Bomberos de cinco de las ocho islas participan como si fueran un único cuerpo en la emergencia de La Palma. Entre sus funciones: el rescate de personas y animales, asegurar las viviendas que pueden colapsar por la acumulación de ceniza o la medición de gases. El operativo está siendo un «éxito».
Nunca pensaron que un volcán, ese fenómeno que se ha encargado de formar durante millones de año la orografía del Archipiélago, les hiciera unirse en un solo cuerpo. Son los bomberos de Tenerife, La Palma, Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria (formados por el Consorcio, Las Palmas de Gran Canaria y San Bartolomé de Tirajana), que desde hace ya 16 días trabajan coordinados ante una compleja emergencia que les ha hecho diversificar sus funciones.
Fran Torres, jefe del Servicio de Bomberos de Fuerteventura y quien durante la pasada semana coordinó a todos los cuerpos, explica los numerosos servicios a los que se enfrentan cada día, que van desde apagar fuegos originados en los invernaderos por la caída de piroclastos hasta el rescate de animales con el asesoramiento del veterinario Pascual Calabuig. Aunque no son los únicos. Torres empieza a relatar los servicios realizados durante las dos últimas semanas, como la evacuación de un científico que tuvo una caída en Puerto Naos cuando la lava estaba cerca del mar. O la valoración de edificios para conocer el estado de su estructura debido a la gran cantidad de material volcánico que había acumulada en sus techos y el riesgo que esto podía suponer para un posible derrumbe. En este sentido, también se han encargado de retirar las capas de picón que ya estaban asentadas en los techos de estas viviendas. Uno de los últimos servicios ha sido supervisar la retirada de 30.000 litros de combustibles que había almacenados en la gasolinera Disa del barrio de La Laguna ante la proximidad de la colada. Y entre sus funciones también se encuentra la medición de gases en las proximidades de la lava que fluye con dirección al mar.
«El volcán es el que te manda y te marca la tarea», apunta Fran Torres, jefe del cuerpo majorero
Torres declara que existe «bastante colaboración» por parte de todos los integrantes de este cuerpo único de bomberos de Canarias que actúa ante una emergencia que difiere mucho de las que se enfrentan a diario. El jefe majorero señala que si bien en otros grandes servicios como incendios forestales o fenómenos meteorológicos adversos se pueden «marcar unos objetivos», como intentar defender una zona determinada o evitar los efectos de lluvias torrenciales, en este caso «el volcán es el que te manda y te marca cada día la tarea» sin tener definido cuándo acabará la emergencia.
Esto obliga a realizar rotaciones cada cuatro o cinco días entre los diferentes cuerpos. Así, si la semana pasada estuvieron presentes miembros de Las Palmas de Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote, que apoyaron a los de La Palma, Gran Canaria y Tenerife que ya estaban en la brecha; esta semana se han incorporado componentes de San Bartolomé de Tirajana. «Es un fenómeno impactante a nivel humano», asegura Julio Umpiérrez, oficial de este último cuerpo que el pasado lunes se unió al operativo. “Hay compañeros que lo han pasado mal, con lágrimas, porque el impacto emocional es muy importante”, añade. “Las rotaciones son muy necesarias”, incide Torres, que destaca que los bomberos viven “una situación de estrés permanente”, tanto física como psicológicamente.
El desgaste físico y emocional de los profesionales obliga a realizar rotaciones cada cinco días
Es por ello por lo que los dos cuerpos más grandes del Archipiélago (los consorcios de Gran Canaria y Tenerife) son los que más medios aportan. En el caso de los tinerfeños, en la actualidad se encargan de vigilar el flanco sur de la lava. Además, tienen la encomienda de cubrir cualquier servicio de emergencias que haya en el sur de la Isla al estar todos los componentes de La Palma en la atención al volcán.
La experiencia de unir a todos los cuerpos en uno solo está siendo para Umpiérrez un «éxito». «La suma de todos es lo que nos hace más fuerte y podamos sostener esta emergencia durante más tiempo», sentencia.
Rescate de un científico
Los bomberos del Consorcio de Gran Canaria tuvieron que localizar y después evacuar a un científico suizo que la noche del pasado domingo se introdujo en una zona prohibida muy cercana a la boca del volcán para tomar fotografías pese a la gran cantidad de cenizas y piroclastos que caían desde el cielo. El aviso se dio desde el Puesto de Mando Avanzado (PMA) al detectar que uno de los profesionales acreditados para pasar varios de los cordones de seguridad no había salido pese a que ya se había pasado la hora límite. La Guardia Civil y los bomberos comenzaron su búsqueda en una zona cercana a la colada norte. Un equipo formado por ocho personas hallaron en un primer momento el vehículo de alquiler, que permitió reducir el radio de búsqueda. Poco después, en plena noche y cuando estaban a punto de dar por finalizada la búsqueda, localizaron al investigador que estaba en una zona donde era difícil ubicarle. Tras informarle de lo ocurrido, el especialista en volcanes indicó que tenía conocimiento de cómo evolucionaba el volcán de Cumbre Vieja, que sabía lo que estaba haciendo y que únicamente se despistó, según indicaron fuentes de los servicios de emergencia. Los bomberos del Consorcio de Gran Canaria sacaron al hombre de la zona, donde en esos momentos caían desde el volcán numeroso material eruptivo. A lo largo de la jornada del lunes, los equipos de emergencia también tuvieron que evacuar a otros dos científicos que no tenían cascos. El jefe del Servicio de Bomberos de la isla de Fuerteventura, Fran Torres, indicó que durante la emergencia también están trabajando para garantizar la seguridad de los científicos que tienen que recoger muestras y datos cerca de la lava del volcán.
