La colada que en la noche de este martes alcanzó el mar en La Palma ya ha formado un delta de lava que "poco a poco va ganando terreno al mar", según ha explicado este miércoles el Instituto Español de Oceanografía. A primera hora de la tarde tenía, aproximadamente, medio kilómetro de ancho mientras que el océano a su alrededor ha cambiado de color por los efectos del material volcánico.

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Se forma un delta con la lava del Tajogaite que cae al mar Kike Rincón

Los deltas de lava se conforman con la solidificación de la lava al contacto con el agua. Se enfría y rompe de manera que los fragmentos se van depositando sobre el lecho marino y forman una superficie no uniforme. Hasta el momento no se conoce una estimación del tamaño que ya ha alcanzado.

El proceso continuará mientras el flujo de lava se mantenga, por lo que irá creciendo, rellenando zonas anexas e incluso colapsando algunas ya formadas en otras. Durante la mañana de hoy, una de las embarcaciones de Salvamento Marítimo de la Guardia Civil ha navegado por la zona dentro de sus labores de vigilancia y ha captado cómo el magma sigue depositándose sobre el océano.

Las primeras coladas contactaron con el océano a las once de la noche tras de un vertiginoso descenso en dirección a la costa de Tazacorte que acabó al norte de Los Guirres, concretamente, en la Playa del Perdido. El punto de encuentro entre el fuego y el salitre se produjo a unos dos kilómetros de la zona en la que estaban confinadas tres centenares de personas de San Borondón, Marina Alta, Marina Baja y La Condesa. Juan Miguel Rodríguez, alcalde del municipio bagañete, ratificó la fusión entre tierra y mar y, sobre todo, que los vecinos «estaban bien».

El material magmático cayó al mar desde el borde de un acantilado de cien metros de altura. La oscuridad impidió observar el instante en el que se formaron unas columnas de vapor –de una alta toxicidad cuando entran en contacto con ojos y piel– que si fueron registradas por los científicos del oceanográfico Ramón Margalef: el Instituto Español de Oceanografía emitió un primer comunicado en el que ya apuntaba que las coladas habían generado un depósito en el fondo marino de una altura superior a los 50 metros.