplia de cultivo de viñedo. Aunque el fuego no llegó a quemar los viñedos, lo cierto es que las altas temperaturas provocaron la deshidratación de racimos, precisamente cuando les faltaban algo más de dos semanas para madurar. A estos daños hubo que añadir los efectos producidos por el agua salada vertida por los hidroaviones, en las tareas de extinción del incendio, sobre los cultivos. Todo ello se dejó sentir en una merma bastante importante de las producciones de uva de aquel año.
En el viñedo de secano, ubicado en la vertiente oeste de la isla, es decir, desde Fuencaliente hasta Tijarafe, las parras se estaban literalmente «muriendo por la falta de lluvia». También se observó entonces cómo el viñedo que se alimenta de sistemas de riego de apoyo sufría los daños de la sequía, pero en menor medida.
La vendimia de aquel 2020 dio comienzo el 1 de agosto en las cotas bajas de la subzona Hoyo de Mazo, para ir escalando paulatinamente en altura a lo largo de todo este tiempo y concluir la recolección el 2 de octubre en la parte alta de la subzona Norte de La Palma.

@IGME1849
Pero habría que remontarse hasta el año 2007 para recordar una vendimia con tan baja producción en la isla, recolectándose en esa campaña alrededor de unos 563.000 kilos aproximadamente. Con estos números, la cosecha 2020 figura como la peor desde que se tienen registros en el Consejo Regulador de la D.O.P. vinos La Palma, quedándose muy por debajo de la media insular que se sitúa en 1.058.650 kg, desde que existen listados oficiales.
Precisamente, un mes antes de que se produjera la erupción del volcán en la zona de Cumbre Vieja, el pasado 18 de septiembre, las explotaciones se vieron afectadas por una ola de calor que mermó considerablemente su producción, y desde la D.O. ya se demandaba un sistema de riego alternativo para paliar los problemas de la falta de agua. Ahora habrá que valorar los efectos que la erupción volcánica puede provocar en la producción vitivinícola de la Isla.
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